Juliet Posada

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Siempre odié la sensación de descontento que me generaba el ser insuficiente. A pesar de tener un carácter fuerte, solía estar llena de inseguridades, dudas y miedos que me carcomían. Pero hay algo que siempre me hizo sentir orgullosa acerca de mí; la lealtad que tengo hacia aquellos que amo. Probablemente se deba a que conozco de cerca lo que es el dolor, pues mi infancia fue una completa mierda repleta de carencias y dolor, todo eso me dejó marcada de por vida. Eso hasta que dos personas se cruzaron en mi camino, me adoptaron y me hicieron parte de su hogar. Ahora estoy mucho mejor, tengo una familia a la cual amo y aunque los fantasmas de mi pasado me persiguen, no podría pedir más, aprendí a valorar a las buenas personas, lo cierto es que son pocas

Parece que fue ayer la primera vez que esos penetrantes ojos color verde cual pino se toparon con los míos, y fue él, quien hizo que mi vida se convirtiera en algo tan hermosamente catastrófico

Cuando nos conocimos éramos dos adolescentes intentando encontrar su lugar en el mundo cursando su segundo año de secundaria. No sé si fue una casualidad o fue el destino quien se hizo presente para que quedase en mi salón y justo a mi lado. A pesar de lo guapo que era y de lo innegablemente atractivo que se veía de cerca no me fije en él como algo más que "el chico nuevo" . Sin embargo, mi amiga Danielle... Sin duda quedó flechada desde el momento en el que cruzó la puerta

Y realmente me estaba volviendo loca, no dejaba de hablar de él...

No era la primera vez que lo veíamos, él es toda una leyenda en esta escuela, pero ahora parece menos un rumor de pasillo y más una persona de carne y hueso. Todo en él emanaba peligro e indiferencia, no por las razones por las que comúnmente me inclinaría, sino porque irradiaba esa vibra que atrae como si de una polilla caminando hacia la luz se tratase, apuesto a que tiene a muchos a su merced

Su reputación lo precedía. No obstante, no soy de las que les da importancia a lo que otros dicen. Las etiquetas y los chismes son patéticos

— Es tan perfecto ¿Cómo es que no lo vi antes?

— Danielle, no has dejado de hablar de él  y comienzas a irritarme. Harás que lo odie antes de conocerlo

— Está bien, me callaré... Con dos condiciones

— ¿Y cuáles serían esas condiciones? — arqueo una ceja en su dirección

— Primero, que admitas que el tipo es guapo... Y segundo, por favor, háblale de mí... Lo tienes al lado... Sabes que soy tímida. Si me acerco a él tomando la iniciativa seré un desastre

— Vale... El tipo está como quiere ¿Contenta?... Dani cómo demonios se supone que hable con él si no lo conozco de nada. No tiene sentido. El hecho de que esté a mi lado no nos vuelve íntimos

Bueno pero tú eres buena interactuando y te apuesto a que muy pronto serán cercanos, y cuando eso suceda podrás hablarle de mí y así me sentiré más segura

No puedo negarme al ver a mi amiga tan ilusionada

De acuerdo, pero no me presiones... Luego termina pensando que lo acoso

— Eres la mejor Jules— me abraza

Que equivocada estaba al pensar que Tomás Anderson sería alguien pasajero en mi vida

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Diario de un amor o dos (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora