Epilogo

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Siete años después:

"Museo nacional de fotografía"

—10.000..

—Señora...

—De acuerdo, 15.000, pero es mi ultima oferta. —Dice ella muy convencida.

Su acompañante, quien debe tratarse de su esposo, le pide que se calme.

—¿Entonces 18.000?

—Cariño.

—Señora, ya le dije que esa fotografía...

—No está a la venta—.Le interrumpo a mi colega.

Los tres pares de ojos se enfocan en mi rostro, Richard niega con la cabeza disculpándose y asiento.

—¿Cómo dijo?. —Me pregunta ella con una ceja levantada.

Llego hasta ellos y me coloco de pie frente a la fotografía, un hermoso atardecer que logre capturar en la semana más hermosa que pase con Casian.

Suspiro. —Tome esta fotografía en mi luna de miel y también es la primera foto que presente en este museo, es muy importante para mí y solo está aquí para ser exhibida.

—¿Usted es la artista de esta pieza?

Solo sonrio. —Si se refiere a la persona detrás del lente, si, así es.

Su actitud cambia y me sonríe, decido darle una opción.

—Hay más fotografías en el museo o podría tomar unas fotos por usted.

—¡Eso estaría increíble! ¿Es posible eso?. —Le pregunta a Richard, quien se encoje de hombros.

—Sí, es posible. —Contesto.

—Entonces podríamos quedar un día de estos. —Me dice a su esposo. —Podríamos decirle los paisajes que deseamos en nuestra sala.

—Aquí mismo, los viernes estoy todo el día.

—Genial, muchas gracias.. —Me ofrece su mano y acepto su apretón de manos.

—Kendall, Kendall Harford.

Cierro el trato con la ahora conforme y feliz pareja y nuestra conversación se extiende, hasta que observo mi teléfono tras una llamada.

Sonrio y me despido de ellos.

—Casian. —Reprocho cuando lo escucho suspirar al otro lado de la línea.

Salgo del museo y bajo las escaleras del exterior para ir directo por un taxi.

—¿Dónde estás, Kendall?. —Su tono se escucha molesto.

—En el museo.. ¿Puedes creer que casi consigo 20 mil por mi cuadro?

Guarda silencio y me detengo justo en el último escalón.

—Casian..

—Deberías estar descansando en cama, no en el museo. —Me recuerda. —Lo prometiste.

—Pero estoy bien. —Sigo caminando y paro un taxi que me lleve directo a casa.

—Estas a una semana de cumplir los nueve meses, Kendall.

Observo mi pancita abultada y como si mi nuevo bebe oyera a su madre, patalea sin parar.

—¿Y hemos hecho esto cuantas veces?. —Le recuerdo.

El no responde.

—Exacto, Casian, es mi cuarto embarazo.. ¿Puedes dejar de preocuparte?

El suspira y lo conozco tan bien que debe estar con los codos sobre el escritorio y la mano cubriendo su sien.

Antes de la Media Noche (#6 Saga Odio a los chicos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora