|19| Final. Parte dos

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Danny lanzó miles de rayos fantasmagóricos, uno tras otro sin detenerse, creando una espesa nube de humo. Enseguida se escuchó una estampida de gritos por parte de Dan que, sorprendentemente, eran tan desgarradores que podían asustar a cualquiera. Y eso fue lo que animó a Danny a continuar sin descanso, y hubiese seguido así, totalmente convencido de que podría derrotarlo o al menos dejarlo bastante lastimado; pero pronto sintió las palmas de las manos arderle, obligándose sólo en ese momento a poner un alto. Danny contempló sus propias manos con yagas como si hubiesen sido quemadas en carne propia. Mas eso no le importó. Dan estaba casi acabado.

O eso era lo que pensaba. No, eso era lo que todos pensaban.

Sin embargo, aquella sonrisa de satisfacción que tenía Danny pintada en el rostro se deformó rápidamente. El silencio que reinó por pequeños instantes hizo que al chico fantasma se le pusieran todos los pelos de punta. ¿Qué estaba pasando? Se sentía diferente, como si algo hubiera salido verdaderamente mal. Intentó llenar su mano de energía una vez más, como último recurso. Y de un momento a otro, los chillidos por parte del ente se volvieron una especie de carcajada maligna. Y fue así que Dan surgió de entre las ruinas cuando el polvo desapreció, de pie, altanero y solemne.

—¿Qué demonios...?

—Danny Phantom.

—¿C-cómo es... po-posible?

—Conque, ¿eso es todo tu poder? ¿Ese es tu límite?

—No es verdad —susurró—. ¿Q-qué está pasando? ¡¿Cómo es que puedes levantarte todavía?!

Dan volvió a reír, pero esta vez con mucha más calma.

—¡Ah! ¿Eso? Solo estaba actuando. Una broma —caminó por los escombros, pateando algunos estorbos que se le interponían. Danny iluminó ambos puños ahora y Dan solamente lo miró con afán de burla. Sam observó todo a lo lejos y no pudo evitar preocuparse por Danny—. ¿De verdad creíste que podrías ganarme? Admito que te has vuelto fuerte —sacudió el polvo de su uniforme y limpió la sangre de su boca—. Y me tomó por sorpresa tu inesperada transformación. Aunque más que sorprendido debo decir que me siento traicionado. Casper, supongo que eso fue honor tuyo —el aludido tembló ligeramente ante la inesperada mención. Sam supo que Dan no pasaría por alto la deslealtad por parte de su servidor—. Pero, Danny. Un traje nuevo no te hace más listo ni mucho menos más fuerte. En cambio... Yo sí lo soy.

Rápidamente Dan se duplicó una vez logrando aprisionar a Danny, luego comenzó a golpearlo brutalmente en la cara y en el estómago. No conforme, se duplicó dos veces más, de tal manera que Danny terminó rodeado por seis tipos de Dan Phantoms totalmente diabólicos. Entre los seis lanzaron un gran lamento fantasmagórico que terminó combinándose en uno solo, de forma descomunal. Danny fue lanzado al otro extremo, y la mitad de la construcción quedó hecha trizas. Su cuerpo se magulló por la intensidad y tuvo que cubrirse con ambas manos para disminuir el impacto.

Danny no podía rendirse tan fácil, no se lo iba a permitir a sí mismo. Desde su posición fue capaz de lanzar bolas de energía ectoplásmicas para distraer a Dan, luego se hizo intangible y reapareció detrás de él para tomarlo por la espalda, formó una luz de energía cegadora que disparó directamente en los ojos de Dan. Éste gruñó, cerrando los párpados de inmediato y quejándose con dolor. Buscó a Danny a tientas, pero el chico logró apartarse y ponerse a salvo. Danny se acomodó el hueso del hombro derecho, angustiado como pocas veces y pensando en qué más podría hacer para detener a Dan. A la distancia divisó a Sam e intercambiaron miradas, regalándole una sonrisa de ánimo que, por su puesto, Sam no se creyó.

La chica sintió los ojos penetrantes de Casper en su espalda, como si quisiera hacer algo, una última cosa, porque Casper era de ese modo; siempre estaba pensando y siempre buscaba actuar... Claro, el hecho de que se hubiera congelado justo cuando iba a morir, no tenía nada que ver. Nunca lo juzgó y no comenzaría a hacerlo ahora. Le restó importancia y esperó a que éste se acercara a ella. Prontamente, el fantasma tomó una de sus manos para llevarla a su pecho fantasmal, justo donde debería existir un corazón, el cual, Sam sabía perfectamente que no había. Ella lo vio suspirar tendidamente y soltar el aire poco a poco, como alguien preparándose para dar malas noticias. Aunque Sam no sabía qué tipo de mala noticia esperar. Sinceramente todo había salido tan mal que ya ni siquiera se sorprendía.

ACÉFALO |Danny Phantom|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora