Capítulo Final ❤️

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Unos meses después, la tranquilidad regresó a la aldea. Recuperarse de la invasión y la adaptación al nuevo consejo fue difícil, pero la manada había hecho grandes progresos. El nuevo consejo quedó integrado por un representante de cada clase y se sometió a consideración la opinión de toda la manada. En representación de los alfas, la manada escogió a Min Yoongi, por su gran labor como rastreador y su lealtad. Por parte de los omegas todos propusieron que una de las madres de los cachorros perdidos fuera aceptada. Así una joven omega llamada Jiwoo fue elegida. Y por parte de los betas, en honor al cachorro que perdió, la manada le concedió el puesto a Jin. En cuanto al alfa Park, sanó y volvió a su puesto de Líder. Pero todo el mundo estaba convencido de que con el liderazgo de Jungkook, cuando el tiempo llegara, el pueblo estaría bien. Se había ganado el respeto y la admiración de su gente.

El líder Park estaba comprometido a instruirlo, deseaba que su yerno fuera fuerte y no solo en el aspecto físico. Estaba enseñándole a formar el carácter de un líder, a velar por el bienestar de su gente y mantenerse firme y centrado ante las épocas de crisis. Con el tiempo, Jungkook llegaría a ser un líder digno de admirar. Y el alfa Park haría todo lo que estaba en sus manos para cumplir su promesa de convertir a Jungkook en el líder que Jeon Hasang nunca lograría ser. El padre y el hijo compartían el mismo carácter. Pero la diferencia entre el éxito y el fracaso estaba en que Jungkook no estaba cegado por el ansia de poder y que anteponía a su familia, incluso sobre su propio bienestar.

En cuanto a responsabilidades, Jungkook se mantenía al lado del Alfa Park en todo momento, como su sucesor. Supervisaba y controlaba todo aquello que el alfa Park le delegaba. Ahora con la aprobación de la manada, sus órdenes debían ser acatadas como si vinieran del propio líder. Las obligaciones de Jungkook eran de un carácter más importante a las que tenía como centinela y, aunque su tiempo seguía comprometido, con su omega embarazado y a punto de dar a luz, el alfa buscaba las horas en las que estaba libre para cuidar de su Jimin y acudir a su lado cuando lo necesitara. Así el futuro padre se las arreglaba para tener el tiempo suficiente para cuidar de su omega y estar al pendiente de su embarazo. Desde ya podía verse que sería un padre amoroso y dedicado.

El embarazo de Jimin seguía siendo de riesgo pero iba según lo esperado y era algo por lo que le agradecían a la luna. Su omega había subido unos cuantos kilos, sus mejillas regordetas y su barriga prominente lo hacían ver adorable. Jungkook se la había pasado consintiéndolo a más no poder. Le complacía sus antojos, aguantaba sus cambios de humor con la paciencia de un santo, le masajeaba los pies hinchaditos y por las noches ambos se acurrucaban calientitos en el nido. Era emocionante ver cómo su pequeño tomaba cada día más fuerza. A veces, Jimin no podía dormir porque el cachorro había decidido darle pataditas y eso lo ponía irritable. Jungkook era el encargado de soportar sus cambios de humor. Cuando esto sucedía le gustaba irritarlo más, solo porque Jimin era adorable cuando se enojaba. Y otras veces, simplemente guardaba silencio y lo llenaba de besos mientras acariciaba su vientre para que ambos, omega y cachorro, se calmaran.

-Kookie dile a tu hijo que quiero dormir.-Murmuró Jimin con sueño y los ojos cerrados.-No deja de patear.

-¿Otra vez?-La emoción en la voz de Jungkook era evidente. Le encantaba sentir la fuerza de su cachorro. Jimin sonrió y aún adormitado le hizo señas para que se acercara.

-Ven y habla con él. Se tranquiliza cuando escucha tu voz.

Jungkook, quién salía de la ducha envuelto en una bata, se arrodilló junto a la cama para quedar frente a la pancita de Jimin mientras su omega le acariciaba el cabello mojado.

Un Alfa para mis días de celo||•Kookmin (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora