No podía ni imaginar a el señor acorralado con el cadaver de Alex dandoselo a un señor por un maletín lleno de dinero.
-Es una lástima que estés tan cerca de algo de tanto valor y aún así no poder tocarlo.
-Todos sabemos que no voy a poder asesinarte, pero hay muchos como yo que van a intentar hacer lo que hice yo y espero que lo logren. Te deseo la muerte Alexander, deseo que alguien te mate y que te descuartize en pedazos y se los lleven a las casas de todos tus familiares.-Dijo mirándo a Alex con cara de odio.
-Ese es mi discurso, eres un puto copión, soy un hombre de palabra y juré hacerte lo que acabas de decirme, y lo voy a hacer.
Acto seguido, Alex extendió el brazo y le puso la pistola en la cabeza.
-ESPERÁ, POR FAVOR, ¡TE LO VOY A DECIR!- Alex bajó el brazo lentamente y lo miró.
-Estoy esperando.
-Ok, esto es para vos-Metió su mano en el bolsillo y le dió un papel doblado, mientras Alex estaba abriendolo, el señor sacó un cuchillo de no sé donde y se abalanzó hacia Alex, y por puro reflejo Alex se tiró hacia atras callendose al suelo, los patovicas evitaron que lo lastimaran y devolvieron al señor a su lugar, el señor se movia tratando de safarse, Alex se levantó rápidamente y apunto su arma a la rodilla del señor dandole un balazo y haciendolo gritar con todas sus fuerzas, yo estaba shockeada, no sabia si irme o quedarme.
-¿Así que te crees vivo?- El señor gruñia del dolor y Alex le dio un balazo en la rodilla sana. El señor volvio a gritar y agonizar del dolor, lo maldijo a Alex con groserias y ese fué su discurso final. Alex apuntó a su cabeza y apretó el gatillo. No podía creer lo que veía, estaba tan asustada que temblaba del miedo, asustada de todo lo que había pasado, asustada de Alexander.
-¡Muy bien chicos! Ya saben que hacer con el cuerpo, luego me encargaré de su destino.
Alex se dió la vuelta para irse y me vió, yo lo miré a los ojos y le sostenía la mirada mientras me paraba de a poco, los patovicas ya habían sacado sus armas y estaban preparados para matarme a penas mueva un músculo de más.
Mi mente ya no controlaba mi cuerpo y me di la vuelta rápidamente para escapar pero choqué contra algo, o mejor dicho alguien, estaba asustada, miré a Alex que tenía un pañuelo negro en una mano y una botella en la otra, no le dí importancia, miré a los patovicas y luego miré al King Kong que estaba enfrente mio, creo que estaba en graves problemas. Volvió el condenado pañuelo negro en mi cara con ese extraño olor y la ya familiarizada inconciencia.
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No me olvides ♥
Teen FictionEstefania Castillo es una chica que ha llegado a Buenos Aires después de tres años que ha sucedido la peor tragedia de su vida, pero no está todo dicho aún, la suerte para ella no esta de su lado cuando sale de su apartamento a dar una vuelta, Estef...