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Me desperté sintiendo un peso en mi cintura, junto a una respiración en mi cabello y el agradable calor de otro cuerpo en mi espalda.
No sabía que hora era, pero Vic parecía estar totalmente cansado. Su respiración era pesada y lenta, tanto que hasta me daba cosquillas.
Era una sensación agradable, más allá de todo, lo que más me gustaba era que fuese él, que fuese Vic, me hacía sentir bien.

—Mhm— Escuche un quejido y sentí como me pego mucho más a su cuerpo.

¿Podría levantarme y hacer el desayuno? En realidad no se donde esta nada, pero podría buscarlo, aunque pensándolo bien podría hacer algún ruido y despertarlo, y estaba tan en paz que era lo último que quería hacer. Podría también volver a dormir, pero la verdad ya no tenía sueño.

Pensé en mil cosas para hacer, hasta encontré entretenido contar los puntos de una camiseta que se encontraba en el suelo, pero de vez en cuando Vic hacia algún movimiento y me volvía a perder. Pasó alrededor de una hora y media hasta que me di por vencido y decidí quedarme mirando a la pared.

—¿Hace cuanto estas despierto?—Sentí como mi corazón casi salta hacia mi garganta, junto a como sonrió sobre mi cabello.

Su voz estaba tan ronca que era una maravilla.

—Hace poco.

—Dime la verdad, te vez muy despierto.

—Hace cosa de una hora o algo así.

—¿Porque no me despertaste?

—Te veías cansado.

—¿Y porque no me corriste?

—Te veías muy cómodo.

—¿Me veías de otra forma?— Perfecto.

—Dormido.

—Jaja, que chistoso.

—¿Porque no te mueves?

—¿Acaso te molesto?

—No es por eso.

—Entonces no.— Sentí como me precionaba más junto a su cuerpo.

—¿No tienes hambre?

—Un poco.

—¿Y si nos levantamos?

—Sh, no, estoy cómodo dejame en paz.

En ese instante mi estómago delató el hambre que tenía.

—¿Me preguntabas si tenia hambre por mi, o por ti?

—¿Por ambos?

—Por dios, esta bien, vamos.

En cuanto se despego de mi me sentí expuesto completamente al eterno frió invernal en el ambiente, lo habia olvidado por completo, me sentía tan bien entre los brazos de Vic, que olvide el frió con el que convivi toda la vida.

—Es por el frío.— Dijo Vic en cuanto termino de ponerse su camiseta, sentado en el borde se la cama.

—¿De que hablas?— Al sentarme me tape mejor con las sabanas.

—Tu nariz, no estuvo roja hasta que me fui y te dio el frío.

—Oh, eso.— Tape mi nariz con la mano.

—No la tapes, es linda.—Sentí como mis mejillas tomaban color mientras volvía a poner mi mano sobre mi pierna.—Si quieres quedate aquí, en unos minutos traeré las cosas.

En cuanto se fue, tome mi celular y leí algunos de los mensajes que tenía.

Me asuste al ver un mensaje de mi hermano.

Dirty Laundry || Kellic QuentesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora