10. Cita.

627 17 3
                                    

Fui hasta su habitación dando unicamente dos pasos debido a la cercanía. Golpeé mis nudillos contra la puerta de madera y esperé ansiosa a que abriera. Cuando lo hizo lo primero que ví fueron sus ojos, tan azules como siempre, a los que ya había echado tanto de menos. De lo segundo que me dí cuenta es de que su torso estaba desnudo y algunas gotas de agua se resvalaban sobre él, además sus caderas estan envueltas por una toalla blanca que peligraba con caerse. En ese momento sentí como la sangre subía hasta mis mejillas.

Di un paso para entrar a su cuarto y olvidé el pequeño escalón que nos separaba, con lo cual me caí sobre él, todo muy de pelicula. Le escuché soltar una carcajada y yo me puse más roja aún.

- Hola.- dijo a escasos centimetros de mi cara.- Esto es una bienvenida al pleno estilo Elena, con caída incluida.- dijo partiendose de la risa, y no pude evitar sumarme a él.

- Para que no te olvides de lo torpe que soy.- dije intentando levantarme.

- De eso nada.- dijo cogiendome de las muñecas.- tu no te levantas de aquí sin darme un beso de bienvenida.

- Enserio mi bienvenida con caída incluida no es suficiente.- en ese momento me acordé que la única prenda que envolvía su cuerpo era una toalla, y al bajar la mirada hacia abajo me dí cuenta de que se había bajado algo más de lo normal y me dejaba unas maravillosas vistas de su v bien marcada.

- Bueno si no me vas a dar el beso de bienvenida, te lo tendré que dar yo.

Seguidamente unió nuestro labios, y el cosquilleo que sentía cuando lo besaba apareció de nuevo después de muchos días. Sus labios eran suaves y encajaban perfectamente con los míos. Nos fundimos en un beso cálido y apasionado. Poco a poco nos levantamos y me hizo sentarme en la barra de la mini cocina para que yo pudiera enrollar mis piernas en su cadera. A continuación mis manos fueron directas a su pelo que ya estaba bastante revuelto y húmedo por la ducha que se había dado hace poco. Nos sumergimos en una lucha de lenguas. Mis piernas que aún estaban enganchadas a su cintura se soltaron por culpa de la mordida que me propinó Anto en el labio superior, junto con mis piernas también se soltó su toalla y yo solté un grito ahogado.

- ¿Qué pasa Elena?- dijo soltando mis labios. Yo automaticamente me llevé las manos a los ojos.

- Se te ha caído la toalla.- dije sonrojada con los ojos cerrados. Él se comenzó a reir de forma melódica.

- Creo que se nos ha ido de las manos.

- Y tanto, ve a ponerte algo.- dije señalandole el baño.

- Ahora vuelvo.- dijo dandome un beso fugaz en los labios.

Cuando noté que se había a lejado abrí un poco los dedos que estaban en mi cara. Para mi sorpresa seguía en la habitación, y gozé de una vista perfecta de su culo. Redondo y musculado, como se notaba que hacía ejercicio. Involuntariamente me mordí el labio superior.

- Espero que no me estes mirando el culo.- dijo con un tono seductor.

- ¿Todavía sigues aquí? Pensaba que te ibas a cambiar.- dije cerrando los ojos.

- Ya voy, no tardo.- dijo tras cerrar la puerta del baño.

Cinco minutos depués salió con una camiseta negra y unos vaqueros, os he de confesar que estaba irresistible.

- Qué rapidez.- dije sorprendida.

- Me he dado prisa porque se me había olvidado decirte que estas preciosa.- dijo pasandome un mechón de pelo por detrás de la oreja.

- Tú también estas muy guapo.

- Eso ya lo sé, no hace falta que me lo digas.- dijo con un tono chulesco, depués cogió una chupa de cuero.

Amor Por Despiste Donde viven las historias. Descúbrelo ahora