13.

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Aida y Puertas habían dejado al resto del grupo en la plaza después de la desaparición mía de Rodri e Irati y habían decidido salir a dar un paseo, que era lo que últimamente no paraban de hacer y qué tan bien les sentaba a ambos dos.

Habían llegado a un pequeño recoveco en la calle que estaba alumbrado por la tenue luz de una farola medio estropeada.

Decidieron sentarse ahí.

Ambos posaron las copas y se liaron unos cigarros.

Dieron la primera calada al mismo tiempo.

- Una vez más perdidos en medio de la calle. Parecemos vagabundos- dijo Aida y ambos se rieron ante el simpático comentario.

- Vagabundos pero con clase- dijo esta vez Puertas.

Risas otra vez.

Aida cogió su copa y la alzó en el aire.

- Por los vagabundos con clase.

Puertas hizo lo mismo y chocó su copa con la de ella, repitiendo lo mismo.

- Por los vagabundos con clase.

Sonriendo, Aida se apoyó en el hombro del chico y él, le pasó el brazo por encima.

- Hace tiempo que no me siento así de a gusto con alguien- dijo ella- Eres un buen tío Puertecitas- dijo entre risas.

- ¿Solo eso? Solo soy... ¿Un buen tío?

Ella se incorporó y se rió.

- ¡No! No bobo. Eres más que eso.

- ¿Qué soy?- preguntó él entonces un poco más serio.

- No se...

Puertas se acercó más a Aida y le mantuvo la mirada. Después habló.

- Pues yo si se lo que tú eres para mí.

Aida se quedó mirándole.

- ¿Qué soy?

Puertas no respondió con una frase. Se puede decir que no respondió ni con palabras, sino con un gesto. Simplemente a la corta distancia que se encontraban sus caras, Puertas respondió posando de manera sutil sus labios en los de ella. Aida no se quitó.

Ambos abrieron los ojos un pequeño momento. El chico acarició su cara y repitió lo mismo. Y así en aquella loca noche, escuchándose la música de la plaza, bajo la luz de una pequeña farola estropeada se besaron y se dieron cuenta de que era lo único que necesitaban en el momento.

El beso sé acabó y fue él quien tomó la palabra.

- Eres la única persona con la quiero estar ahora mismo. Ahora, después, más tarde, mañana, pasado. Siempre.

Aida no respondió al comentario de Puertas. Cerró los ojos y le besó tal y como él había hecho antes con ella. Siguiendo exactamente los mismos pasos.

Y por primera vez Aida se dio cuenta de algo.

- Este es el primer lío con sentido que tengo.

El chico se arrimo a ella.

- Me alegro entonces de que sea yo quien te lo haya dado. Vales mucho Aida. Olvídate de esos tíos con los que te lias y que no te quieren para nada más que un polvo de una noche. Vales millones y te mereces el cariño que buscas.

-¿Es pronto para decir que te quiero?- pregunto ella mordiéndose el labio.

- Nunca es pronto para querer a nadie.

Se besaron de nuevo.

******

Llevábamos un buen rato montando la mayor de las escenas que Rodri veía jamás. Solo quedaba tirarnos de los pelos para que pareciese una película de adolescentes americana.

Podría decirse que Irati y yo llevábamos aproximadamente diez minutos nada más ni nada menos que insultándonos y tirándonos mierda constantemente.

No podía aguantarme más las ganas de llorar pero tenía que resistir aunque fuese un pelín.

- Estoy harta de ti y de tus juegos. De cómo manipulas a la gente para tenerla detrás de ti bailándote el agua y luego sin escrúpulos les haces daño a todos. Eres una mala persona, Irati. Das asco. ¿Qué ganabas diciéndole a Rodri que me gustaba? ¿Qué? - Rodri se me quedó mirando con una mirada imposible de descifrar- ¿Qué ganabas besándolo sabiendo que me gustaba? Dime.

Irati parecía enfadada.

- Yo sí que estoy harta de ti. La dulce chica que no hace nada malo y que se está de buenas con todo el puñetero mundo. En el fondo tú sí que das asco. Sobras. Sobras para mí en este grupo. Es que de hecho por lo que he visto sobras para cada uno de nosotros.

¿Era envidia o era simplemente odio retenido lo que oía de ella?

Rodri se metió en la disputa.

- Tampoco te pases Irati. Aquí no sobra nadie.

Irati me alzó el dedo del medio y marchó de allí de mala hostia.

Solo quedaba yo; quien apenas podía mirar a Rodri. Y él.

Se me acercó.

Y yo no pude más. Las lágrimas que había retenido saltaron sin más y ya no parecía que fuese posible pararlas. Entre el cabreo, la vergüenza y el alcohol estaba punto de ahogarme en mi propio drama.

- Ey no pasa nada ¿Vale? No pasa nada. Tú y yo estamos bien.

No respondí.

Me puso una mano en el hombro.

- Da igual- dije- Me voy a ir a casa sabes.

- No te vas. No te vas porque tienes que estar aquí conmigo, con nosotros.

- ¿No has oído a Irati? Sobro.

Rodri se frotó la cara y me sujetó para que no me fuera.

- No sobras. Se llama envidia. No sobras porque eres de las pocas personas aquí que están siempre para los demás, que se preocupa antes por el resto que por ti misma. No sobras.

Hice amago de una pequeña sonrisa. Todo muy bonito pero me iba a casa. Necesitaba salir de ahí, dormir e imaginar que no había pasado nada de eso, a pesar de que sí.

****

Estaba ya de camino a casa cuando vi bajando por la calle a dos personas. De repente se pararon en seco para darse un pequeño beso.

Siguieron andando y se acercaron más a mí y a la luz.

NO JODAS.

-¿Aida?- pregunté.

Las dos personas pararon de nuevo.

Pues sí. Aida y Puertas.

- Ehhh...- Puertas empezó a murmurar pero no terminaba por decir nada con sentido.

Hablé yo entonces.

- Da igual, da igual. Ya mañana con calma si eso me contáis eh. Ale, ale, para la cama que ya es tarde- dije- Osea no me malinterpreteis eh, quiero decir que para la cama de dormir no en el otro sentido.

Silencio absoluto. Me medio reí.

Pues nada. Ale. Para casa.

PRETTY GOSSIP #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora