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Era ya tardísimo. Blanca, Nerea, Ruth, Paula y Alex andaban por ahí despiertos, dando miles de vueltas al pueblo sin ton ni son, esperando a que volviésemos, pero no dábamos señales de vida.

Mantenían el silencio, ninguno de ellos hablaban y simplemente se oía el soplido del viento.

Blanca observó entonces que Ruth parecía algo decaída, que no se la veía bien y la pregunto si había algo que la estuviese rondando.

Ruth no respondió y fue entonces Alex quien intentó que dijese algo.

- Vamos Ruth, ya sabes que puedes confiar en nosotros. A ti te pasa algo.

Ella asintió y dijo que era una tontería, pero aún así terminó por contar lo que la pasaba.

- Es que... Llevan pasando unas cosas entre Isaac y yo un tiempo.

- Lo sabemos- comentó Alex- No somos tontos.

Ruth ignoro el comentario y prosiguió.

- Y bueno después de unos malentendidos y unas charlas, hemos decidido dejar lo que fuese que teníamos y eso... no sé.

Se hizo un pequeño silencio antes de que nadie dijese nada.

- Quizás sea lo mejor para ambos- Si dos personas no están destinadas, no se puede forzar nada imagino.

Ruth asintió ante lo que había dicho Blanca, pero lo que ella no sabía es que esa chica se estaba empezando a colgar de Isaac también.

Después de esa mini conversación volvieron a quedarse todos callados y retomaron el paseo siendo ya la vuelta número mil que daban al pueblo.

Fue entonces cuando a Blanca le empezó a sonar el móvil. Isaac la estaba llamando.

- Isaac, ¿Estáis bien? ¿Dónde cojones estáis?- preguntó ella.

- Escúchame ha pasado algo pero todo está bien. Estamos ya de camino al pueblo.

Blanca oía el ruido del coche.

- ¿Estáis en un coche, de dónde venís? Oye dime qué ha pasado.

El chico suspiró.

- Blanca es una larga historia. En cuanto lleguemos, nos vemos y ya te lo contamos todo, nos vemos en nada.

Acto seguido colgó.

Fin de la llamada.

- ¿Qué hacen? - preguntó Alex.

- Ni idea tú. Ya nos contarán.

*****

Llegamos por fin a Valdilla y nos acercamos a casa de Puertas y Rodri para dejarles allí. Se les veía mejor que al principio de la noche y mucho más relajados. Qué locura.

También dejamos al petardo del nuevo; Raúl en su casa, aunque muy a regañadientes. Todo había sido culpa suya, desde que llegó las cosas empezaron a cambiar, a los otros dos se les había ido la pinza, nos había metido ya en un lío y para colmo me daba la impresión de que las cosas no habían hecho más que empezar.

Dama se despidió de nosotros y se marchó para casa, ya había tenido suficiente por esa noche.

Mientras Isaac, Aida y yo nos sentamos en un bordillo en frente de la casa de Puertas y Rodri a esperar a los demás para contarles lo que había pasado y que se quedasen más tranquilos.

No tardaron mucho en llegar.

- Vais a dar YA explicaciones de lo que ha pasado- dijo Blanca bastante seria.

- Ven siéntate aquí- respondió Isaac señalando el bordillo para que se sentase a su lado.

Y así lo hizo.

Isaac empezó a contar toda la historia.

- Se les ha ido la pinza- comentó Nerea.

Aida la respondió y por lo visto pensaba lo mismo que yo.

- Es todo culpa del Raúl ese tío. Que está mal de la maraca y anda metiendo a estos dos idiotas en sus mierdas y luego pasa lo que pasa. Y para colmo tenemos que acabar los mismos de siempre haciendo de putos niñeros.

No podía estar más de acuerdo en lo que había dicho. Las cosas no podían seguir así, pero iba a ser muy difícil dar marcha atrás ahora.

La puerta de su casa se abrió y salió Puertas de ella.

- Aida ¿Podemos hablar un momento porfa?

Ella asintió y se levantó.

Se apartaron un poco pero no mucho, lo justo para que no les oyésemos.

- Escucha siento lo de esta noche.

- Da igual. Estarás reventado, vete a la cama.

- En serio Aida, lo siento. Se nos fue de las manos, intentaremos que no se repita.

"Intentaremos" había dicho. Eso no nos dejaba más tranquilos, sabíamos que no era verdad.

- Que sí que no pasa nada, tranquilo bobo. Ahora descansa.

Hubo un minuto de silencio.

- Te quiero- le dijo él.

Aida sonrió y acto seguido se besaron, fue un beso corto pero bonito.

Todos los demás se quedaron boquiabiertos, no se lo esperaban para nada.

Después del beso Puertas entró para casa de nuevo.

- No me lo puedo creer- dijo Paula - Es que estoy hasta los huevos.

- ¿Qué dices tú?- preguntó Isaac.

No entendíamos nada.

- Digo que estoy hasta los huevos. Que estoy bien hartita ya de Aida y sus niñerías, que parece una puta, aquí todo el día de flor en flor, de uno al otro.

Hablé.

- Oye, oye, te estás pasando. Que me parece que te estás volviendo un poco inaguantable eh.

-¿Inaguantable yo? Joder pues esta entonces no sé. Harta de que se esté liando con todos a todas horas chaval. Que parece que se tiene que llevar ella a todos los chicos y no es así tío, no es así.

Aida estaba flipando. Mejor dicho, todos estábamos flipando, aquello era surrealista.

- ¿Pero y esto? ¿Qué te gusta Puertas o algo? No sé, igual son celos vaya porque se te acaba de ir la puta pinza. Ahora tengo yo la culpa de todos tus males porque me haya liado con él. Pues chica no sé, piénsate a ver por qué no gustas. Igual es tu actitud eh, porque llamando puta a otras mujeres poco vas a gustar maja.

Se había oído la hostia hasta en las Canarias.

Sí, es verdad que Paula me había dicho que le gustaba Puertas, pero no podía ponerse así con Aida por el hecho de que esos dos estaban liados, incluso estaban empezando a tener algo más serio.

Paula se puso en pie y se marchó para casa.

- Meca... Que noche más intensa- dijo Isaac.

- No no si ya se ve- dijo Blanca entre risas.

Él también se rió.

Y tal y como habían dicho: vaya nochecita

PRETTY GOSSIP #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora