Explicaciones, eso era todo lo que necesitaba, pero al parecer, ninguno de los dos chicos quería dárselas. Sam se quedó callada un momento, esperando que alguno de los dos dijera algo, sintiendo el calor filtrarse por su frente y haciéndola sudar, a pesar de que afuera el mundo se estuviera congelando.
Los descubrió intercambiando miradas, como cómplices de algo que ella todavía no conocía. Estuvo a punto de jalarse los cabellos por tanta desesperación e impaciencia. ¿Por qué se quedaban callados? Juraba que se volvería loca.
—Sam, ¿estás bien?
Le preguntó el moreno. Tucker, según había dicho.
Y se llevó una mano a la cabeza, que de pronto le empezó a dar vueltas.
—Increíblemente bien, ¿te parece que lo estoy? —tuvo que sentarse porque no podía controlar aún más el temblor de sus piernas—. Excelentemente bien, vaya.
Tucker le dedicó un gesto avergonzado. Quizá no era su intención hacerla sentir de ese modo, pero a esas alturas, Sam ya no sabía qué esperar.
—Puedes creernos o no, pero te decimos la verdad —agregó—. Yo soy Tucker. ¿En serio no puedes recordarme? ¿Ni un poco tan siquiera?
—Yo... No estoy segura.
No mentía. Con cada palabra, una nueva punzada en las sienes. Por más que intentara esforzarse, por más que tratara de recordarlo, no podía hacerlo. Aquel chico de piel oscura seguía siendo un desconocido. El vacío en su interior creció.
Pensó en las páginas de su diario, y en lo que había escrito allí sobre él. Indudablemente, Tucker cumplía exactamente con las características que había descrito. Ese tal Tucker era el mismo Tucker de su diario. Mas no podía verlo en su memoria.
¡Agh! Demasiada frustración en un minuto.
—¿Cómo puedo estar segura que en verdad eres Tucker? Pudiste simplemente decirlo al azar.
Una corazonada le gritaba desde el fondo que él no mentía, que sí era Tucker. Pero no era tan fácil bajar la guardia, no podía darse ese lujo y arriesgarse. Las peores cosas suceden cuando se empieza a confiar.
No obstante, el joven frente a ella rodó los ojos, en un claro acto de ofensa.
—Porque soy tu amigo. Porque en este momento sé más de ti que incluso tú misma —se cruzó de brazos—. Samantha Manson, eres mi mejor amiga de toda la vida. Estuvimos juntos durante toda la secundaria, estuvimos juntos cuando Danny se convirtió en...
Se tapó la boca. El chico que se hacía llamar Danny lo fulminó con la mirada, y Sam los examinó a todos. Odiaba tener esa maldita amnesia, odiaba todo lo que estaba ocurriendo, pero sobre todo, odiaba no saber ni quién era. ¿Y por qué demonios el chico de ojos azules no hablaba todavía? Su silencio la estaba incomodando sobremanera.
Agh. Rugió por lo bajo una vez más. Se mordió el labio inferior.
—¿Cuando Danny se convirtió en qué? ¿Qué estabas diciendo? ¡Termina, anda!
—Cuando —vaciló, y de inmediato buscó la aprobación por parte del aludido, mas él negó con la cabeza. ¿Qué ocultaban esos dos?—. Es decir, ¿eso importa ahora? —bufó, moviendo los brazos con exasperación. En ese instante preciso, Sam descubrió grandes y horrorosas cicatrices en las manos del moreno—. Tú y yo somos mejores amigos. Incluso nos hemos besado antes.
Sam se paralizó.
El joven de ojos azules observó a su amigo con la misma expresión que ella, espanto y sorpresa.
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ACÉFALO |Danny Phantom|
Mystery / Thriller[DANNYxSAM] Algo ha ocurrido en la vida de Sam. ¿Qué pasó exactamente hace cuatro años?, ¿quiénes son Danny y Tucker? Ahora se siente tan vacía y miserable, con una extraña cicatriz de un accidente que no recuerda. Sam tendrá que viajar a Amity Park...