Madeline.
El cuerpo de Elías reposaba en su sillón, latas y botellas de cerveza decoraban la alfombra azul marino de su apartamento.
A simple vista la casa de Elías era algo sumamente sencillo pero si prestabas atención a los detalles podría ver todos los detalles minimalistas del lugar, paredes blancas, muebles grises, un poco de azul en la cocina, en la sala, mesas de vidrio, sillas prácticamente que sirven para sentarse y múltiples ventanas.
El sillón donde yacía el cuerpo sudoroso del muchacho era gris, el sudor lograba que algunas partes se hicieran más oscuras, el lugar tenía muebles hermosos e incluso caros sin embargo lo más llamativo para mí de aquel lugar, era su dueño.
Dormía plenamente con la boca entre-abierta, podía notar gracias a las ojeras debajo de sus ojos que no había estado durmiendo bien y podría apostar que era la primera vez en días que su cuerpo descansaba como debía; me había costado un esfuerzo levantarlo del suelo para trasladarlo al sofá.
Después de inhalar y exhalar me propuse a limpiar el lugar, un poco de envases por allá, latas por acá, desechos de Chori e incluso polvo acumulado decoraban cada uno de los bonitos lugares del apartamento.
Con ayuda de un trapo, bolsas y mucha determinación terminé de limpiar secándome las gotas de sudor que resbalan por mis sienes.
El timbre sonó y fruncí el ceño al percatarme que había uno, la confusión apoderó mi cabeza al darme cuenta de que la persona que tocaba estaba afuera, del otro lado de la puerta y supe por inercia que no había necesitado permiso de nadie dentro del edificio para pasar como había pasado conmigo.Me dirigí sin darle más rodeos al asunto a abrir la puerta. El rostro del joven del autobús me sorprendió.
—¿Tú?—me miró con el ceño fruncido recorriéndome con la mirada y depositando toda su atención en los guantes de limpieza.
—Sí, yo—contesté con indiferencia—¿Quién eres?
—El hermano de Elías.
—Claro, y yo soy su madre—respondí sarcásticamente rodando mis ojos, al percatarme que el brillo de sus ojos se esfumó cambié mi postura. No bromeaba.
—No es bueno jugar con muertos, señorita—introdujo un pie al departamento para terminar de entrar. Su cuerpo estaba a centímetros del mío pero no de la manera seductora, estaba comportándose de manera imponente y lo estaba logrando, su aroma varonil y su postura terminaron de quebrarme.
—Lo siento—musité a regañadientes.
Sonrió secamente, a fuerzas y se dirigió a donde estaba su hermano dejándome parada, plasmada.
El rubio se inclinó al lado de Elías mientras tomaba sus manos y las besaba de manera cariñosa.
—¿Limpiaste el lugar?—cuestionó aún con las manos de su hermano en las suyas.
—Estaba un poco desordenado—me removí incómoda en mi lugar, gracias a su presencia.
—Gracias.
Se levantó mientras caminaba hacía la puerta y colocaba su mano en mi espalda baja para dirigirme en la salida.
—Puedo encargarme desde aquí—mi cuerpo reaccionó bruscamente y pasé por debajo de su brazo para colocarme al lado de Elías.
—No me iré a ninguna parte—me crucé de hombros esperando verme ruda o tan siquiera, convincente.
—¿Qué eres de Elías?—una ceja se levantó de su lugar de manera inquisitiva.
—Su...—me paré a pensar unos segundos sin saber que responder ¿Qué soy? ¿Amiga?—¿Amiga? Sí, amiga.
—Entonces si eres su amiga sabrás que le pasa.
—De hecho, no lo sé—mi mirada bajó para encontrarme con el rostro de Elías, quién dormía aún plácidamente.
—Entonces pierdes el tiempo estando aquí—su mano extendida señalaba la puerta principal.
—No me iré, rubio—mi voz empezaba a cambiar, me estaba molestando.—Elías estuvo conmigo todo el tiempo, no lo dejaré solo, me quedaré aunque tenga que ser a la fuerza.
El rubio se rió de manera cínica y se acercó mientras que mi cuerpo me gritaba que retrocediera pero no lo hice. Su aliento impactó contra mi nariz y lo respiré como si fuera alguna clase de droga, maravillada por su masculinidad, maravillada porque el parecido con Elías era increíble.
—¿Te contó de nuestros papás?
—Sí.
—¿Te contó que su madre abusó de él? O quizá que una vez que le quitaron sus primeras veces lo dejaron a cargo de una niñera abandonándolo—su miraba penetraba la mía con odio pero no hacía mí—¡Ya sé!—exclamó logrando que me sobresaltara—Que le mandaban postales una vez al año y para Elías eran los mejores regalos de cumpleaños y de navidad—chasqueó los dedos y me miró cínicamente—O mejor aún, te contó que su papá tenía que preguntarle a la niñera el nombre de su hijo porque se le olvidaba.
Los latidos de mi corazón empezaron a aumentar, mis ojos se aguadaron y lo comprendí, Elías había tenido batallas fuertes y aún con todo, podía comprenderme e intento hacerlo, buscó a alguien que lo entendiera y aún cuando llegó a mí le negué la entrada como a todas las personas en mi vida, pero no me di cuenta de que buscaba desahogarse, ayudar a alguien que sufría externamente como él lo hacía internamente.
—No me contó nada de eso—la voz entrecortada delataba todos mis sentimientos y el rubio soltó una risilla.
—Es la batalla de Elías, no intentes comprenderlo.
Un gruñido captó nuestra atención, aquel morocho que había logrado escabullirse dentro de mí estaba despertando, y por primera vez podía verlo como realmente era una persona hecha pedazos, hecha pedazos como yo quien buscaba de alguna manera de encontrarlos todos y cada uno de ellos para unirlos de nuevo, cada uno en un intento vano y sin resultados.
Por primera vez desde que lo conocí me sentía en sinfonía con él, conectada. Una oleada de alegría me recorrió y es ahí cuando lo supe: Yo quería ser la persona que lo ayudara a encontrar esos pedazos y quería que él fuera la mía para que uniera los míos.
☼
Baia baia, cambié el final porque wattpad lo borró pero wtvr.
Les dejo el capítulo, perdonen la ausencia y les aviso queeee:
La novela está a nada de terminar, le estimo dos capítulos y cha chan
Gracias por todo su apoyo ♥☺

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Pedazos® [Completa]
Short StoryMadeline era una chica rota y claramente antisocial, la escuela la ignoraba por completo y yo era uno más en la lista. Nunca me percaté el momento en el que ella se volvió una necesidad, una necesidad para mí. -Quiero juntar todos los pedazos y hace...