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Chris había llamado hacía unas horas. Por lo visto, sus padres habían dejado la casa libre esta noche y le apetecía que nos pasáramos por ahí a cenar, hacer algo de fiesta y si la cosa iba bien quedarnos a dormir.

DIN, DON

Cuando llegamos a casa de Chris alguien inesperado y desconocido abrió la puerta.

Un chico moreno, alto, muy alto, de ojos avellana y un poco pijo se apoyaba en el marco de la puerta con una sonrisa de oreja a oreja.

- Perdona, ¿tú eres...?- empezó preguntando Aída.

Al joven se le escapó una pequeña carcajada y Aída lo miro con cara de querer estrangularlo.

- Sois amigos de Chris, ¿no?- dijo él afirmando más que preguntando. - Soy vecino suyo, pasad anda que os vais a quedar pajarito ahí fuera.

El jovencillo cuyo nombre seguíamos sin saber parecía majo y divertido, aunque podría llegar a resultar un pelín irritante.

Entramos en la casa y una cara muy conocida que bailaba subida a una silla pegó un grito.

- ¡ESSSSSOOOOSSS DE VALDILLA!

Nos reímos. Chris siempre tan espontáneo.

Nos dio dos besos a todos para saludarnos y cuando llegó a Aída resultó entre extraño y cortante, no fue incómodo del todo pero hubo cierto choque.

- Bueno chavales este es Pedro, vecino y amigo desde siempre para siempre- ambos soltaron una pequeña risita- ¿Hay hambre? Tengo pizzas. Y para acompañar, tan, tan, tan UN BUEN VODKA, ¿Como lo veis?

No se respondió a la pregunta. Unos empezaron a recoger y preparar la mesa, otros fueron a hacer las pizzas y mientras, otros iban preparando la mezcla para la bebida.

Alex se acercó al altavoz de Chris para conectar su móvil y ambientar un poco la pequeña y acogedora casa con algo de música.

- Pon algo de tecno- dijo Chris.

- Calla oh, chaval pon un poco de rock español ahí del guapo- fue la propuesta de Isaac.

Aída de negó en rotundo.

- Anda déjate de bobadas y pon reggaeton del bueno, si queréis ambientar de verdad.

Mientras que se desataba una pequeña guerra sobre la música que había que ponerse Paula y Jorge se encontraban en la cocina preparando la mezcla.

Un silencio incómodo ocupaba la sala y solo lo llenaban el ruido de vasos y botellas.

- Así que, eres de Bilbao. Nunca fui ¿Es bonito?- pregunto Paula intentando sacar conversación.

-Sí - fue toda la respuesta.

Ella dejo de hablar un rato pero al poco volvió a intentarlo con un piropo.

- Tienes unos ojos muy bonitos.

Él se medio sonrojó.

- Gracias. Los heredé de mi madre.
- Que guapos. Es que los ojos azules me parecen preciosos y cargados de luz y emociones.

A él se le escapó una media carcajada.

- Perdón- se excusó - Es que son verdes pero bueno.

Y con esas últimas palabras, Jorge abandonó la cocina con las bebidas que él ya había preparado.

****

La cena había comenzado apenas unos minutos atrás cuando la guerra musical había llegado a su fin y se había decidido poner un poco de todo.

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⏰ Última actualización: Apr 27, 2019 ⏰

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