Ocho

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No tuvieron ceremonia de emparejamiento como todas las parejas de la manada porque nadie, a excepción de Taehyung y Jin, estaba de acuerdo con tal unión.

Los últimos meses fueron especialmente duros. El padre de Jimin ordenó que se construyera una cabaña para la pareja, Jungkook fue el máximo responsable de la construcción, tardó al menos tres semanas en tenerla lista. Quedaba algo alejada de las demás por el rechazo de la manada. Muchos dejaron de hablarle a Jimin, por qué sentían pena por su "situación".

El alfa líder acepto que volviera por el lazo que compartía con su hijo, pero para tener a la manada tranquila, le asignó los trabajos más pesados de la aldea. Trabajaba en la recolección de cultivos, donde todos lo ignoraban. Construía chozas casi sin ayuda porque nadie quería trabajar con él, y lo peor de todo; no tenía permitido acercarse a los cachorros. En el pasado era aceptado por todos, su puesto como centinela le otorgaba respeto y confiaban en él para protegerlos. Ahora, parecía que tenía la peste, a dónde quiera que iba era rechazado.

Y la situación con su omega no era diferente, todo era un fracaso, no sabía que hacer para acercarse a Jimin sin parecer que se estaba imponiendo a él.

—Cuando me dijeron que habías vuelto, no podía creerlo.

Jungkook levantó la vista de la tierra que araba para encontrar a su fiel y único amigo, Yoongi. El alfa le sonrió con burla al ver su aspecto desaliñado por el trabajo en el campo.

—Hazme caso y vuelve al destierro, hermano. ¿Que eres? ¿El nuevo esclavo?

—Tu... maldito bastardo...—Jungkook abrazo con alegría a su amigo. Era la única persona que le había hablado en los tres meses que llevaba en la aldea.

—Volví hace un rato, traje el licor que tanto te gusta y pasé por tu cabaña. Infeliz. Hasta pensé que te habías largado sin decirme.

—No lo estoy llevando muy bien que digamos...

—Me doy cuenta.—Yoongi le palmeó la espalda.—Ahora dime, ¿como rayos conseguiste ser aceptado de nuevo?

—¿No lo sabes aún o quieres escuchar mis desgracias de primera mano?

—No he tenido tiempo de chismosear. Anda, dime ¿Quien fue el omega desafortunado y desvalido que tiene que aguantarte?

—Créeme Jimin es todo, menos desvalido.

Jungkook no lo noto, estaba demasiado ensimismado en sus desgracias, como para percatarse de la mueca de dolor que desconfiguro el rostro del otro alfa.

Min Yoongi era un rastreador, a menudo se iba con un pequeño grupo por varios meses a inspeccionar las fronteras, echar a los intrusos y renovar las marcas en los límites de las tierras. Llevaba ausente desde la última celebración de luna llena y al volver lo primero que hizo fue buscar a Jungkook, era la única visita que el Alfa no rechazaba, muchas veces terminaban borrachos con whisky o cerveza. Está vez, encontró la cabaña abandonada, no había rastros de violencia por lo que Jungkook no había sido atacado.

Cuando llegó a la aldea y se enteró de que Jungkook había vuelto hace tres meses, la alegría por el bienestar de su amigo le hizo correr a su encuentro sin escuchar toda la historia. Deseo haberse preparado. Escucho atentamente a Jungkook y sintió rabia por todo lo sucedido.

Si hubiera estado en la aldea Jimin, el omega que él deseaba, de ninguna manera se hubiera visto obligado a buscar la ayuda de otro alfa. Él mismo hubiese enfrentado a Namjoon. Quiso gritar de rabia, las cosas nunca salían como él esperaba.

Cuando Jungkook hizo público su interés por Jimin, decidió hacerse a un lado por el bien de su amistad. Después del destierro y sin haber sido reclamado por el alfa, Jimin estaba libre nuevamente. Yoongi decidió cortejarlo despacio, procurando que el omega se diera cuenta de que sus intenciones eran nobles. Para su desgracia el omega lo ignoraba o era demasiado inocente como para darse cuenta.

¿Jimin ni siquiera pensó en él como una solución a sus problemas? Una llamada y Yoongi hubiera regresado, atravesando cristales rotos, de ser necesario.

—¿Entonces... finalmente te aceptó?

—Me sigue teniendo miedo.—Jungkook se desordenó el cabello azabache.—¿Tienes idea de lo exasperante que es todo esto? Lo tengo conmigo, al alcance de mis manos, como siempre deseé, pero no puedo tocarlo. Si tan solo tuviera el consuelo de saber que Jimin me acepta... quizás todo esto sería más fácil.

Yoongi apretó los puños. Quería gritar de rabia, Jungkook había conseguido lo que el tanto deseaba y casi sin esfuerzo. La basura de "pareja destinada" le dio una ventaja sobre él que nunca podría superar.

—Tienes todo lo que alguien podría desear...—Se atrevió a decir, sin importarle el coraje que reconoció en su propia voz.—Tu nunca has sido un cobarde, lucha por lo que quieres. Gánate el respeto de la manada otra vez, corteja a Jimin como se debe y aprende a valorar lo que la vida te dio. No todos tenemos tanta suerte...

Jungkook se sintió reconfortado, sin saber que dejo a su amigo en un terrible estado de desconsuelo.

Un Alfa para mis días de celo||•Kookmin (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora