❛OO3. lunar mist

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¡¿Pero qué le pasa por la mente a esta señorita?!

Será que...tiene algún plan ahí adentro. Algo como no sé, ¿un culto satánico?

Una risita se me escapa ante mi ridícula conclusión.

Es una sacerdotisa, no puede hacer eso.

De todas formas, aunque siento que me estoy metiendo en asuntos que no me incumben, temo por su vida. Es de noche y se ha adentrado en un jodido bosque. ¿Ya mencioné que a la mitad de la noche? Quién sabe qué animales hay ahí adentro...

Suspiro resignado, mis hombros relajándose y voy corriendo tras ella. Si muere, va a quedar en mi consciencia y me voy a sentir culpable. Eso obviamente no lo quiero.

一¡Oiga!一grité y corrí tras ella, pero ya llevaba bastantes pasos adelantados. Me sorprende que corra tan rápido.

A unos quince metros más o menos, diviso una luz entre el espeso follaje de los árboles y los arbustos. Me apresuré a seguir esa iluminación antes de que se fuera más lejos y me perdiera.

Al llegar y observar lo que ocurría, el nudo que sentía en la garganta se desvanece ante la escena que se desenvolvía al frente de mí; la sacerdotisa estaba arrodillada al lado de un ciervo que estaba herido, agonizando en las hojas secas.

Ella nota mi presencia y cuestiona一: ¿Chan? ¿Qué haces aquí?

一Yo-Yo, esto...ehm一genial, me siento como un pendejo. Yo aquí todo paranoíco por mi imaginación y esta señorita solo vino a auxiliar a un pobre animal一. Me asusté, pensé que quizá necesitaría alguna ayuda.

Ella en respuesta, levanta una ceja y no se ve para nada convencida.

Como de costumbre cuando estoy incómodo, agité un poco mi pierna y proseguí a darle una explicación一: Fui a buscarla en la capilla para decirle que acepto la oferta de ser su asistente, pero no me respondió.

Sus ojos se iluminan un poco cuando mencioné lo de la propuesta pendiente. 一Ya veo, espérame en la capilla, ¿sí? Estaré allá en un rato.

一Puedo esperar...

一Que no, vete.

Todavía con la duda molestándome en el fondo de mi consciencia, decidí hacerle caso. Tanta preocupación y paranoia por gusto.

Llegué al dichoso lugar y me quedé sentado en las escaleras por un rato. Tal vez pasaron diez minutos, pero yo los sentí como si hubieran sido nada más cinco cuando ella regresó. Ella me dirigió una breve mirada al darse cuenta de mi prescencia. Poco a poco, bajé mi vista hacia sus manos, manchadas de sangre, pero se las estaba limpiando con un pañuelo.

Se debió haber percatado de mi expresión insegura porque decide darme una explicación一: Es sangre del ciervo, no te asustes. Intenté cerrarle la herida, pero ya era muy tarde.

Sacó una llave del bolsillo de su larga falda blanca y la introduce en la puerta. Fuimos recibidos por una inmensidad oscura, las velas del altar creando sombras un poco tétricas. A decir verdad, cualquiera iglesia a esta hora, en esta oscuridad, es tétrico.

一Daba por sentado que dirías que no a la propuesta一enciende las luces y me guía hacia un cuarto al lado de la sacristía一. El otro chico, Seungmin, se te adelantó.

一¿Cómo que se me adelantó?

一Aceptó ser mi asistente antes que tú, a eso me refiero. No puedo tener dos asistentes, así que los pondre en prueba por un tiempo一termina de anunciar y progresivamente, ambos miramos hacia el mismo lugar: hay un chico sentado en un sillón一. Ese es Seungmin, salúdense一agrega amistosa.

𝐑𝐄𝐍𝐀𝐒𝐂𝐄𝐍𝐓 𝐅𝐄𝐀𝐑𝐒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora