Había pasado una semana desde que besé a Kaylee y no le he vuelto a hablar. Era hora de ir a comer y me senté con los del equipo de fútbol. Al parecer hablaban de algo, pero yo solo disfrutaba mi comida.
-Will- dijo Aaron.
-¿Qué pasa?
Dejé mi comida a un lado.
-Estamos haciendo una apuesta, ¿entras?
-¿De qué trata?
-Se trata de Peyton Miller.
Todos hicimos cara de asco.
>>Ya saben que la chica es una hija de papi y mami que no sale si no tiene permiso, no toma, es virgen y tiene las mejores notas de la escuela... La apuesta es: quien se la lleve primero a la cama, gana y los demás le daremos cincuenta dólares.
-Entro.
-Que gane el mejor.
Sonreí. Peyton era una chica bonita, que siempre pedía permiso, no usaba lentes, usaba unos vaqueros, una blusa blanca de cuello (o de otro color sin estampado) y un suéter de cuadros.
Espero que detrás de esa horrible vestimenta se esconda algo bueno.
***
Ya era hora de irnos y estaba esperando a Peyton (siempre toma el bus). Peyton iba saliendo de la escuela con su mochila y su fea vestimenta, caminé hasta ella, me puse enfrente de ella y sonreí.
-¿Quieres que te lleve?
Peyton frunció el ceño.
-¿Por qué quisieras llevarme? Tienes mejores chicas.
-Tienes razón, por eso deberías aprovechar.
-Solo me llevarás a mi casa y eso será todo.
-Entonces camina a mi camioneta.
Caminamos. Le abrí la puerta, subió, caminé hasta la otra puerta, la abrí, me subí y empecé a conducir.
***
Estábamos enfrente de la casa de Peyton y era enorme.
>>¿Como agradecimiento me podrías dar tu número?
Anotó su número en un papelito y me lo dio.
-Will, un mujeriego que puede tener a la chica que quiera, ¿y le pide su número a una nerd?
-¿Qué puedo decir? Estoy lleno de sorpresas cariño.
-¡Agh! A mí no me digas cariño, no soy una de tus zorras que tan solo con hablarles bonito ya están en tu cama.
-Yo ni siquiera tengo que hablarles.
Sonreí.
-¡Agh! No quiero saber más, me voy.
Abrió la puerta, se bajó y entró a su casa.
Definitivamente tengo que ganar esa apuesta.
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Seamos eternos (Completa)
Ficção AdolescenteNunca pensé que podría amarla. Para mí solo era otra cara bonita de la escuela. Ella me interesó como nadie me había interesado. Me daba pautas, pero yo seguía tras de ella como un perro en celo. Alteraba mis sentidos con tan solo hablarme. La sensa...