Madeline.
Estaba contenta por fin en mucho tiempo había encontrado a alguien que se preocupaba por mí y me defendía cuando me molestaban.
Después de pasar dos años sufriendo en silencio y uno donde las personas lo notaron pero jamás hicieron algo a respecto ni esperaba que lo hicieran. Solo era la chica rara que gritaba cosas incoherentes y se vestía con ropa de su papá por lo holgaba que me quedaba.
Pero ahora, tenía a Elías, mi corazón se hinchaba de la emoción con solo saber que lo vería una vez más, que me rodearía con sus brazos para sentir protección.
Así habían transcurrido los días en mi casa pero cuando llegaba al colegio inmediatamente empezaban a murmurar cosas a propósito para que yo las escuchara, intenté ignorarlas pero me fue imposible cuando ya tenían en el descaro de hablar al lado mío sobre mí.
«¿Ya te enteraste que Elías tiene un nuevo juguete?»
«Sí, como no hacerlo, es el muchacho más guapo de la escuela y capitán del equipo, todos nos enteramos cuando empezó a tirarle a esa niña rara»
«No entiendo por qué no se fija en mí, es tan poca cosa ella»
«Pero ¿Quién le diría que no a Elias McCurry? Hasta ella caería»
«Es horrible, perra, no vale nada»
«A todos nos sale el teatro de fingir que no tenemos nada para atraparlo»
«Le durará el gusto unas semanas, después volverá con Rachel»
Comentarios así resonaban en mi cabeza, todos dirigidos a mí, recordándome que no merecía nada de esto, que no merecía a Elías, que yo era poca cosa y que me destino era el fracaso.
Solo era la chica con la mamá suicida y cuyo papá no la quería y la había abandonado para hacer otra familia lejos de ella. Ah y por si fuera poco un ex novio que la engañó e incluso abofeteó en un lugar público.
Y aunque pasar tiempo con Elías decía otra cosa, solo retumbaba en mi cabeza la idea de que me quería con el propósito de demostrarles a todos que podía también hacerme caer a sus pies.
Fue entonces cuando empecé a apartarme de él y volver a cerrarme en mi mundo, no quería que las personas me molestaran ni mucho menos a él, había logrado escuchar algunas cosas que le decían respecto a mí, se burlaban gracias a nuestra nueva amistad y era por mi culpa, yo estaba haciendo que su estatus decayera y la gente no lo tomara en serio.
Nuestro contacto fue disminuyendo e incluso me oponía a que me acompañara a las clases, no quería que sufriera por mi culpa y si volvía a ser invisible entonces todo estaría bien de nuevo.
El día había finalizado y con ellos los comentarios negativos, me dirigía hacia mi casa en silencio y contemplando el cielo que amenazaba con su color oscuro, apretaba con fuerza mi mochila para evitar que mis cosas se cayeran, ya estaba vieja y el zipper no funcionaba correctamente así que tenía que tener cuidado.
Escuché unos pasos detrás de mí y volteé paranoica, era Elías quién me miraba mientras caminaba.
—Hola—saludó.
Sonreí a medias y seguí caminando a más velocidad.
—Madeline te puedo llevar a casa, si aceptas—musitó.
Mis ojos se aguadaron y mi corazón se estrujó. ¿Por qué fingía que le importaba tanto? Ya me había besado y ya había comprobado que podía caer igual que todas las chicas, aparte de que mi físico no era tan deseable con toda la ropa que tenía puesta.

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Pedazos® [Completa]
القصة القصيرةMadeline era una chica rota y claramente antisocial, la escuela la ignoraba por completo y yo era uno más en la lista. Nunca me percaté el momento en el que ella se volvió una necesidad, una necesidad para mí. -Quiero juntar todos los pedazos y hace...