[16]

254 29 12
                                    

El portal fantasma que había abierto Casper, a través del collar con forma de esfera metálica, se asemejaba a un gran campo de energía que iba expandiéndose hacia un túnel que no parecía tener ningún final. Sam conocía los portales fantasma, ahora que su memoria se recuperaba podía estar segura de lo siguiente: el portal que ella tenía a unos metros de distancia no era como los que había visto en el pasado. Éste estaba cubierto por electricidad parpadeante por todo rededor. Sam se preguntó si existía una posibilidad de que fuese peligroso, pero desistió enseguida. Por supuesto que no lo era, Casper no se iba arriesgar a arrastrar a Danny a un sitio que le provocara daño físico, después de todo, necesitaban a Danny con vida. Vaya, la suerte estaba de su lado, por ridículo que sonara.

Una vez frente a Tucker, tragó saliva, recuperando el aliento. A pesar de haber puesto todo su empeño, no consiguió llegar a tiempo para detener a Casper. Ese maldito fantasma se llevó a su novio frente a sus narices, y no pudo hacer nada para impedirlo. Sus gritos desesperados no funcionaron. Y el odio sólo aumentó al recordar quién era realmente él y su propósito. ¡Se lo iba a entregar a Dan! Y Dan iba a apoderarse de su cuerpo para regenerarse.

Sam tenía gotas cayéndole por la frente, pero no podía darse el lujo ni para limpiarse el sudor. Miró a Tucker, tan desconcertado como ella, y el muchacho moreno le regresó la mirada pero no supo qué decir, así que solamente apretó los hombros, asustado. Sí, ella también tenía miedo, un montón de miedo, pero temía más por la vida de Danny que por lo que pudiera llegar a pasarle a ella. Sabía que era el momento para actuar, porque no tenía certeza de que el portal continuara abierto por mucho tiempo. Entonces, con toda la determinación de la que aún no conocía que era capaz, tomó a Tucker por la muñeca y lo jaló hacia el interior del túnel. Tucker no opuso resistencia, sino que se tomaron de la mano y juntos saltaron. No podían permitir que el portal desapareciera, no ahora. El túnel verde que expedía choques eléctricos, los succionó con tanta fuerza que resultaba imposible mantener los ojos abiertos. Sus manos se apretaron, ninguno de los dos podía creer que existiera algo así en verdad y que se sintiera tan monstruoso. Pareciera que sus cuerpos iban a desintegrarse molécula a molécula. No obstante, todo ocurrió en menos de diez segundos que se sintieron como una vil eternidad.

Cuando llegaron al final, descubrieron que el destino del portal era la zona fantasma. Quizás esperaban aparecer ante su enemigo, pero en el fondo no se sorprendieron. Sam había estado allí en más de una ocasión, sin embargo, no estaba tan convencida de recordar cada detalle. La zona fantasma era como un universo entero lleno de puertas, y cada puerta era un tiro al azar. Sin mencionar a los cientos de fantasmas merodeando y que los aborrecían desde el ataque a Amity Park de hace cuatro años.

—Tranquila, Sam —su amigo sostuvo su mano de manera comprensiva, como si ya adivinara sus pensamientos—. En la zona fantasma, los fantasmas somos nosotros. ¿Recuerdas? Atravesamos todo y nada puede lastimarnos... a menos que por error cayéramos en uno de esos agujeros sin salida, entonces estaríamos perdidos, o muertos. Tú entiendes...

—Tucker, creo que no ayudas en nada.

—Lo lamento. Pero es cierto.

—Tucker —Sam iba a decir algo para callar a su amigo, pero se arrepintió. Simplemente respiró profundo y se acomodó el collar de gamuza. Curiosamente, su cicatriz no le había dado ninguna molestia, o quizás no había reparado en ello hasta ahora—. ¿Dónde está Danny?

—Si lo supiera, no estarías tan molesta conmigo.

Bueno, su amigo tenía razón.

Su pregunta fue estúpida, lo sabía, pero fue inconsciente.

Buscar a Danny en la zona fantasma era lo mismo que buscar una aguja en un pajar. ¿Por dónde tendrían que comenzar? Danny estaba en peligro inminente. Los escenarios más crueles se plantaron y sacudieron su cabeza en cuestión de segundos, evitando que Sam pensara con raciocinio. Se dejó caer sobre el suelo y llevó ambas manos a las sienes, le estaban doliendo.

ACÉFALO |Danny Phantom|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora