Capítulo 58

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Tomás

La bajo disfrutando de ver sus labios rojos por mis desenfrenados besos

— Saldremos. Tus padres ya saben y hablé con las chicas y con Eric para que no lleguen tan temprano, te traeré justo a tiempo para que puedas estar con ellos

— ¿A dónde? — entrelaza sus manos detrás de mi cuello y aprieto su cintura

— A donde todo comenzó

— ¿Me llevarás a la escuela? — toma mi mano risueña

— Ahí nos conocimos, pero no fue donde nació mi amor por ti

— ¿Me amas, de verdad? 

— ¿Lo dudas? —no puedo culparla por ello — Te amo irracionalmente mi niña

— ¿No huirás de mí esta vez? 

— Nunca más ¿Y tú? 

— Te recuerdo que fuiste tú el que evitó que estuviéramos juntos

— Creo que todo lo que pasamos fue lo que nos hizo darnos cuenta de la verdad. Incluyendo estar con otras personas

Su sonrisa disminuye, no se perdona que las cosas con Mateo hayan resultado así. Tampoco estoy orgulloso... Quizás había una forma diferente de hacer las cosas sin que nadie saliera herido

— Se irá, decidió continuar sus estudios en Londres. Quiere estar lejos de mí

— Es lo más sano para él en este momento. Volverá y verás que todo estará bien

— Eso espero, tengo una última pregunta para ti

— Dispara

— ¿Qué pasa con Laurent? Dijiste que la amabas, varias veces

— Les hice creer eso a todos, incluyéndome a mí mismo. La quiero, pero a ti te amo y la diferencia es demasiado notoria para mi propio bien ¿Terminaste? 

— Por ahora

Sonriendo subimos al auto. Traer a mis hermanas para que alguien más las cuide podría ser considerado un atrevimiento, pero aquí las quieren y las cuidan mejor que en cualquier otro lugar, y de buena gana

Su celular resuena a mitad de camino y una enorme sonrisa se le dibuja antes de contestar

— Hola abu. Gracias... Yo también te extraño mucho, siento que no te veo hace siglos. De acuerdo, se oye justo— me mira de reojo antes de asentir como si la estuviera viendo — Estoy con él. Aguarda un segundo— lo aleja de su oreja — Quiere hablar contigo. Estás en altavoz abu

— Hola Nicki

— Muchacho ingrato, me has abandonado

— Tu nieta no me quiso dar tu número, teme que me prefieras a mí

Bufa indignada y escucho la risita traviesa del otro lado

— Quiero darles mi bendición chicos, no la necesitan pero... Eres mi niña consentida y mi única nieta, me enorgullece ver la mujer en la que te has convertido y tu felicidad es la mía. Mi nieta te eligió y tú la elegiste Tomás, y eso no ocurre porque sí, quiero que cuando las cosas se pongan difíciles recuerden lo que los unió en un principio. Les deseo lo mejor

— No sé qué haría sin ti abu, gracias

— Prometo que cuidaré muy bien de tu nieta

— Y ella te cuidará a ti. Me deja tranquila el saber que tienes a tanta gente que te quiere cielo. Terminando mi grandioso discurso, los dejo para que celebren

Diario de un amor o dos (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora