—¡No puedes dejarme aquí!
—No tengo opción, Sam —le dedicó una mirada cargada de pena y nostalgia. Los cabellos blancos del chico cubrieron parte de su frente, combinando el sudor con manchas de sangre ya seca—. Si algo te sucediera, jamás me lo perdonaría.
Ella forzó una sonrisa taimada y lo tomó por el codo.
—Oye, chico fantasma, ¿olvidas quién soy? —capturó la mano enguantada del joven, y por un momento se detuvo para contemplar las rasgaduras de su traje negro—. Me conoces perfectamente como para saber que no me quedaré de brazos cruzados aún si me dejas aquí, en la nada —frunció las cejas—. Y odio tener que decírtelo, pero soy la cabeza más cuerda del grupo.
—Sam, ésta es mi batalla.
—Pero...
—Tengo que luchar solo —llevó ambas manos a su mentón y lo acarició débilmente—. El caos y la destrucción es sólo un poco de lo que él podría causar. Tiene un poder sorprendente, Sam... ¿sonaría muy raro si te dijera que eso me emociona?
—Chico fantasma —le reprochó.
—Es sólo que me pregunto si yo también... Si algún día seré capaz de despertar todos esos increíbles poderes fantasmagóricos —guardó silencio al notar la expresión inquisitiva en Sam. El chico peli-plata sacudió la cabeza con afán, tratando de disolver cualquier pensamiento que pudiera distraerlo, luego sonrió a Sam con despreocupación—. Necesito que estés aquí. A salvo.
Sam se dejó envolver por la calidez de sus brazos y suspiró, rendida ante su petición. De todas formas, no había nada que pudiera negarle al fantasma de ojos verdes que tenía enfrente.
—De acuerdo. Ve y conviértete de nuevo en un héroe.
—Volveré cuando todo haya terminado.
—Estaré esperándote.
El chico fantasma rozó, apenas, sus labios con los de ella, para volverse intangible de inmediato.
.
Sam abrió los ojos rápidamente. Le faltaba la respiración y se sentía consumida por una especie de llamarada de aire caliente. Había tenido otra pesadilla con aquel chico de ojos verdes y cabello blanco, pero esta vez había algo diferente en su sueño, algo muy extraño, y hasta cierto punto, espeluznante.
Los vellos de la nuca se le erizaron tan pronto como lo recordó. ¿Un chico fantasma? Claramente escuchó que él dijo que era un algún tipo de fantasma. ¿Un fantasma?, ¿sería acaso que de verdad existían seres de ultratumba? No, no podía ser posible. Además, la voz del adolescente de su sueño se escuchaba tan similar a la de... Ni siquiera conocía su nombre.
Sam se abofeteó mentalmente. Quizá su terapeuta tenía razón, y ella realmente estaba loca. Era imposible que sus pesadillas estuvieran vinculadas, de alguna forma, con su pasado, pero por si acaso, se apresuró a buscar su antiguo diario (en donde relataba todos los sueños que se asemejaban, desde hace un par de años).
Comenzó a escribir cuando Casper entró a su habitación y se vio interrumpida. Sam lo miró de reojo, y éste se quedó quieto, de pie, frente a la mesita de noche, cruzando los brazos mientras ceñía las cejas. Últimamente veía a su novio tan serio, que casi olvidaba al Casper despreocupado y sonriente de Ghost City; éste en cambio, era como una nueva versión de él, una más adulta y envejecida.
—Hey —saludó desde su sitio en la cama.
Casper caminó hasta colocarse a centímetros suyos. Incluso, podía verse más alto de lo que era.

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ACÉFALO |Danny Phantom|
Mystery / Thriller[DANNYxSAM] Algo ha ocurrido en la vida de Sam. ¿Qué pasó exactamente hace cuatro años?, ¿quiénes son Danny y Tucker? Ahora se siente tan vacía y miserable, con una extraña cicatriz de un accidente que no recuerda. Sam tendrá que viajar a Amity Park...