Capítulo 28: ¿Vas a luchar o a huir?

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-- Pero mira lo lindo que me veo ahí, tan joven y lleno de sueños -- murmura apoyando su mentón contra su puño -- que buenos tiempos.

Charlotte hace una mueca.

-- Hablas como si fueras un anciano -- -- hace una pausa y observa los papeles -- ¿De verdad no te preocupa que tengan esta información sobre ti?

-- No -- hace un gesto de despreocupación con la mano -- Cuando vives de matar personas, das por hecho de que tendrás mala fama y todos van a querer matarte.

La muchacha vuelve a mirar la hoja de papel entre sus manos, y su mirada decae por un instante.

-- Ya veo -- murmura por lo bajo -- entonces ¿Qué hacemos ahora?

-- ¿Ah? ¿A qué viene eso? Se supone que eres tú la piensa, ese es tu trabajo, yo me encargo de la otra parte que no tiene que pensar. Creí que lo tenías claro.

-- ¿Pero qué haremos con lo que dijo Ángela?

-- ¿Quién?

-- La maestra de este piso -- le responde con extrañeza -- ya sabes, la chica que vimos antes.

-- ¡Ah! La mocosa rara esa, soy malo recordando los nombres.

-- Eso explica porque nunca me llamas por mi nombre.

-- No, en tu caso es porque tienes nombre de helado y hace que me de hambre.

-- Gracias, ahora me hiciste ser consciente de eso.

-- ¿Sabes otra cosa? Tu cerebro es el único órgano que sabe que es un órgano.

-- Genial, ahora ya no podré sacar eso de mi mente.

-- De nada.

La joven deja el papel sobre la mesa y se dirige hacia Elías, para sentarse a su lado.

Aquella era la última habitación que debían pasar antes de encontrar la salida, pero también era donde debían decidir quién de los dos seguiría avanzando, pero ninguno daba señales de querer tocar el tema, solo se encontraban allí, ambos en completo silencio en una habitación que ahora parecía ser demasiado grande. Donde las puertas estaban cerradas y era imposible volver a abrirlas, la única salida que tenían, era la puerta que llevaba hacia el elevador, y Ángela había sido muy clara con sus palabras, incluso si ellos no hacían nada, sería la propia maestra de piso quien tomaría la decisión por ellos, y todo apuntaba a que solo uno podría seguir adelante, solo uno podría seguir luchando por poder escapar de ese infierno, y la pregunta era ¿Quién? ¿Quién de los dos tendría más posibilidades de seguir adelante? Aún restaban otros cinco pisos para poder encontrar alguna salida, y no tenían manera de saber que les deparaba en las otras plantas.

Esto era un callejón sin salida.

Charlotte abrazo su bolso contra su pecho y hundió su cara en él. Se sentía cansada y abrumada, en un nivel que no creía posible. Solo quería cerrar los ojos y cuando los volviera a abrir, no se encontrara en este lugar. Ni en sus peores pesadillas pensó que alguna vez pudiese parar en un sitio como este, un lugar que solo los había oído nombrar en historias de terror de internet, pero que jamás creyó que pudiesen existir realmente. Siempre había sido tan cuidadosa con todo lo que hacía, con sus amigos, horarios, lugares a lo que iba. Charlotte siempre fue el clásico ejemplo de hijo y estudiante ejemplar, con un comportamiento impecable y nada que indicara algún problema grave. Ya que luego de atentar contra su propia vida, todas sus terapias habían sido exitosas y no hubo ningún tipo de reincidencia al respecto, ella ya estaba "curada". Se le hacía muy difícil entender cómo fue que todo la había llevado a esto. Pero todo parecía ser la mala suerte de estar en el momento y lugar equivocados.

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