Cinco

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El alfa Kim Namjoon tenía suficientes problemas de los cuales encargarse como para ser el tercero en discordia de una pareja destinada.

Reprimió un bufido cuando examinó, de nuevo, al pequeño omega rubio con el que querían unirlo. ¿Era una jodida broma? El omega era hermoso, no lo negaría. Pero es que era tan... ¿adorable? ¿Tierno? ¿Pequeñito? Seguramente era de esos que en sus días de celo querían que su alfa los cargara de un lugar a otro y los llenara de mimos. Nah, eso no iba con él. Es más, ni siquiera podría tomarlo sin temor a romperlo. Por eso cuando su padre le comunicó que su supuesto prometido había encontrado a su pareja destinada sintió un inmenso alivio.

Hasta que su padre le informó que tendría que pelear por el omega.

—Nadie puede interponerse a una pareja destinada. Es la ley.

—¡Pero el omega no está marcado aún! La marca que tiene no es permanente. ¡Mata al otro y gana esa pelea, hijo! —Su padre le dio una mirada de advertencia.—No me decepciones, como siempre.

Para nadie era un secreto que el Alfa líder estaba decepcionado de su hijo. Namjoon no era de naturaleza agresiva, era un Alfa muy pacífico, lo que molestaba a su padre de sobremanera. Pero es que...¡No podía andar matando a los demás solo porque no estaban de acuerdo con él! Al emparejarse con el omega unirían ambas manadas, asegurando nuevo territorio y más alianzas. Era beneficioso por donde lo vieras. Y no quería decepcionar a su padre de nuevo.

Asi que, aquí estaba, a punto de pelear con otro alfa que defendería hasta la muerte a su pareja.

En menudo lío se metió.

Al otro extremo del prado la famosa pareja estaba compartiendo un pequeño momento. Namjoon se permitió examinar a su oponente. El alfa de pelo negro era alto, no tan corpulento como él pero era fuerte, y apestaba a arrogancia. Tenía más cara de líder que de subordinado. Cuando el omega abrazo al alfa azabache, tuvo que ponerse de puntillas, los brazos del Alfa lo cargaron y se dieron un apasionado beso en frente de todos. Namjoon desvió la mirada, no por celos, era más bien incomodidad de observar un momento tan intimo para ellos.

—¡Que descaro!—Su padre rugió.—Acaba con esto de una vez, has que paguen por esta ofensa y consigue más tierras para nuestra manada, de lo contrario, estás muerto para mí, inútil.

Por primera vez Namjoon sintió rabia, estaba herido porque su padre no lo considerara suficientemente bueno para guiar a su manada. Le iba a demostrar que lo era.

Miro al alfa moreno y gruñó.

Un Alfa para mis días de celo||•Kookmin (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora