Madeline.
-1 año atrás-
Mis piernas entumecidas me empezaban a reclamar con pequeños calambres todo lo que había corrido para llegar a mi casa, aunque el trayecto era el mismo que al ir a la casa de Logan de alguna manera sentía que cargaba con más peso. Mi cara estaba hinchada por el llanto y mi cabello parecía maraña, mi maquillaje -el poco que traía- estaba destrozado, y mis ojos rojos de de las lagrimas, no parecía yo misma.
No tenía mucho en mi vida, nada interesante que narrar, Logan era lo que me animaba día con día y el que me escuchaba cuando lo necesitaba, siempre supo actuar como mi mejor amigo pero supongo que nunca lo fue, que gran actuación pueden llegar a realizar los hombres. Jamás pensé que lloraría tanto por una persona, ni que dolería de esta manera. El sentirse destrozada, reemplazada e incluso convertirse en plato de segunda mesa eran sentimientos que nunca había experimentado y dolía como el demonio.
Al acercarme a mi casa empecé a escuchar gritos provenientes del segundo piso, enfrente de la puerta estaba ropa tirada y algunos objetos para realizar ejercicio.
—¡Si tanto quieres el divorcio, lárgate, eres libre, nadie te está deteniendo!—logré escuchar a mi mamá, quien se escuchaba ronca por el llanto y me imaginé la peor escena, histérica aventaba cosas de la ventana de su cuarto, del cuarto de mis papás.
Sin pensarlo dos veces me adentré en la casa y subí al segundo piso para intentar intervenir en la pelea, pero fue inútil, no me escuchaban.
—¡Paren!—aullé.
Y el mundo se detuvo percatándome de la escena ante mis ojos.
El cuarto de mis papás estaba patas arriba, los muebles tirados, la ropa rota, desecha y alguna fuera de la casa, la cama destendida, los cuadros de las paredes rasgados, el armario abierto sin ninguna señal de la ropa de mi papá. Y luego estaban ellos, las mejillas de mi padre cubiertas de un rojo carmesí, el enojo en sus ojos y las palabras estancadas en sus labios, mi madre por el otro lado estaba echa un desastre, sus ojos parecían salirse de las órbitas, las pupilas dilatadas y sus labios no paraban de atacarlo y decirle que no le importaba que se fuera, que quisiera el divorcio.
—¡No me interesa que ya no quieras a esta familia, lárgate infeliz!—maldecía y argumentaba pero yo sabía que no era cierto, mi mamá lo adoraba, ella estaba enamorada de él.
Miré a mi padre quien empezó a apretar sus nudillos hasta convertirlos en un tono blanco, casi pálido y escupió la razón del por qué quería el divorcio.
—Me estoy acostando con otra—confesó.
Mi madre quien no paraba de gritar, calló. Su mano dejó de aventar cosas y sus ojos se abrieron, el color se fue de su rostro, estaba muda.
—No es solo sexo Adriana, es amor, yo la amo—Oh no, para.—Quiero iniciar un matrimonio con ella, quiero y anhelo convertirme en un esposo—suspiró, dejó salir una bocanada de aíre y me miró.—También estamos esperando un hijo—¡Para!—Lo siento Madeline—no sé que aspecto tenía pero sin duda él no esperaba que yo reaccionara.
Un silencio inundó la habitación.
—Espero que puedas ser el esposo que quieres ser para ella y el padre que nunca fuiste para mí—la amargura llenó mi boca y las palabras cuando lo dije, mi mirada cargada de odio y el dolor en mi corazón, todo en una frase.
Mi padre abrió los ojos pero no pronunció nada, asintió dolido y salió de la casa sin decir adiós.
***
Habían pasado dos meses desde que mi papá se fue, ni siquiera podía decirle así, ya no se aparecía en nuestras vidas, se limitaba a pagar gastos de la casa y a enviar comida de su nuevo hogar como recordatorio de que ya no estaba más con nosotros. ¿Mi mamá? No habla, no come y a duras penas la veo sonreír, está dolida y destrozada lo veo en sus ojos cada mañana antes de irme a la escuela, encerrada en su cuarto cuando llego de ella, odiaba esto, odiaba a mi papá por hacerle pasar todo esto a mi mamá, lo odiaba, lo odiaba, lo odiaba.
De regreso de la tienda caminé más aprisa, tenía un mal presentimiento, mi madre me había enviado a comprar leche y unos cuantos paquetes de jugo en polvo para realizar en agua potable pero se veía tan nerviosa y sospechosa que simplemente acepté para tranquilizarla y procuré no tardarme tanto.
—¡Mamá, ya llegué!—dejé las bolsas en la barra de la cocina y subí a su cuarto.—Mamá traje del jugo de uva que te gusta...—mientras abría la puerta de su habitación pronuncié las palabras, pero fui cortada al ver una imagen de ella tendida en cama, dormida.
Me acerqué para moverla y despertarla, pero no reaccionó. El pánico inundó mi cuerpo y miré las pastillas que estaban al lado de su cama, en el pequeño mueble de la cómoda.
"Lo siento" decía.
Mis ojos abiertos inundados de lagrimas no permitían ver bien a mi madre. Me acerqué a su pecho pero no escuchaba latido ni mucho menos se sentía un pulso.
—Mamá—susurré—lo siento tanto mamá—me acomodé al lado de ella y la abracé, colocando mi cara en su pecho y sintiéndome querida por el cuerpo inerte de mi madre.
☼
¡Jeloooou! Perdonen por no actualizar ayer, no tenía internet pero me moría de ganas por narrar este capítulo para que conozcan un poco más el personaje de Madeline
¡Gracias por comentar y votar! Muchas gracias por su apoyo ♥
►Nao fuera
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Pedazos® [Completa]
Cerita PendekMadeline era una chica rota y claramente antisocial, la escuela la ignoraba por completo y yo era uno más en la lista. Nunca me percaté el momento en el que ella se volvió una necesidad, una necesidad para mí. -Quiero juntar todos los pedazos y hace...