9. Esto suena a despedida.

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El lunes por la mañana despertamos temprano y recogimos las cosas para irnos. Desmontamos las tiendas de campañaen un periquete y guardamos las mesas plegables. Se notaba en el ambiente que todos estabamos bastante tristes de abandonar esta escapada de fin de semana. Yo por mi parte estaba deprimida porque esta semana iba a ser dura, muy dura: proyectos, trabajos y muchísimos exámenes. Lo único bueno de esta semana es que se me iba a hacer más corta ya que hoy no había clase y un día menos en la semana se nota.Para el colmo estaba empezando a llover y había barro.

A las nueve de la mañana nos montamos en la furgoneta para volver a la residencia y aún nos esperaban unas dos horas de viaje. Así que tomé la desición de dormir una cabezadita y no fui la única que decidió lo mismo, ya que Marta y Sam se habían quedado durmiendo apoyados en el hombro del otro. Eso indicaba que la conversación que tuvieron anoche salió bien aunque yo diría que muy bien.

- ¿Te importa si me apoyo un poco en tí?- le pregunté a Anto, que estaba distraído mirando por la ventana.

- No, claro que no. Ven aquí.- dijo con su habitual sonrisa. Me recosté sobre su pecho mientras el me hacía caricias en el pelo.

Y si, señoras y señores como era de esperar me quedé durmiendo en su pecho, como si este tratase del colchón más cómodo del mundo. Cuando llegamos a las once a la residencia Anto me despertó haciendome cosquillas. Ya habían salido todos del coche excepto Miguel y Lisa ya que ellos no viven aquí.

El francés me ayudó con las cosas y subimos a nuestra planta. Saqué las llaves de mi habitación y abrí la puerta.

- No sé si nos veremos esta semana, voy a estar muy liada con la universidad.- dije mientras me colgaba la mochila a la espalda.

- Tranquila, lo primero es la universidad. Además yo viajo mañana por la tarde a Portugal y si no pasa nada volveré el viernes por la noche.

- Bueno pues escribeme y deseame suerte para los exámenes.- dije rodando los ojos ante esto último.

- Eso está hecho.- dijo antes de avalanzarse sobre mi para besarme.

Fue un beso cálido y lento. Y no sé por qué, pero me sabía a despedida. Mis manos viajaron hacia su cabello y las suyas hacia mi culo, esto último me pilló tan de sorpresa que se me escapó un pequeño gemido. El beso se fue inntesificando hasta que me dí cuenta de que seguiamos en el pasillo. Cortamos el beso y nos quedamos mirandonos el uno al otro con una sonrisa. Me volvió a dar un casto beso en los labios y nos separamos.

- Mucha suerte con los examenes, y no te estreses porque sé que lo vas a hacer genial.- dijo mientras colocaba un mechón de pelo detrás de mi oreja.

- Gracias Anto, creo que te voy a echar de mennos.- dije sincera.

- No sabes lo que yo te voy a echar de menos.- dijo mirandome fijamente a los ojos. Joder, esto sonaba a una despedida, y solamente ibamos a estra sin vernos unos días, no la eternidad.

- Bueno ya me llamas, ahora tengo que ponerme a estudiar.- dije mientras iba pasando a mi cuarto.

- Eso tenlo por seguro.- dijo mientras abría su habitación.

Dejé todas las cosas en su sitio y puse una lavadora ya que se me había acumulado la ropa sucia. Después preparé mi kit de estudio que constaba de: una taza de café, la ropa más cómoda, ancha y vieja de mi armario, un buen moño en lo alto de la cabeza y mi pórtatil junto con los libros.

Tras mentalizarme de lo que me esperaba esta semana me puse manos a la obra. Empecé por el proyecto más importante de mi cuatrimestre, de él dependía la nota de dos de mis asignaturas con lo cual debía de hacerlo muy bien. Ya tenía decidido el tema e incluso había sacado unos libros de la biblioteca relaccionados.

Amor Por Despiste Donde viven las historias. Descúbrelo ahora