For him. ♡SABRIEL♡

♡3♡

Anna alzó los brazos victoriosa, sujetando el mando como un trofeo

-¡Toma eso, zorra!
La tercera partida que le ganaba al dios del engaño, y eso era un milagro.

Gabriel rodó los ojos, abrió la boca para responder a su querida prima, pero Amara lo interrumpió

-Gabriel, podrías tener la decencia de ponerte algo más que ropa interior? tu padre no tarda en llegar.

El aludido se puso de pie perezosamente.

-Luci fue por el?

-Salió hace diez minutos -dirigió su mirada a la chica boztezando en el sofá- Anna, necesito que me acompañes al supermercado.

La pelirroja bufó, a lo que la mayor respondió recalcando sus palabras.

-AHORA.

Eran las 09:00 a.m y ya habían víctimas del mal humor que cargaba Amara, ella en otras situaciones era apacible, pero su hermanito volvía ese día después de 6 meses lejos, organizó un gran banquete, así que todo debía salir perfecto.

***

Gabriel reflexionaba mientras se vestía.

Tal vez él estaba pensando demasiado en cosas que no debería, el beso que le dio a Sam específicamente, y no es como si fuese la primera vez que haya besado a un chico, si hay algo que Gabriel no tenía; era vergüenza.

Puso su lengua en hombres y mujeres por igual, en broma o muy en serio, incontables veces en sus cortos diecisiete ¿Que hubo de especial esta vez?

Negó con la cabeza mientras movía las manos, como si sus pensamientos fueran moscas y quisiera espantarlas.

Debía prepararse mentalmente para el suicidio que era tener a todos los Shurley -y a todo el barrio- bajo un mismo techo.

***

El gran patio trasero estaba lleno de gente conversando entre sí, algunos niños jugando, su padre tocaba la guitarra mientras cantaba alguna canción que sonaba mil veces más dulce en su voz, había personas alrededor de él, aplaudiendo al ritmo y coreando.

Gabriel lo observaba con adoración, el sabía que Chuck los amaba, sabía que el trabajo que tenia le permitía hacer cosas maravillosas por personas de todo el mundo, y sabía que por eso mismo estuvo ausente casi toda su niñez y ahora adolescencia.

Entre la multitud vio a Sam conversando con Anna y sus estúpidas compañeras de clase, lo notó raro, ni siquiera sonreía.

Se acercó sonriendo a las niñas, tomó a Sam de la muñeca.

-Hora de irnos Sammy.
Comenzó a arrastrar a su amigo ante la mirada incrédula de las chicas, y risas de su amigo.

-¡ESTE ALCE ES MÍO! ¡CONSIGAN EL SUYO!
Gritó ante las protestas del grupo de quinceañeras.

Llevó a su habitación a un confundido Sam, y después de cerrar la puerta lo lanzó a su cama.

Cruzó los brazos frente a él encarnando una ceja.

-¿Que paso?

-Hey yo debería preguntar eso
Le lanzó una almohada al más bajo.

-Si, claro Samuel William Winchester, estas frente al tipo que te vio dejar los pañales, ¿Piensas que puedes venir aquí, con tu expresión de "algo se jodió" y que yo no lo notaría?

La sonrisa se borró de su rostro dando paso a una mirada sería.

-Hay algo ¿bien?

-¡CLARO QUE HAY ALGO!

-No te lo conté, me convencía a mi mismo de que no era tan importante.

Gabriel lo miro con preocupación y algo parecido a la decepción.

-Mamá, ella...engañó a John con su jefe, hace un par de meses -suspiró- y yo la vi, una noche que fui a recogerla del hospital, me dijo que no volvería a pasar, así que no mencione nada.

El más bajo paso a sentarse al lado de su amigo, y acariciar su hombro suavemente.

-Y eso no es lo peor -aclaró mientras una risa amarga se le escapaba- Papá llegó hoy, muy temprano y comenzaron a pelear, entonces ella mencionó algo de que lo descubrió, a su mujer y a su bastardo, que ella sólo le pagó con la misma moneda.

Las lágrimas empezaron a rodar por sus mejillas

-Y el la golpeó, yo lo escuche, ni siquiera se como llegue tan pronto a la habitación, solo sé que estaba sobre John y Dean llegó a separarnos.

Gabriel tomó a Sam en un abrazo apretado, Sam no tardó en refugiar su cabeza en el cuello de aquel chico.

-Mi..mi familia se arruinó en segundos, yo sabia que no era perfecta, pero término siendo un engaño ¿sabes?

Sam se derrumbó, lloraba desconsolado.

-Te tengo Sammy.

Gabriel sólo se limitaba a susurrarle palabras de apoyo mientras lo acunaba en sus brazos, a los que Sam se aferraba cada vez más.

Sam agradeció tener a Gabriel, era lo único real en su vida.
Gabriel quiso proteger a Sam del mundo en aquel momento.
Ambos se unieron en una promesa muda.