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—Nos vemos Ino.— Saludamos con la mano y salimos de la tienda sin un destino.

—¿A donde piensas llevarme?—Kellin estaba intentando calentar su nariz con sus manos, pero eso hacia que cada vez este más roja.

—En realidad no lo se, ¿a donde quieres ir?

—Pensaba en ir a algún restaurante pero deben estar llenos, ya sabes, viernes por la noche.— Acomodó un mechón de su cabello por detrás de su oreja, tiritando por el frío.

—¿Quieres venir a mi casa? Podriamos ver una película y descongelar una pizza.

—Claro, peliculas, pizza y charlas sobre los chicos que nos gustan, ¿no?

—Si tu quieres.— Le sonreí y se sonrojó un poco, era raro pensar en que a Kellin le pudiese gustar alguien, no me gustaba mucho la idea, pero no termino de entender por qué.

En este tiempo, Kellin y yo nunca habiamos hablado de relaciones sentimentales, pasadas o actuales, tampoco es algo que me muriese por hacer, pero me sorprendía bastante que nunca haya surgido ese tema.

Apenas entramos Kellin se sacó el abrigo y lo tome para llevarlo a mi habitación junto al mio, y al volver, él estaba sentado en la barra jugando con sus pies.

—¿Película y luego pizza, pizza y luego película o todo junto?—Levantó la cabeza y me miró sonriente.

—Pizza y charla.—Ambos reímos y fui al otro lado de la barra.

—No estaba en el menú, pero se podría hacer una excepción por esos ojitos.—Le guiñe a modo de chiste y baje las pizzas para que se descongelen.

—Es que estos ojitos siempre consiguen lo que quieren.— Esta vez él me guiño el ojo, a lo que me sentí raro, tal vez intimidado.

—¿Como que?— Volví a la barra y me apoyé en ella, mirándolo fijamente, pero él estaba confundido. —¿Que cosas conseguiste, chico malo?

—No lo se, ¿Bebidas gratis?¿Que me hagan la tarea?¿Ahorrarme hacer la cola para pagar un cd?

—Ninguna de esas es tan genial como la última.

—Un beneficio genial ofrecido por un chico genial.—Ambos reímos.

—¿Acaso el joven Quinn esta coqueteando conmigo?

—Es solo para que me dejes comer más, mañana no te hablare.—Ambos reímos.

Admito sin problema que Kellin me parece un lindo chico, y me arriesgaría a coquetear con él.
Me gusta, no hay mucho que decir al respecto.
Pero es tan raro pensar así, hace más de un año que no tengo algo serio, y he tenido intentos de relación de los cuales yo esperaba más de lo que la otra parte pensaba darme. Caía de alto, Dante tenía razón, y como un cobarde siempre corría a sus brazos, en busca de consuelo y a veces un poco más.
Dante tenia razón, no podía hacerme ilusión con cada persona que aparecía en mi vida y demostraba una pizca de cariño por mi, siempre decía que todas esas veces era diferente y obviamente no lo era, pero me duele decir que esta vez también lo creo, y no pienso mirar hacia otro lado.
Es agradable hablar con él, es un gran amigo y una excelente persona, no veo un porque no.
Pero estaba asustado.
Demasiado.

—Creo que debo irme ¿Te parece?— Miré a Kellin y estaba cruzado de brazos y apoyado en la mesa.

—Si quieres te quedas un rato más y luego te llevo.— Comencé a juntar las pequeñas migas que habían en la mesa.

—¿Como?¿En los hombros?—El rió.

—Tengo un auto, no lo uso mucho porque no me gusta, pero por ti podriamos intentar.—Vi como sus ojos se abrieron mucho.

—¿¡Nos has dejado morir de frío todo este tiempo teniendo auto!? ¡Victor todas las mañanas te quejas del frío!— Me reí al escuchar como su voz se agudizó mucho más de lo común.

—No lo se, no me gusta, es aburrido.—Lo mire como si fuese lo más obvio del mundo y sus mejillas se enrojecieron totalmente.

—Mañana iras al trabajo conduciendo e iras a buscarme TU a mi trabajo- Desde hace unas semanas él siempre pasaba por mi trabajo para que nos vayamos juntos, como le queda de camino y nunca quería ir solo.

—Pero me gusta caminar contigo, las charlas que tenemos se reducirían a cinco minutos—Hice un puchero poco creíble y al instante reí.

—Si quieres vengo de vez en cuando y me quedó para hablar, pero no es bueno elegir el frío invernal antes de estar sentados y comodos volviendo como reyes a nuestros hogares.

—Creo que estas exagerando en lo de "como reyes"—Tome un poco de agua que habia servido en un vaso.

—Tu calla y hazlo por mí.—Acunó su cara con sus manos y pestaño reiteradas veces rápidamente.

—Eres un idiota.—Sonreí y me cruce de brazos.

—Y aun así me conscientes.

Ambos reímos y seguimos hablando hasta que a las 00:42 a.m. llego el momento de llevar a Kellin a su casa.

Me levante una hora antes de lo común, decidí desayunar bien por una vez en la vida y, como hace mucho no hacia, me recogí el cabello.

Llevaba puesto el uniforme, y salí con mi misma mochila de siempre, tomando las llaves y bajando de a dos escalones hasta mi auto.

Al subir, prendí la radio y comencé a manejar hacia la casa de Kellin.
En cuanto llegue a su casa vi un auto estacionado en frente, le mande un mensaje de que ya habia llegado y dos minutos luego salió y dio un portazo, para luego correr hacia el auto.

—Perdón por hacerte esperar.—Se acomodó el cabello y miro hacia abajo, tenia las mejillas rojas, los ojos cristalizados y el ceño fruncido.

—Solo fueron dos minutos, ¿te pasa algo?— Con el auto aun quieto, gire para mirarlo.

Él levanto la vista y miro el auto que estaba estacionado frente a su casa.

—Es mi padre.

Dirty Laundry || Kellic QuentesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora