Treinta y siete ❤️

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Un alfa alto y moreno suspiró mientras recostaba su cabeza contra la puerta de la cabaña de Jin. El beta se había encerrado sin querer hablar con nadie y no parecía querer salir muy pronto. Pero Namjoon se quedó afuera, esperando todo lo que fuera necesario. Mientras tanto se entretuvo ayudando a limpiar los escombros que la invasión dejó y ahuyentando a los renegados. Cuando el fuego estuvo controlado, los intrusos expulsados del territorio de la manada, y los cachorros y omegas fueron liberados y atendidos, Namjoon observó con una sonrisa como Jungkook, en cuanto estuvo libre, se fue corriendo a su cabaña para quedarse al lado de Jimin, quien estaba siendo atendido por la curandera.

Namjoon regresó a su puesto de vigilancia hasta que Jin abrió la puerta y salió. Sostenía un pequeño cuadro en sus manos.

—¿Puedes acompañarme a ver a mi padre, Namjoon?

El beta no tenía que preguntar dos veces. Namjoon lo siguió hasta que estuvo frente a la cabaña vigilada por un par de guardias.

—Quiero hablar con mi padre.

—Esta prohibido. Nadie puede entrar con él a menos que el alfa Jeon lo permita.

Namjoon agarró por el cuello de la camisa al guardia y le gruñó.

—Cuida tu tono, estás hablando con el hermano de tu líder. Además, si quieres conservar la vida no le vas a negar nada de lo quiera hacer.

El guardia tragó con fuerza, cuando Namjoon lo soltó, sacó sus llaves y abrió la puerta de la cabaña.

—Adelante.

Jin titubeó antes de entrar a esa única habitación oscura. No porque tuviera miedo. Es que no se sentía lo suficientemente fuerte.

—¿Entras conmigo, Namjoon?

—Si, por supuesto.

La puerta fue cerrada detrás de ellos y la oscuridad amenazaba con tratagarlos. Habían dos antorchas en las paredes, las cuales Nam se apresuró a encender. Cuando la luz iluminó la estancia, Jin estuvo cara a cara con su padre. A quien no había visto hace muchísimos años.

—Ahi está mi Jinnie.—La voz de Hasang era baja y rasposa. Estaba débil y herido. Y a Jin le dolió ver a su una vez amoroso padre así.—Lo hiciste muy bien, cachorro. Criaste a un gran alfa por hermano.

—Fue duro porque tuvimos que sobrevivir sin tí. Mamá no pudo soportarlo por mucho tiempo tampoco. —Jin contenía las lágrimas.—Creo que no debí venir.

Hasang bajo la cabeza.

—Mi único anhelo era protegerlos. Pero ustedes están mejor sin mí. No sabes, querido hijo, cuanto lamente la perdida de tu cachorro.—Hace muchos meses que Jin había aprendido a no llorar con la mension de su pequeño Sebin.—Pero quiero que sepas que el alfa responsable murió en mis manos.

—¡Eso no me devolverá a mi familia!—Gritó Jin, lleno de dolor.—¡No pudiste salvar a nuestro hermano, pero tenías dos hijos y una pareja que dependían de ti! Tú furia te cego y solo has causado daños irreparables. Mi Sebin se convirtió en uno de los tantos inocentes que mataste por una venganza que mamá habría odiado. Y ahora pusiste en peligro a tu nieto.

—Yo lo último que quería era lastimarlos.

—Que irónico porque eso fue justamente lo que hiciste. Dejaste a Jungkook cuando era demasiado pequeño como para recordarte  y ahora tu nieto no sabrá ni siquiera tu nombre. Pero sabremos qué estás ahí afuera, y que de haber hecho las cosas diferentes, habrías podido estar a nuestro lado, papá.

Hasang suspiró, derrotado.

—Voy a recibir el castigo que merezco.

Jin se limpió las lágrimas.

Un Alfa para mis días de celo||•Kookmin (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora