Treinta y cinco ❤️

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En la mente de Jungkook la idea de ser el alfa de la manada nunca causo sentimiento de euforia alguno. Liderar no representaba una meta de vida. Personalmente admiraba al líder Park. La manada se mantenía a salvo de intrusos, protegida, los límites eran respetados y tenían muy buenas relaciones con las manadas vecinas. Eran una comunidad prospera y todo se lo debían a él. Como cualquiera, había cometido errores y las catástrofes inevitables los habían golpeado una o dos veces. Pero el daño era reparado y el líder tomaba la responsabilidad. Daba la vida por la manada de ser necesario. Un buen líder tenía todo controlado, pero un gran líder, conocía sus debilidades, luchaba para hacerse cada día más fuerte y aprendía de sus errores, para no cometerlos dos veces.

Saber que su padre no estaba muerto y que, además, fue desterrado por traición fue un duro golpe para él. Toda su vida le ocultaron la verdad, le dijeron que su padre había muerto protegiendo la aldea. En su corazón habían sentimientos encontrados, desde decepción, dolor, e incluso ira. En afán de proteger aquello que decía amar, su padre terminó destruyendo a su familia. El sufrimiento silencioso de su madre cada vez que derramaba una lágrima pensando en su padre, la muerte de su sobrino, él siendo desterrado, todo se lo debía al alfa que se suponía debía protegerlos. No quería ser cruel y condenarlo, pero era imposible no juzgarlo por sus acciones. En cierta parte lo comprendía, si alguien se atrevía a amenazar a Jimin o a su hijo... Jungkook también seria capaz de enloquecer, pero buscaría mantener a salvo a su familia. Y ahí es donde su padre se había equivocado. Su ambición por el liderazgo había encontrado la oportunidad perfecta para revelarse, a través de su cólera.

Jungkook sabía que su padre podría acabar fácilmente con él si esas eran sus intenciones, pero no le tenía miedo. A estas alturas, conocía el peso de equivocarse y no cargaría dos veces con él. Ahora con el titulo de líder, su primera orden fue resguardar los límites fronterizos de la aldea, desplegando un grupo de guardianes, redobló la vigilancia de los centinelas y ordeno que tanto el Lider Park, los ancianos, los cachorros y los omegas debían ser protegidos. Se vivía un ambiente tenso en la aldea, pero era necesario protegerse. Hasang iba a atacar y solo la Luna sabia de que era capaz. Esta vez, no seria tomado por sorpresa.

Jungkook bajo la mirada al suelo donde yacía el cuerpo sin vida del anciano Hwan. El rastro de olor de su padre seguía en el aire. A su lado, Yoongi soltó una maldición al entrar a la cabaña donde mantenían a los prisioneros.

—Mi padre esta en la aldea. —Jungkook miró a sus guardias con ferocidad y ladró varias instrucciones para desplegar un grupo de rastreadores. —Quiero que sigan cualquier rastro sospechoso que encuentren.

Los alfas y betas asintieron.

—Alerten a toda la aldea y pongan a salvo a los omegas y a los cachorros también. Estamos bajo un ataque inminente.

—Si señor.

Yoongi había logrado impedir el ataque hacia el líder Park en el bosque, pero sin duda, con la muerte de Hwan, tenían una declaración de guerra. El último ataque comenzó prácticamente igual. Una invasión antes del amanecer. Hasang estaba en busca de venganza.

—Si tu padre se atreve a atacar esta noche, debes matarlo, Jungkook. —A menudo el tono de voz de Yoongi era frio, pero esta vez sonó escalofriante.—El nunca se rendirá. La aldea nunca estará a salvo.

—Lo sé.—Jungkook apretó sus manos en puños.—Si mi padre se ataca la aldea y pone en peligro la vida de mi familia, tendrá que morir.

Un Alfa para mis días de celo||•Kookmin (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora