No sé ni por donde empezar, pero creo que sobra decir que aquella tarde en Roma cambió todos mis planes al completo. Ahora mi dedo anular está decorado con un anillo de compromiso, del cual no quiero saber el precio, por miedo a sufrir una parada cardíaca. Os preguntaréis que donde me encuentro, y la respuesta es en el aeropuerto de Barajas, Madrid; mi segunda casa estos últimos meses. Un pequeño detalle, me dirijo a Moscú a un evento muy especial, se trata de la final del mundial. Se enfrentan Francia contra Croacia, y obviamente tenía que estar presente en este día tan especial. Me parece admirable como Antoine, y todos sus compañeros han luchado para llegar al lugar en el que están ahora y creo que lo van a dar todo puesto que la final del mundial no se juega todos los días.
Tras facturar mi maleta subo al avión y duermo en la mayoría del vuelo puesto que ayer me quedé hasta altas horas de la noche corrigiendo exámenes para la academia, de la cual me he ido enamorando cada vez más y se ha convertido en el trabajo de mis sueños.
Mientras como unos frutos secos por los cuales me han clavado siete euros pienso en la boda. Y a lo que eso se refiere, ya está prácticamente organizado. En las dos semanas que estuvimos juntos en Italia pudimos poner en común lo que queríamos y no queríamos que hubiera en esta. Desde detalles en el menú del restaurante hasta las flores de mi ramo. Por un lado jamás habría pensado que me a casar, y mucho menos a pensar que yo misma organizaría el evento. Pero al final lo logramos, incluso fuera ya tengo el vestido. Supongo que casarte con un futbolista de élite hace que miles de diseñadores quieran crear tu vestido. Las propuestas fueron miles y de parte de los mejores de la industria, pero me decidí por Lidia, una estudiante de moda y patronaje que conocí trabajando en la cafetería, y no os podéis imaginar el potencial que tiene esa chica. En fin el vestido ha quedado impresionante y es perfecto para mi cuerpo ya que se ajusta a cada curva.
La parte que más me preocupa es la proximidad de la fecha, literalmente nos casamos dentro de dos semanas y aún quedan cosas que preparar, pero Alba una joven emprendedora de una empresa organizadora de eventos se está encargando de todo desde Madrid y tengo puesta plenamente mi confianza en ella.
He reservado una habitación en el centro de Moscú para dejar las maletas y descasar un poco antes del partido. Por orden estricta del entrenador, los jugadores no pueden ver a sus parejas, familiares o amigos antes del partido, porque según él se podrían despistar y bajar su rendimiento en el partido. Obviamente Anto no ha estado de acuerdo con esta decisión, pero yo le contesté que si habíamos podido pasar un mes sin vernos, un par de horas no serían de mucho en comparación.
También iban a venir Maúd y Théo con los cuales he quedado para dar una vuelta por la ciudad, y también me han hecho el favor de recogerme del aeropuerto.
Después de las infinitas horas de vuelo consigo salir del maldito avión sana y salva. En la salida del aeropuerto me esperan dos franceses de rasgos similares, esos son mis cuñados. Acelero el paso y llego hasta ellos para fundirme en un tremendo abrazo lleno de nostalgia debido al tiempo que llevamos sin vernos.
- ¡Dios mio, no sabéis lo que os he echado de menos todo este tiempo!- digo emocionada. ambos ríen y me dedican una de sus mejores sonrisas.
- Nosotros a ti también.- dice la morena, la cual se ha hecho unas mechas muy peculiares en el pelo que sin duda van al pelo con su personalidad.- Mi hermano también debe de estar deseando verte, tenéis una conexión especial. conociéndolo debe de estar de los nervios por el partido.
- Cuñadita, espero que cambies tu camiseta por una más bonita como es la francesa. Sino creo que no te dejaré entrar y lo más posible es que no te dirija la palabra en los que queda de día. Allez les bleus! - dice casi gritando.
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Amor Por Despiste
FanficElla una chica completamente normal. Inteligente, tímida e inocente. Experiencia nula en el amor, sin embargo, una amante de la lectura y sin duda una romántica empedernida. Elena tiene la vida perfecta: unos buenos amigos, unas notas ejemplares en...