17. Primer día.

411 13 0
                                    

El despertador sonó a las siete y media de la mañana y escuché a Grace soltar un gruñido para después apagarla, luego me dijo que iba a entrar al baño. Yo me levanté con pereza de la cómoda cama y me fuí directa al armario para ver que me ponía. Finalmente opté por unos tejanos y una blusa negra con los hombros descubiertos.

- Estas cañón.- dijo Grace saliendo del baño.

Le sonreí y entré yo, me lavé los dientes y enrollé dos secciones de mi pelo para recogerlas con horquillas y dejar el resto del eplo suelto. Me puse rimmel y un poco de brillo de labios. Cuando salí Grace ya estaba vestida, se había puesto unos vaqueros negros y una camiseta de tirantes del mismo color. Hice café y nos tomamos una taza cada una.

Antes de salir cogí mi bolso con los libros y el portátil. De camino a la facultad le enseñé mi horario y se ofreció a acompañarme a mi clase, obviamente acepté encantada. Al final llegamos a mi primera clase, mi nueva amiga me dió un abrazo y me deseó suerte antes de irse, he de admitir que estoy muy nerviosa y no paro de tocarme el pelo cuando lo estoy. Cuando sonó el timbre entramos a la clase, o mejor dicho al gran salón, este aula era tan grande como el salón de actos de mi antigua universidad, simplemente alucinante. Subí hasta una de la especies de gradas y me senté en una silla que estaba libre al lado de un chico rubio, aún no había llegado el prfesor. Y según me había contado Grace solían tardar unos diez minutos ya que preparaban el proyector y las día positivas.

A mi lado derecho se quedaron tres asientos libres que fueron ocupados por tres chicos al instante.

- Hola preciosa, nunca te había visto por aquí, ¿eres nueva?- dijo el chico de pelo negro que estaba a mi lado. Me giré para mirarlo con un poco de asco si os soy sincera.

- No me vuelvas a llamar preciosa, y si, soy nueva.- dije seria. El levantó una ceja y no dejó de mirarme, al igual que sus dos amigos.

- Tranqui princesa, solo queremos conocer la nueva mercancía.- dijo el capullo número dos.

- Hacer el favor de dejarme en paz, y no soy ninguna mercancía.- sentencié completamente asqueada.

- ¿Te tomas una cerveza con nosotros después de clase guapa?- el capullo número tres se sumó a los dos gilipollas.

El chico rubio que estaba a mi izquierda callado se giró bruscamente.

- Vamos a ver mastodontes, que parte de dejarla en paz no habeis entendido. ¿Necesitáis que os lo explique? De verdad que sois patéticos.

El pack de los tres capullos se levantaron avergonzados y se marcharon al fin.

- Gracias, de verdad pensé que esos capullos no me dejarían en paz.- dije mirandolo. La verdad es que era muy guapo, rubio, ojos marrones y unas gafas monísimas.

- No hay de que, cuando los ves por primera vez piensas lo buenos que estan, pero cuando cruzas palabra con ellos te das cuenta de que son unos gilipollas.- me explicó, y me dejó a entender que era gay.

- Te entiendo, soy Elena, encantada.- dije tendiendole mi mano.

- Yo soy Oliver, encantado. Entonces eres nueva ¿no?

- Si, me dieron una beca para estudiar aquí.

- ¡Por fin alguien humilde! Dejame decirte querida que el 95% de los que estudian aquí vienen de familias ricachonas, aunque hay de todo algunos majos y otros unos capullos como los que te acabas de cruzar. Yo también formo parte de ese 5% llegué el año pasado por una beca también.

- Que guay, la verdad es que este universidad es impresionante, no sé si me adaptaré a todo esto.

- Cariño, te digo yo que al final te acostumbras, aunque es mucho más heavy que otras universidades, ya sabes meten mucha caña, pero eso al fin y al cabo es mejor. ¡Por ahí viene el buenorro! Pensarás que ese bombón es un alumno, pero no querida, es nuestro profesor y está para comerselo.

Amor Por Despiste Donde viven las historias. Descúbrelo ahora