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Aida y Puertas estaban sentados en un bajo tejado lo suficientemente cercano al suelo, ambos en silencio, mirando el precioso cielo estrellado que había dejado esa noche.

- No eres menos que nadie.

Dijo de repente Puertas rompiendo el silencio.

- Ya... Me lo han dicho tantas personas y ha sido siempre una mentira tan grande...

Puertas se quedó en silencio un rato.

- No eres menos que nadie. De hecho para mí, eres más que muchos.

Aida le miró sin comprender muy bien a qué se refería.

- Tu eres esa chica de la risa extraña, de las borracheras épicas, de las tonterías dulces... Esa chica que sabe pasárselo bien, que sabe ser ella misma, esa chica que no tiene miedo a nada.

- Soy una piscina para niños. Y hasta en una piscina tan pequeña me ahogo.

- ¿Por qué crees eso? A ver, sorpréndeme. Quiero decir, dime en qué te basas.

Aida miro hacia el cielo, hacia las estrellas y luego habló.

- Me he liado con miles de tíos, me he tirado a miles de tíos, pero ninguno me quería por nada más... Querían un buen polvo de una noche y luego se iban dejándote pensando que no servías para nada más - trago saliva-
Durante un tiempo pensé que eso era lo guay, lo mejor... Ir de flor en flor sin ataduras... Hasta que me di cuenta de que yo necesitaba algo más que un lío, necesitaba cariño... Pero lo peor fue darme cuenta de que nunca iba a encontrar ese cariño que añoraba.

Puertas puso un brazo alrededor de Aida.

- Aida hay personas que te muestran ese cariño que necesitas, pero estas tan ciega por el hecho de pensar que no lo mereces... que no lo ves. Y en verdad esa persona que te va a dar ese cariño está ahí.

La chica miró a su amigo, aquel que siempre había estado en las buenas y en las malas y le abrazo. Le abrazo como nunca había abrazado a nadie, le abrazo sintiéndolo de verdad, buscando refugio en su brazos, buscando hogar ahí.

*****

Rufus empezaba a darle besos por el cuello, le quitaba la camiseta y ella a penas podía hacer nada se intentaba resistir pero no era capaz de mover un músculo.

El primo de Isaac comenzó a besarla también por la barriga, los pechos y ella gemía e intentaba arrastrarse pero ni siquiera podía articular palabra o abrir los ojos.

- Está abusando de ella- dije- La ha... La ha...

- Drogado está claro. Tenemos que buscar ayuda- finalizó mi prima.

Rufus le quitó el pantalón y en ese preciso momento la cogió en brazos medio inconsciente y la metió en su casa. Una vez dentro ya no podíamos saber que hacía con ella. Acabábamos de abandonarla a su suerte.

Llamamos a Isaac y le contamos lo sucedido. No tardó ni un segundo en llegar y entrar en casa.

Al cabo de unos cuarenta minutos salió de nuevo y con Julia medio dormida apoyada en él.

Entonces sonaron las sirenas, se encendieron luces de varios hogares, Julia cayó desplomada al suelo y fue cuestión de segundos que llegase la ambulancia y se la llevase. También apareció la policía.

Al día siguiente todo esto sería noticia en el pueblo.

*****

Me despierto por la mañana, mi prima ya no está en casa y tengo 11 llamadas perdidas suyas, 6 de Isaac, 2 de Aida y 1 de Puertas.

Después de un rápido desayuno salgo de casa sin pensarlo.

La policía está de nuevo en casa de Isaac, hablando con su tía y su abuela.

Entonces veo como otro guardia esposa a Rufus y lo mete en el coche de policía.

Parte de la familia de Julia está ahí también, el padre y Tessa.

- ¿Que está pasando?- pregunto lo más bajo que puedo.

Aida me responde.

- Julia está en el hospital, en desintoxicación. Rufus... la drogo y abusó de ella...

Puta locura.

Isaac se acercó.

- Se acaban de llevar a mi primo, a quien de hecho no veremos en un tiempo y a quien le esperan cantidad de largos juicios contra nuestra querida familia vecina.

Puta locura. De nuevo.

Lo que vimos anoche no era una tontería, no era una alucinación, no era una paradoja mental. Realmente el primo de Isaac había drogado a una menor para meterse en sus bragas. Estábamos hablando de algo serio.

Si había una cosa clara, era que este pueblo cada vez se volvía más y más loco.

****

Ya de noche nos preparamos todos para uno de los momentos más esperados del año. El cumpleaños de Puertas.

Me decante por un vestuario casual, urbano pero un poco más extrovertido para la ocasión.

Un top de encaje blanco, un vaquero roto y unos botines negros.

Salí de casa donde me esperaba Blanca que por lo visto requería mi ayuda para no sé qué movidas.

-¿Y bien, que necesitas?

- Necesito que me acompañes a la casa abandonada, por lo visto Alex y Nerea dejaron ahí guardados todos los regalos de Puertas.

¿Que habían hecho que? En la casa abandonada, ¿Es que acaso no había mejor lugar para guardar un regalo?

A regañadientes accedí a acompañarla.

Blanca se impulsó por el muro que daba a dentro de la casa.

- Bien necesito que te quedes ahí fuera para luego ayudarme a salir.

Blanca se metió en la casa y subió al piso donde tenía guardados los regalos. Se asomó al balcón y gritó.

- Ari, ¡píllalos!- y así sin más empezó a tirarlos.

Y justo cuando iba a volver a entrar en la casa se le cerró la puerta con la llave dentro.

- Me cago en la puta- dije.

Ni lo pensé. No sabía muy bien que hacía pero salte el muro y me metí en la casa abandonada.
La puerta principal había quedado abierta, así que, entre, cogí la llave y abrí a Blanca.

- Genial- dijo Blanca- ahora solo tenemos un problema ¿Como salimos?

Mierda.

*****

A Alex le sonó el movil.

Descolgó a Blanca.

Y al cabo de unos segundos tomo la palabra.

-¿¡ES QUE TENGO QUE MATAROS?!

PRETTY GOSSIP #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora