Capítulo 18: Las reglas son para romperse

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-De bes de estar bromeando - murmura Elías mirando a la pareja que se encontraba apartada del resto - voy a dispararles.

-Si haces eso lo más probable es que Alicia se moleste.

-Y eso debería de importarme ¿Por qué?

Charlotte deja salir escapar un suspiro.

-Puede que decida no dejarnos salir, supuestamente debería haber una forma de llegar al primer piso y salir del edificio - hace una pausa y mira al techo que muestra un falso paisaje nocturno - pero no estoy tan segura de cuan posible sea eso.

-No das ninguna confianza.

-Si encontraras a alguien que realmente quisieras matar ¿lo dejaría ir?

-Vale, ya lo entendí - hace una mueca - ¿entonces qué hacemos con ellos?

Aquella era una buena pregunta, pero la respuesta parecía ser difusa, un mal movimiento de ambos y sus posibilidades de poder escapar se verían aún más escasas, ya que cada vez los pisos aumentaban su dificultad para pasar por ellos, sobre todo aquellos donde un maestro se encontraba a cargo, quienes modificaban sus reglas a su propio beneficio, como lo hizo Cathleya, Max y ahora Alicia, a ninguno de ellos le interesaba la recompensa simplemente querían asesinar con sus propios métodos a las presas que corrían libre por el edificio, aquellas que tenían la facultad de ir y venir a su antojo, a diferencia de los mismos maestros que se encontraban confinados a su propio y piso y tenían estrictamente prohibido abandonarlo sin autorización, es por eso que cada uno tenía una clave especial, una que conectaba a su respectivo piso con la planta baja, por lo que no podían saber qué clase de lugar había exactamente en cada planta. Todo era un plan específicamente elaborado por los responsables de aquellos que estaban detrás de todo esto, aquellos que se hacían llamar los ojos e irónicamente, nunca se dejaban ver.
Pero ahora tenían otro problema, algo mas importante en que concentrarse, ya que como lo había pedido Alicia, los jóvenes se la había pasado recorriendo el lugar en búsqueda de los dichos premios que ella quería, participando en desagradables y grotescos juegos en donde hubo que sacrificar a varia personas para cumplir su cometido, la cantidad de sangre que había derramado hasta el momento era ya incalculable, pero era la única manera que tenían de poder salir, juntar los cuatro premios dorados de los cuales tenían tres en su posición, un oso de felpa, un anillo y una gorra de béisbol que Elías llevaba en la cabeza, pero la encrucijada era hacia el ultimo objeto de la lista, uno que jamás pudieron encontrar o más bien no lo pudieron ganar y no porque Elías no hubiese tenido la habilidad suficiente, era por el simple hecho de que alguien más ya lo tenía en su posición y esa persona era la pequeña chica de largo cabello rosa que acompañaba al musculoso tipo de tatuajes en los brazos.
La muchacha de ojos azules estrecha la mirada un instante.

-Elías, en una pelea entre tú y ese tipo ¿Quién ganaría?

-¿A qué viene esa tontería?

-Solo responde.

-¡No me des ordenes, mocosa! - gruñe molesto - pero de seguro ganaría yo.

-¿En serio?

-Por supuesto ¿Qué razón tendría para mentirte?

Charlotte lo queda mirando por un momento, pensando en aquella respuesta que había sonado totalmente sincera, lo que hizo que un amargo sentimiento se despertara en su estómago cuando un ligero recuerdo cruza por su mente, pero que pasa tan rápido que apenas puede reconocer las imágenes, aun así, incluso sin saber del todo de que se trataba la molestia se volvía intensa, como una angustia de no haber hecho algo importante, o de que algo malo estuviese a punto de suceder.

-Ya veo - se limita a decir.

Luego de eso simplemente comienza a caminar.

-¿A dónde vas ahora? Creí que habías entendido eso de no hacer cosas estúpidas.

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