Capitulo 4

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Murmullos, oscuridad, dolores y olores horrendos, a parte de la comida espantosa que me daban, a parte de que me faltaba un buen duchazo, mínimo llegué a acalambrarme unas 20 veces de estar sentada, y de baño solo tenia una olla, eso fue lo único que recibí en estos dos días, estaba cansada de todo esto, y muy asustada por pensar en mi futuro después de esta pesadilla, aunque quisiera pensar en que todo regresará a la normalidad, sé en cierta forma que no lo voy a pasar bien.

De nuevo los murmullos, escucho que abren la puerta, debe de ser la hora de la "comida"

-Hola niñita-  me dijo una voz que no conocía ¿eso es olor a alcohol?- Que linda te ves, eres hermosa, tengo tantas ganas de vos- De repente una mano me toca el hombro y baja hasta mi cintura- que lindo cuerpo que tienes-

Yo me movía para todos lados para que dejara de tocame ya que no podía hablar por una mordaza que me pusieron por culpa de mis insistentes preguntas.

-Quedate quieta- El señor me empezo a tocar otras partes, y yo estaba muy asuatada

-MMMMM MMM- no podia gritar, necesitaba que alguien me saque a este de encima, que dejara de tocarme.

-CALLATE PUTA, YO SE QUE TE GUSTA, YA LO VAS A SENTIR Y DE LO UNICO DE LO QUE TE VAS A QUEJAR ES DE QUERER QUE TE COJA MAS- Coja? ahhh cierto, estoy en Argentina, me empezo a subir la remera y yo trate de resistirme pero no se puede hacer nada cuando se esta atada y amordazada contra una silla, mis lagrimas caían como cascadas, no queria ser violada, no queria que me tocara, solo queria irme a mi casa y despertar de esta pesadilla.

-QUE ES LO QUE HACES?- escucho esa voz tan melodiosa que hace dos días no escucho, era él, Alex

-Que? para eso esta o no?- dijo el desconocido defendiendose.

-Vete inútil, apestas a alcohol, ve a bañarte y no quiero verte por el resto del día o te asesinare y tiraré tu cadaver al río y sabes que lo haré!

-Sí, señor- dijo el desconocido.

Sentí como mi respiración volvia a ser normal y como mi corazón se tranquilizaba de a poco. Alex me bajo la remera y me desató de la silla, nunca senti tanto alivio como ahora, me saco la venda de los ojos y otra vez me enceguesí, maldición hace cuanto no veía la luz, pero no solo veía la luz, sino que veía a mi heroe en frente mio liberandome de las cuerdas y de esta condenada mordaza.

-Estas bien? -me preguntó

-Emm.. ss..sí- estaba muy nerviosa de lo que había acabado de suceder.

-Tranquila, acompañame- y me tendió la mano, por supuesto que se la di, ya no queria estar aquí, pero al pararme mis piernas fallaron y caí de rodillas y con una mano apoyada en el suelo y otra agarrada en la de Alex. El me ayudó a levantarme, me alzó en sus brazos y cruzamos el umbral de ese condenado sitio, asi como lo hace una pareja de casados cuando cruzan el umbral de su futura casa.

Estaba tan sumida en mis pensamientos que de repente me estaba acostando en una cama como si fuese un bebé y luego se sentó en un la orilla de la cama.

-Amm... ahí tienes un baño y hay ropa en el ropero, elije lo que quieras y ni se te ocurra hacer algo fuera de lugar o me veras como soy realmente- dijo amenazante

-Okey- le conteste asustada, no queria acabar con su paciencia asi que solo acepte.

-Bien, ahora vuelvo, cuando termines acuestate y duerme- me miro con cara dudosa- Tienes hambre?

-Amm... no... creo- le dije imnotizada por sus ojos color verde brillosos, eran hermosos, tiernos y pacíficos, pero a la misma vez eran tenebrozos y vengativos.

-Bien, ahora vuelvo- frunció el seño y luego se levanto y se fue cerrando la puerte detras suyo.

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