Madeline.
-1 año atrás-
La mesa estaba en silencio, mi padre y yo jamás podíamos conversar fluidamente, intercambiábamos palabras como "¿Qué tal la escuela?" "¿Cómo estás?" y todas las preguntas retóricas que hacen por cortesía pero que no necesitan esforzarse en responder. En mis cumpleaños se limitaba a sonreír y asentir como si estuviera orgulloso, pero vamos, yo sabía que no era así.
Aún con todo, mi madre lo adoraba, buscaba complacerlo en todas las áreas posibles para nunca escuchar una sola queja que saliera de su boca, aunque viviera en su burbuja, cada vez que preguntaban por el matrimonio respondía con que iba de maravilla, que jamás había estado como ahora, pero todo eso era mentira.
Mi padre claramente tenía un amorío, estaba afuera todo el día excepto en las horas de la comida, ¿Cómo lo sé? He marcado a su trabajo para saber si puedo ir para que me lleve a casa cuando estoy fuera y me avisan que se fue hace horas, llego a casa y no ha llegado. No me baso solo en esto, hay muchas sospechas más que luego les contaré.
—Papá—carraspeé ganando su atención, dejó su tenedor y me miró.
Mi madre volvió a la mesa y se sentó con nosotros trayendo más servilletas a la mesa y viéndome también con atención.
—Y mamá—volteé a verla—¿Me puedo retirar ya? Tengo una cita con Logan.
—¿Él vendrá acá?—Preguntó mi padre con una ceja levantada.
Negó con la cabeza y les expliqué que tenía que llegar a su casa que se encontraba a unas cuantas cuadras, asintieron y me dejaron ir. La verdad es que Logan me esperaba a las 8:00 pm pero no podía esperar a verlo, una hora de anticipación no es tan malo...¿no?
Me arreglé poniéndome una blusa blanco con gris, jeans negros y tennis plateados, acomodé mi cabello y sonreí al espejo. Asentí en forma de aprobación y salí corriendo de mi casa. Nunca había estado más enamorada, Logan completaba mi vida, terminaba mis oraciones y adivinaba mis pensamientos, sin duda esperaba algún día después de tres años juntos que pidiera mi mano, es el muchacho por el que siempre pedía.
Toqué la puerta y la señora Ochman abrió, saludé. Se veía nerviosa, no me invitó a pasar pero insistí y al final estaba en la sala.
—Espera aquí, querida—sus movimientos nerviosos y sus palabras tan agudas la delataron, fruncí el ceño mientras la veía subir las escaleras. ¿Qué pasa? Subí detrás de ella y la vi parada enfrente del cuarto de Logan.—Logan...ya llegó Madeline—habló en un susurro y escuché un gritillo ahogado.
Mis piernas reaccionaron por mí y abrí la puerta. Mi corazón dejó de latir, una muchacha acomodaba su sostén, Logan abrochaba sus pantalones. Y de repente, venía el famoso vomito, no el vomito de comida sino el verbal, donde las palabras fluyen sin permiso tuyo, aunque no pude pronunciar nada.
Grité, sí, grité, y mientras gritaba corrí hasta ella, la jalé del cabello y la tiré al suelo, caminé hacia Logan y lo pateé en su entrepierna logrando que se doblara del dolor.
—Eres una escoria—escupí.
Imagínense la escena, una chica gritando mientras golpea a personas, no fue mi mejor interpretación.
—¡Y usted!—apunté a la señora Ochman—¡No sabe educar a sus hijos!—abrió la boca para defenderse—¡NI COCINAR!—rugí dejándola ahí parada con la boca abierta mientras salía de la casa a toda prisa.
En medio de la calle mis piernas no me respondían, me dejé caer al suelo y crucé mis piernas al pecho mientras dejaba que las lagrimas salieran fluidas de mi rostro. Una mano invisible sacaba el corazón de su lugar y se aseguraba de estrujarlo hasta dejarlo sin vida. Estaba destrozada, sin fuerzas de levantarme, no quería llegar a casa a fingir que no me daba cuenta que el matrimonio de mis padres es más falso que las mujeres plásticas. No necesitaba más cosas negativas para agregar a mi lista y sentirme más miserable.
Sonidos de pasos llamaron mi atención, levanté la cabeza y miré un husky corriendo hacia donde estaba, el perro se abalanzó sobre mí lamiendo mi cara, limpiando mis lagrimas y sonreí, dejando que este animal absorbiera mi tristeza, su cola se movía y pegaba en mi pierna.
—Hey amigo—sonreí mientras lo acariciaba mientras unas cuantas lagrimas escapaban de mis ojos.—¿Otra vez de paseo?—lo recordaba, era el perro que había intentado babear mi libro ayer.
—¡Chori!—escuché un grito masculino y mi cuerpo se congeló. No podía dejar que me vieran así.
Pero era muy tarde, él estaba en la misma calle parado, observándome con esos ojos oscuros, su mirada consternada. Chori regresó corriendo a su dueño.
Mi cuerpo reaccionó solo y salí corriendo rumbo a casa.
—¡Espera, por favor!—pidió el morocho pero no me detuve.
☼
¡Hola chicas!
Muchas no me conocen, otras sí, escribí "Padre Soltero" y su secuela "Ayudando a papá".
Estoy muy emocionada con esta nueva obra y por las lectoras que tengo, pronto seremos más bananas, las amo mucho y por cierto díganme Nao.
Gracias por leer, no olviden comentar, votar para poder seguir creciendo.
►Nao fuera.

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Pedazos® [Completa]
Kısa HikayeMadeline era una chica rota y claramente antisocial, la escuela la ignoraba por completo y yo era uno más en la lista. Nunca me percaté el momento en el que ella se volvió una necesidad, una necesidad para mí. -Quiero juntar todos los pedazos y hace...