25. Sam y Marta.

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Por fin llegó el día que tanto esperaba, al fin me voy a vivir junto a Antoine. Han pasado ya dos semanas desde que dí el paso y si os soy sincera, no me arrepiento en absoluto.

Cuando se lo conté a mi madre, casi le da algo, creo que no se había enterado del álgido punto que había alcanzado nuestra relacción. Todos los de mi familia deseaban conocerlo, y no solo porque fuera un futbolista mundialmente conocido, sino porque querían conocer a la persona que le había robado el corazón a su pequeña.

Si hace unos años, o incluso, hace unos meses, me dices que iba a estar estudiando en la más prestigiosa universidad de España, que iba a conocer al amor de mi vida y que viviría en un chalet de diez mil metros cuadrados, te hubiera preguntado por la hierba que te has fumado, porque jamás hubiera imaginado que mi vida iba a dar un giro tan drástico.

Ahora estoy peleándome con las últimas cajas de ropa, la cual estoy colocando en el enorme vestidor. Muchos os preguntareis que ha sido del apartamento que compartía con Grace, pues bueno, creo que la peliazul hasta se ha alegrado de que me vaya, bueno tampoco tanto, pero ahora Sonia podría ocupar el sitio que yo había dejado y así vivir con su novia. La verdad es que estos meses han sido bastante caóticos, la convivencia ha sido de lo mejor y me ha encantado vivir esta experiencia de compartir casa con otra persona. La convivencia con Grace me sorprendió gratamente, ambas compartiamos gustos respecto a la música y una afición a la lectura muy similar. Sin embargo, Gracie es una chica que no sabes por donde va a salir. Aún recuerdo, cuando llegó a altas horas de la madrugada y me dijo: tía, me he tatuado. Lo primero que se me vino a la mente fue un tatoo pequeñito y discreto, preo entonces se levantó la falda de colegiala que solía usar frecuentemente y dejó a la vista un enorme tatuaje de un tigre. Y así sin más, se acostó en la cama y me dejó con la palabra en la boca. Y ya por no hablar de su peculiar visión de la moda, he de aditir que cuando se ponía aquellas llamativas pelucas me hacía pasar un poco de vergüenza, pero por otro lado admiro esa parte suya que le da igual lo que la gente piense sobre ella. Bueno en definitiva, es una amiga a la que voy a recordar siempre.

Cuando por fín conseguí guardar todas mis cosas salí de la habitación y entré al baño para darme una ducha, puse la música a todo volumen ya que estaba sola en casa y no había nadie a quien pudiera molestar, por si os lo preguntais, Anto está entrenando. La verdad es que se ha adaptado de maravilla al ritmo del Atléti, aunque de vez en cuando llega muerto por las agujetas.

Se nota que es viernes, porque canto al ritmo de Oasis y enjabono todo mi cuerpo con el gel de lavanda, que indudablemente huele a Antoine. Cuando consigo que mi pelo quede totalmente libre de champú salgo de la ducha y me aplico loción corporal. De reojo miro la hora de mi móvil y pienso ¡Dios mío! Se me ha olvidado por completo comentaros el hecho de que Samuel y Marta vienen a visitarme, y llegan en menos de tres horas. Desde que me vine a Madrid, no los he vueto a ver, excepto por videollamadas. En Vigo la universidad terminó hace dos días, y eso se debe a que también empezó antes. He estado en contacto con mis amigos, pero no tanto como me gustaría, los he echado muchísimo de menos y tengo tantas cosas que contarles. También me intriga saber cómo les va, he de recordaros que ellos estan saliendo, y me siento muy contenta de haber actuado de celestina para unirlos.

Son las doce, y llegaran sobre la hora de comer, más o menos a la par que Anto, bueno tal vez, él llegue antes. La verdad es que esta mañana ha sido basrante ajetrada de ocho a once he estado en la universidad, unicamente tenía que entregar un par de documentos, después vine hasta mi nueva casa para desepaquetar las cajas que dejamos aquí por la tarde. Ahora me visto con unos shorts estampados y una camiseta básica, subo a mi estudio y me pongo a terminar un trabajo que tengo pendiente.

Cuando termino, bajo a la cocina y me pongo a preparar la comida. Se trata de una quiche lorraine, la receta la he sacado de mi suegra. A la que he tenido el placer de conocer mediante la pantalla de skype, no os lo voy a negar, la primera vez casi me da un ataque de nervios. El idioma no fue un problema, estudiar traducción y tener un novio francés ayuda mucho. Se llama Isabelle y creo que es la mujer más dulce y familiar que he conocido jamás. Ambas compartimos la afición por la cocina, pero obviamente, no me puedo comparar con ella. Cada vez que se mete a la cocina me le manda a Antoine la receta para que me la enseñe. Y aquí me encuentro ahora mismo, preparando la masa para la primera quiche que voy a hacer en mi vida.

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