Matias.
salía de una habitación y no tuve ni que mirar para la sala porque ya sabía que era Giovanna la que estaba gritando. uno: porque se le cortaba la voz por estar afónica y dos: estaba con tremendo pedo y era de esperarse que esté haciendo estas escenas.
estaban todos en pedos o drogados, yo por mi parte, recién había llegado y ya me había ido a coger, asi que no estaba ni en pedo ni drogado.baje rápidamente y me acerque a Giovanna para bajarla de la mesa, una vez que la tenía, la lleve hasta el pasillo donde no había tanta gente.
— ¿que paso? —la pobre apenas podía hablar del pedo y de lo mal que tenia la voz.
— ¿que tomaste, Gio? ¿estas bien? —le pregunté sosteniéndola de la cintura.
— nop, no estoy bien.
amaba la manera en la que hablaba y se reía.
— ¿queres ir a acostarte?
— no quiero ir a acostarme, quiero que garchemos, como regalo de cumpleaños.
— Seven me mata si te garcho en este estado.
— Seven está con Lula, dale, yo sé qué queres. —me dijo tirándose encima de mi, mientras ponía sus brazos al rededor de mi cuello, para no poder ni estar parada, era bastante vivita.
dudaba mucho que cuando toquemos la cama ella siga despierta, además si íbamos a garchar por su cumpleaños, quería que se acuerde, mínimo.
— cuando se termine todo garchamos, te prometo.
ella se rió otra vez y me empujó contra la pared, otra vez, para no poder ni estar parada, tenía bastante fuerza en las manos.
puso sus brazos nuevamente al rededor de mi cuello y me besó lentamente, tal cuál como ella sabía que tenía que hacer si quería que garchemos.
me acuerdo habérselo dicho una vez, así como me acuerdo perfectamente de todos los momentos en los que estuvimos juntos y ella me volvía loco, tan loco cómo me esta volviendo ahora.— ¿en serio vamos a garchar después? — me preguntó pasando una de sus manos por mi abdomen hasta llegar a mi entrepierna, apretándome la pija.
— uy, Gio, si pero necesito que me prometas que te vas a cuidar ahora. — le dije tratando de sacar su mano de ahí, no me quería calentar y que después vayamos a la habitación y se duerma. — deja de tomar, boluda, te vas a enfermar y encima no podes ni hablar.
— vos no te preocupes por mi.
...
Giovanna.
gemía al sentir las fuertes embestidas de Ecko, al igual que escuchaba una que otra de su parte.
— Matias.. —le dije cómo pude, debido a la exitacion que tenía y que no me daba más la voz.
— ¿que pasa, amor? — pregunto en mi oído para después comenzar a besar mi cuello mientras seguía con los movimiento.
— te extrañé mucho. —murmuré mordiéndome el labio mientras llevaba mis manos a su espalda.
él no me contestó nada y siguió hasta acabar, se sacó el forro y después se puso el bóxer, al igual que yo mi ropa interior y se quedó acostado arriba mío.
— yo también te extrañé, Gio. —me susurró besando mis labios.— todavía no entiendo porqué me seguís diciendo Matias. —dijo riéndose levemente.
— me gusta mas que Ignacio, cuando tengas 80 años te voy a decir Ignacio. —le dije burlándome.
— él solamente se rió y nos besamos una vez mas antes de que él se separé del beso. — Gio, me haces sentir tan bien.
y me dormí con esa frase sonando una y otra vez en mi cabeza, de todas formas no pretendía hacérsela tan fácil.