Un Alfa para mis días de celo||•Kookmin (Omegaverse)

Cuatro

El escándalo se desató inevitablemente cuando la manada se enteró de que el desterrado Jungkook, el responsable de la muerte de más de veinte cachorros, tomó como compañero destinado al omega Jimin.

La mayoría estaba convencida de que Jungkook lo marcó a la fuerza y que eso de estar destinados era mentira. También decían que era una crueldad dejar que el inocente y tierno Jimin se uniera de por vida con un criminal. Algunos omegas incluso se atrevieron a armar un grupo para rogarle al líder que impidiera semejante crueldad. Que el lazo de destinados al romperse sería casi mortal pero que eso era preferible a semejante unión.

Jimin estaba más que indignado. Todos repudiaban a Jungkook por la tragedia pasada y lo peor es que nadie estaba cien por ciento seguro de su culpabilidad. Su alfa fue juzgado culpable y condenado con base a que no dio la alerta a tiempo y que por eso la manada no pudo defenderse. ¿Acaso nadie recordaba el estado en el que lo encontraron? Está casi al borde de la muerte con heridas en todo el cuerpo y con el juicio nublado por los dardos tranquilizantes.

Algunos miembros del concejo de ancianos lo miraron mal mientras pasaba.

—¿Como pudiste permitir que ese alfa te marcara?—Lo miraban con decepción, algunos con asco.—¡Eres una vergüenza!

Más adelante, una omega pelirroja también le grito.

—¡No aceptes la unión, Jimin! Perdí a mis cachorros por su culpa.—La omega sollozo.—¿Como es posible que le dejen volver? ¡Ojalá el Alfa Namjoon lo mate! Por el bien de todos.

—¿Acaso todos ustedes están loco?—Gritó, más que enfadado.—¡Como pueden decir cosas tan crueles!

—¡¡¡Jiminie!!!!

Un omega de cabello rojizo corría a toda velocidad hacia el, respiraba agitado y sus ojos eran una mezcla de incredulidad y preocupación.

—¡Ya me entere de todo! ¿Es cierto que Jungkook y tú son destinados? ¡Por que no me lo dijiste!

Jimin retorció sus manitas, la magnitud de lo que había hecho de pronto lo golpeó con fuerza.

—Cometí un grave error...

Se dirigieron hacia un pequeño claro que durante años fue su lugar de confidencialidad. Sentados al borde de la cascada y con los pies en el agua, Jimin le contó todo a su mejor amigo. El omega escucho todo mientras asentía con la cabeza, incapaz de articular palabras. Y dejar callado a Taehyung era imposible.

—Ahora Jungkook tiene que enfrentarse a Namjoon y si gana de todos modos la manada lo matara cuando regrese.—Se lamentó el omega rubio.

—¿Que hay entre ustedes dos, Minnie?

—¿A que te refieres?

—¿Realmente no están destinados?

—¡No lo sé! Jungkook me dijo que no era mentira... pero de ser cierto yo también sabría que el es mi destinado. ¿Verdad?

—No, a menos que tu lobo no quiera aceptarlo. —Tae se llevó una mano a la barbilla, meditando.—Antes de ser desterrado tú le temías y te la pasabas rechazándolo, pero Jungkook seguía ahí, incondicional a los desprecios que le hacías.

—¿Estás diciendo que mi lobo lo rechaza como su pareja?

—Si lo piensas bien, tiene lógica.—De pronto Tae soltó un chillido de emoción.—¡Al fin encontraste a tu pareja, Minnie!

—Ya te conté la verdad, Tae. Todo esto es para evitar que me emparejen con alguien a quien no conozco.

—Uuuyyy no sabía que te gustaba el peligro y la aventura.—Tae se rió al ver su expresión enfurruñada.—¡Escúchame bien! A los omegas nos imponen cómo debemos comportarnos y reprimen nuestro carácter. ¡Pero nunca te deberían imponer con quien emparejarte! Fuiste valiente, Jiminie. —Tae alzó su puño en el aire.—¡No te acobardes ahora!

—Gracias, Tae.

—Yo siempre te apoyaré.—Tae lo abrazo, cuando se separaron sonreía con picardía y elevaba sus cejas.—Y a ese alfa de infarto que te conseguiste...¡Móntalo como si estuvieras en celo todos los días, Jiminie!

Jimin se sonrojó hasta las orejas, no por el comportamiento de Tae, Más bien, porque había planeado hacer precisamente eso cuando pudiera tener a su nuevo alfa a su disposición. Tal vez su lobo lo rechazaba como compañero, pero su cuerpo era una historia diferente...