Veintiséis 🌹

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—¡Sentí que moriría cuando me entregaron el gorro que te puse empapado en sangre!—Musito Jimin mientras curaba la herida en la cabeza de su alfa. Estaban en la cama, después de darse un baño, con Jimin acomodado sobre el regazo de Jungkook.

Al llegar a la aldea, el caos se desató. Muchos querían saber que había pasado con los alfas y se sorprendieron al escuchar que no solo sobrevivieron al percance en el río, si no que, tuvieron que enfrentarse a una manada y a su líder cuando terminaron traspasando los límites de otro territorio.

Los alfas de los equipos de rescate ayudaron a enaltecer la valentía con la que los tres enfrentaron la situación. La mayoría exageró, por supuesto. Pero eso era poco importante. Una de las mejores cosas fue que la opinión de muchos cambió en torno a Jungkook. Estaban sorprendidos por la resistencia que tuvo para enfrentarse al alfa líder aún con la gravedad de sus heridas. Hoseok y Yoongi colaboraron también, relatando como los rescató de las fieras aguas que amenazaron con ahogarlos.

Se podía decir que el accidente funcionó mejor que cualquiera de los planes de los inquietos omegas. La estrella de Jungkook brillaba en el cielo nuevamente, mientras empezaba a ser contemplada con admiración.

—¿Te asustaste mucho?—Jungkook acomodó un mechón rebele en la oreja de su Omega.

—La próxima vez hazme caso y no salgas de la cabaña si tengo un mal presentimiento. ¿Entendido?—Los ojos de Jimin se aguardaron.—No sabía si estabas bien, no sabes cuánto te maldije por no haberme marcado. Con una marca podría sentirte y saber que estabas vivo.

—¿Sabes cuál era mi único pensamiento? Quería regresar a casa y ser regañado por ti, debo estar muy loco para desear algo semejante.—Jungkook arrugó la nariz.—Además ya lo sabes, tendrás tu marca cuando vuelva a tener algo que ofrecerte.

—¿Cuántas veces tengo que decirte que hay mucho en ti que yo quiero? No importa lo que piensen los demás. —Jimin hizo un puchero.—Realmente me asusté, pensé que te había perdido.

—Volvería a ti a como de lugar. Nunca lo dudes.

Se dieron un tierno beso, Jimin suspiró de alivio, llenando sus pulmones con el maravilloso olor de Jungkook. Frotó su rostro contra el pecho de su alfa y ronroneó al sentir sus fuertes brazos rodear su cintura. Le gustaba estar calientito y seguro entre sus brazos, especialmente cuando la lluvia seguia haciendo destrozos en el exterior​. Tenerlo era un milagro que debía agradecer.

—Jimin quiero que me prometas una cosa.—Recordo la rabia y el miedo que sintió al verlo inconsciente. Y luego como se quedó a su lado, luchando sin temor contra sus oponentes.

—¿Qué?

—Si importar las circunstancias nunca vuelvas a poner tu vida en peligro por mi. Yo soy el que debe protegerte, si me veo amenazado lo que debes hacer es escapar. ¿De acuerdo?

—Tu siempre me rescatas. Tenía que hacer lo mismo por ti.

—¿Sabes la angustia que sentí al verte desmayado en el suelo?

—Debió ser la misma que invadió mi corazón cuando dijeron que habías desaparecido. —La expresión de Jimin era de pura terquedad.—No me pidas algo que tú mismo no serías capaz de hacer.

—Jimin...

—¡No, Jungkook! ¿Te hubieras quedado sentado de ser las cosas al revés? ¿Si supieras que tuve un accidente y desaparecí, no me buscarias?

—Soy tu alfa, debo protegerte.—Contesto, orgulloso.— Eres mi prioridad.

—Y tú mi pareja destinada. Sin ti no podría vivir.

Jungkook se congeló al escuchar sus palabras. Jimin pudo sentir el golpeteo acelerado de su corazón debajo de su mano. Era momento de decirle, lo único que lo mantuvo cuerdo durante la agonía de la búsqueda era que Jungkook tenía que saber que su lobo lo aceptaban como su pareja destinada.

—¿Hablas enserio, Jimin?

—Si.— Escondió su rostro en el cuello de Jungkook, para respirar su aroma, quería sentirlo lo más cerca posible, por lo que lo abrazó con fuerza mientras dejaba salir lo que su corazón sentía.—Mi lobo te aceptó durante mi celo, tú y yo encajamos a la perfección. ¿Recuerdas las lágrimas en mis ojos? Creiste que me habías hecho daño, pero lloraba de felicidad. No fue solo mi cuerpo entregándose a ti, Jungkook. Fue mi alma también.

—¿Por qué no me lo dijiste?

—Estaba esperando el momento perfecto. Pero luego mi padre me dijo que habías desaparecido y temí que ya nunca lo supieras.

Jungkook tenía algo por lo que deseaba disculparse.

—No acepté emparejarme contigo solo por recuperar mi lugar en la manada. Aquello que te dije de que eras mi boleto de regreso... No es cierto, mi amor.

—Siempre lo supe. Solo estabas lastimado por mi rechazo. —Jimin levantó su cabeza y peino con cuidado los mechones de su alfa hacia atrás, dejando su frente descubierta. Depósito un beso en ella.—Te quiero, mi pareja destinada. El alfa de mi corazón.

Jungkook atacó su boca con un beso que le robó el alma. Jimin podía sentir la vibración de su vínculo calentando su corazón. Comprendió que dejándose llevar podía sentir la calidez del lazo de los destinados y que este era fuerte, casi como una marca de emparejamiento, cuando se aceptaba.

—¿Puedes sentirlo?—Susurro Jungkook sobre sus labios. Cuando Jimin asintió, volvió a besarlo.—Ahora imagina mi agonía al ser el único en reconocerlo.

Jimin bebía de sus labios como si nunca los hubiese probado. Su necesidad por el otro era demasiado intensa de soportar, pero Jungkook estaba herido, su espalda estaba desgarrada y sus costillas amoratadas. A pesar de que era fuerte y sanaba con rapidez, era mejor esperar unos días antes de dejarse llevar por la pasión.

—Recupérate primero.—Lo regaño.—Después haremos todo lo que quieras.

Aunque le mataba admitirlo, Jungkook no estaba pletorico de fuerzas.

—Entonces espero que te prepares. Porque no saldrás de la cama en mucho tiempo.

Jimin sonrió con picardía.

—¿Lo prometes?

—Oh, definitivamente.—Unio sus labios otra vez, sellando la promesa.—A propósito... ¿Quien te enseñó a pelear así, Minnie? Estaba impresionado.

Jungkook recordó la agilidad de Jimin para atacar en batalla.

—¡Oh, eso!—Jimin esbozó una sonrisa orgullosa.—Hoseok nos enseñó. Dijo que era sumamente necesario que Tae y yo aprendiéramos a defendernos. Ve tú a saber porque.

—Creo que lo entiendo.—Rio Jungkook. Su amigo no era estúpido, sabía perfectamente la clase de Omega problemático que tenía como pareja. Era bastante inteligente que le enseñará a defenderse en caso de que no pudiera estar a su lado para protegerlo. — Recuérdame que se lo agradezca.

Pasaron el resto de la noche agradeciéndole a la luna el estar juntos de nuevo y ser capaces de confesar sus sentimientos. La lluvia en el exterior les recordaba que la madre naturaleza era feroz y que ellos solo podían rezar por piedad y que cuando eran bendecidos con momentos como el de ahora, debian atesorarlos. Con el paso de las horas se quedaron dormidos, agotados por el estrés del día.

Pero horas después, Jimin despertó sobresaltado al sentir un terrible dolor en su vientre y una tibia humedad que se deslizaba por sus muslos. Jadeando y con el corazón en la mano, al percatarse de que eso no era normal, levantó la colcha con miedo y tocó su pijama.

Sangre le empapaba la mano.

—¡Jungkook!— Despertó a su pareja entre sollozos.—¡Kookie estoy sangrando!

Él había sentido cambios sutiles en su cuerpo semanas después del celo, pero debido a que era demasiado pronto, no se atrevió a albergar muchas esperanzas.

Ahora estaba aterrado de perder lo que no se había atrevido a esperar.

Un Alfa para mis días de celo||•Kookmin (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora