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—Esta es la última— Maya cerró la última maleta que había empacado con sus cosas  y las de Zac. Llevarían todo a casa de Lucas para ya mañana tomar su vuelo y regresar a Nueva York.

—¿Enserio te irás de nuevo?— Katie había estado ayudando a su sobrina con las maletas, y ahora era el momento en el que se pondría sentimental. Sabía que debía dejarla, pero no quitaba el hecho de que nuevamente se sintiera sola.

—Si, te voy a extrañar mucho— se unieron en un abrazo.

—Te quiero mucho mi niña— Katie ya se encontraba con las lagrimas en sus ojos.

—No llores, o también lo haré yo— Katie al separarse seco sus lagrimas y puso su mejor sonrisa— Te prometo que vendré a visitarte

—Eso espero.

—Ya subimos todo— Lucas entró junto con Lili.

—Entonces, creo que ya es hora de irnos— Katie asintió.
Nuevamente sus lagrimas no tardaron en salir. Maya se volvió acercar para abrazarla.

—Cuidala mucho eh— le dijo a Lucas, el sonrió y asintió, claro que lo haría.

—¿Podrías llevar esa última maleta?, yo iré por Zac— Maya señaló la maleta que estaba  sobre la que era su antigua cama. Lucas la tomó y salió del pequeño departamento.

—Te espero abajo— dijo antes de salir. Maya se acercó para tomar a Zac en sus brazos, pues el pequeño seguía durmiendo. Por suerte no logró despertar.

Después de un corto y rápida despedida Maya, junto con Zac y Lili salieron del departamento en dirección al auto de Lucas que se encontraba a unos metros de la entrada.

Después de subirse al carro y arrancar en rumbo al departamento de Lucas. Lili notó algo en su boca, uno de sus dientes se encontraba flojo, comenzó a moverlo con su lengua y y un extraño cosquilleo sintió en sus encías. Una pequeña, pero audible risa salió de su boca, provocando que sus padres voltearan para ver que era lo que sucedía.

—Ya soy una niña grande— hablo Lili con una sonrisa orgullosa en sus labios. Ninguno de los dos entendía  que era lo que sucedía, a que venía su comentario.

—¿Porqué lo dices?— pregunto Maya. Lili abrió su boca y con uno de sus dedos movió aquel diente flojo.

—Se  me va a caer un diente— Lucas miraba todo desde el espejo retrovisor con una mirada llena de orgullo, el que Lili comenzara a mudar de dientes sólo lo hacía pensar en el que su pequeña pronto dejaría de serlo.

(....)

Al llegar al departamento de Lucas bajaron una de las maletas de Maya, sólo para pasar aquella noche, pues el día siguiente partirian rumbo a Nueva York.

Lili subió a su habitación para guardar sus cosas, mientras Lucas, Maya y Zac estaban en la cocina, ese día Maya prepararia algo para comer, pero aún no decidía que.

—¿Entonces que puedo hacer?— pregunto Maya. Ella sostenía a Zac en brazos, el pequeño ya estaba despierto, pero se mantenía tranquilo jugando con el cabello de su madre.

—Porqué no mejor comemos otra cosa— una sonrisa pervertida salió de los labios de Lucas. Las mejillas de Maya se tornaron de color carmesí y golpeó levemente el hombro de el con su mano.

—¡Lucas!— chillo soltando un pequeño grito.

—¿¡Que?!, sabes que tu también lo quieres— la tomó de la cintura acercandola a el. Maya sonrió levemente, Lucas se acercó para darle un beso apasionado en sus labios.

Zac vio aquello y por alguna razón se sintió mal por lo que veía; comenzó a llorar y apartó con su mano la cara de su padre, o al menos eso intento. Ambos padres vieron extrañados la escena que Zac había hecho.

Logró parar de llorar cuando Lucas se alejó, y con un puchero en su rostro se recargo en el hombro de Maya, Lucas sonrió y volvió acercarse a Maya para volver a besarla, ya había entendido lo que le pasaba a su pequeño y quería divertirse un poco. Justo cuando sus labios de nuevo iban a chocar con los de Maya el pequeño volvió a imitar la acción que había realizado segundos atrás.

Lucas río y Maya lo hizo también. Le causaba ternura que el pequeño estuviera celoso de su propio padre.

—¿Así que el pequeño esta celoso?— hablo Lucas acercandose a su hijo.

Zac lo miro aún manteniendo su mirada triste. Lucas se acercó para tomar a Maya de la cintura , quería provocarlo, y nuevamente el pequeño con su mano lo alejó.

—Así que eres celoso, bueno, dejame decirte que es mía— Lucas le hablo a Zac, obviamente siendo sarcástico. Maya estaba riendo de los gestos que hacía el mas pequeño.

Lucas acercó a a Maya para que colocara su cabeza en su hombro, y así lo hizo, Zac comenzó a llorar, pataleando y ambos comenzaron a reír, lo habían provocado.

(...)

Habían terminado de comer, Maya había hecho spaghetti, una de las comidas favoritas de Lili, la niña amaba la comida italiana. Lili ayudaba a recoger la mesa mientras Maya lavaba los platos; por otro lado Lucas le daba una papilla a Zac, habían hecho las paces y ahora el pequeño estaba feliz con el.

—¡Oh no! Un avión, joven Zac, necesitamos permiso para el aterrizaje— Lucas se divertía con su pequeño, al igual que el con su padre.

Zac río y abrió su boca para que la pequeña cuchara llena de su papilla de manzana entrará. El pequeño siempre terminaba con algunos restos alrededor de su boca, o incluso en su ropa, lo que Lucas sólo ignoraba.

—¡Lucas! ¡Esta todo sucio!— exclamó Maya al verlo.

—¿Qué tiene de malo?— Maya lo miro con una cara incrédula, no podía creer que fuera tan despistado, incluso le había perdonado el golpe del otro día.

—Lo voy a cambiar— lo sacó de la silla especial que tenía para el y subió las escaleras. Lili miro a su padre con una mirada de desaprobación y negó con la cabeza.

—¿Que?— pregunto Lucas, Lili volvió a negar y se fue detrás de su madre.

Maya ya había cambiado a Zac y Lili se acercó. Se quedó en el borde de la cama y observo como Maya mecía a su pequeño hermano en sus brazos.

—Mamá— Lili hablo para que Maya le prestará atención, y así lo hizo— ¿Sabes? Te veo así con mi hermano y me hubiera gustado qué papá te hubiera encontrado hace mucho tiempo atrás— la inocencia de la pequeña lograba cautivarla.

—¿Sabes? A mi me alegra haberte encontrado, eres una pequeña muy buena y linda, no sabes lo mucho que significas para mi— Maya se acercó para abrazar a la pequeña. Lili se recargo en su hombro y le sonrió.

Zac comenzó a removerse en los brazos de Maya.

—Creo que alguien tiene sueño.

—Yo puedo hacerlo dormir. Lo haría cómo papá lo hizo conmigo, pero no se tocar ningún instrumento, así que en el colegio nos enseñaron a leer. Voy a leerle mi cuento favorito— Lili se levantó de la cama y fue a su habitación por su libro de cuentos.

Al regresar se volvió a sentar en la cama y colocó su libro en sus piernas.

—¿Puedes dejarlo aquí?— la pequeña señaló el lugar justo a su lado y Maya ahí lo colocó— Comencemos— abrió el libro y los dibujos no tardaron en aparecer.

Maya decidió dejarlos sólos, sabía que Lili lo cuidaria. La pequeña comenzó a leer con dificultad, pero se guiaba con los dibujos, Zac escuchaba con atención lo que su hermana mayor decía. En un momento el pequeño señaló la parte donde el lobo aparecía  y balbuceo algunas palabras, aunque realmente no dijo nada. Lili sonrió y continuó, luego les contaría a sus padres lo que Zac había hecho.

Buscando A Papá (BAM#2) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora