XIV.

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Elías.

Lunes, estaba preparado para ver a Madeline.

Lunes, estaba totalmente resignado a que Madeline no querría hablarme.

Lunes, no podía decirle a Madeline que no había pasado nada entre Rachel y yo.

Lunes, estaba decidido en pelear por el perdón de Madeline.

Lunes, me había acostado con Rachel el sábado.

Lunes, no podía pedirle perdón a Madeline sin contarle lo que había hecho.

Lunes, no podía decirle a Madeline.

Lunes, no podía disculparme con ella.

Golpeé mi cabeza repetidamente en el claxon del Jeep ocasionando que pitara, la impotencia se apoderaba de mi cuerpo y no podía pensar en como cruzar las puertas del colegio y verla a la cara. 

Me veía mal, abatido, la barba recién salida cubría sus respectivas áreas, a duras penas había elegido un atuendo para el día de hoy, las ojeras se hacían notorias con sus grandes sombras debajo de mis ojos y mis labios totalmente secos lamentando todavía la resaca de hace dos días; lo entendía, había bebido como si mi vida dependiera de eso, me había propuesto eliminar cada rastro de ella en mi mente que bebí como si fueran los dos litros de agua que debíamos tomar por día. 

Bajé del Jeep completamente resignado con el día de hoy y caminaba arrastrando los pies, no saludé a nadie y tampoco la busqué, me estaba comportando como un verdadero cobarde que no quería dar explicaciones, quería dárselas pero ¿Con qué derecho se las merecía ella? 

Quizá porque jugaste con sus sentimientos respondió mi subconsciente y me maldije por lo bajo porque ya sabía el por qué debía sentirme mal y no podía simplemente evitarlo.

—¡Hey bombón!—la voz de Rachel provocó un eco en el pasillo y sus manos descendieron por mi espalda haciendo que me estremeciera.

—Hey Rachel— saludé mientras mientras volteaba y agarraba sus manos para detener sus movimientos "sensuales".

—Te fuiste el sábado, salí del baño y ya no estabas—reprochó con voz mimada mientras se colgaba de mi cuello.

Sus tacto no me importaba, estaba acostumbrado porque anteriormente hacíamos eso solo que jamás lo habíamos pensando con otra intención o al menos yo no. La gente pasaba y no nos miraba porque estaban acostumbrados a que mostráramos afecto el uno con el otro.

—Tuve que irme—dije sin más.

El timbre sonó y todos caminamos en automático a nuestros respectivos salones, Rachel soltó mi cuello para colgarse a mi brazo mientras me contaba de su resaca y horribles náuseas del domingo, no la escuché bien porque Madeline captó toda mi atención cuando entramos al salón; se encontraba mirando hacía su cuaderno mientras deslizaba suavemente la punta de su lápiz formando plantas de todo tipo, parecido al mándala.

Sus labios entre abiertos y su ceño fruncido la hacía parecer aun más hermosa, dándole un brillo especial a sus ojos, no notó mi presencia ni mucho menos al chango que traía colgado en mi cuerpo, caminé con dificultad mientras Rachel presumía a sus amigas a lo lejos lo que sea que estuviera en su cabeza sobre nosotros, la dejé en su lugar cual auto al aparcar y me senté detrás de Madeline.

Su cabello más largo cada día caía en ondas sobre su espalda, se había bañado, el aroma a su shampoo llenaba mis fosas nasales, cuando estaba a nada de tocarle el hombro el profesor entró al aula. Dejé escapar un suspiro resignado y esperé a que acabara la hora para saludarla.

Rachel se la pasó toda la clase lanzándome papeles con notas llenas de corazones y recordándome lo que hicimos el sábado y lo bien que se había sentido, frustrado hice bola todas las notas y me levanté a tirarlo al bote de basura. Cuando me levanté vi caer otro al suelo cerca de mi lugar pero jamás imaginé que Madeline lo agarraría.

El marcador sharpie traspasaba el papel y dejaba ver los corazones, con el ceño fruncido y con la confusión en el rostro abrió el papel, fui a mi lugar y me senté sigilosamente estudiando la reacción al momento de que leyera lo que decía y esperé con todas mis fuerzas que Rachel no hubiera puesto nada de lo que sucedió.

Volteó y dejó suavemente el papel abierto en mi mesabanco, después en un abrir y cerrar de ojos agarró sus cosas y salió del salón. 

"El premio a la  mejor embestida te la llevas tú McCurry"

Volteé a ver a Rachel cabreado, me guiñó el ojo mientras me lanzaba un beso y me levanté dispuesto a irme.

—¿A dónde cree que va señor Elías?—preguntó el maestro mirándome por encima de sus lentes deteniéndome de salir.

—Yo...—vacilé—tengo un asunto que atender...

—Siéntese—me cortó—Estoy cansado de su actitud indiferente, adolescentes—apuntó mi lugar y retrocedí mientras me sentaba dejando salir un bufido.—Nadie sale del aula hasta que suene la campana.

Al finalizar la clase el profesor fue el primero en salir gruñendo cosas sobre nosotros, recogí mis cosas con rapidez y me dirigí a la puerta del aula, Rachel apareció enfrente de mí.

—¿Qué pasa?

—¿Qué, qué pasa?—exclamé y respiré evitando armar una escena en el salón.—¿Estás mal de la cabeza Rachel?

—No que yo sepa...—dijo juguetona.

—No me gustas, estábamos borrachos, eres mi mejor amiga no mi novia—dije intentando no perder los estribos.

Asintió lentamente procesando mis palabras y luego la palma de su mano golpeó mi mejilla. 

—Me lo merecía—musité.

Me miró y sin decir nada dio la media vuelta y se marchó pero no fui detrás de ella.

Fui en busca de Madeline.


Estoy se va a descontrolaaaaaaaaaar
Gracias por leer guapirillas ah yuya oké 7u7
¡Agradezco su apoyo!
Nos leemos mañana ♥

►Nao fuera


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