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—¿Estas seguro de que no necesitarás ayuda?—Inocencia me abrazo al verme tomar mi abrigo.

—Solo necesito que me cubras hoy.—Bese su frente y me dispuse a saludar a Dante, pero en cuanto me gire a él se largo al almacén excusándose con que tenía que reponer unos discos.

—Suerte Vic.—Le sonreí una vez más antes de salir y correr hacia mi auto, cada segundo valía oro, y hoy no estaba como para derrochar.

Comencé a conducir hacia la casa de Kells sabiendo que él no estaba, odiaba ser romántico pero a sabiendas de que a Kellin le encantaba, decidí preparan una linda velada para ambos.

Había comprado velas y rosas, también habia traído unas luces led blancas que me habia prestado Ino y ella se habia ofrecido a darme la comida lista para sólo tener que calentarla, lo cual no era muy romántico, pero menos romántico seria matar a Kellin por intoxicación al intentar cocinar una comida que no fuese pollo frito con arroz.

—Kellin, sabes que este tiempo paso volando, tan rápido como... No.—Le di un cabezazo al volante antes de girar hacia la calle de Kellin, es increíble que no se me ocurriese nada para decirle.

—Kellin, sabes que te quiero y... dios odio esto.—Estacione frente a su casa y mire la hora, tenia exactamente una hora para arreglar todo y aun no se me ocurría que decirle, y la idea de ir a por el plan b me erizaba la piel.

Baje y saque las cosas del baúl, evitando a toda costa mirar la guitarra junto a la caja de cosas, pero de verdad temia que la impotencia y miedo a llegar a eso me llevase inevitablemente a hacerlo.

Entre con cuidado con la llave que sabia que Kellin escondía en una madera junto a la puerta.

“En caso de emergencia, quiero que sepas que hay una copia de llaves justo en esa maceta, no quiero que estes al borde de tirar la puerta de nuevo”

Kellin me confeso eso un día que me escribió diciendome una y otra vez que creía que se desmayaría, por el pánico que sentí apenas llegue comencé a empujar la puerta, e intente forzarla pero al no lograr nada, entre por una ventana, haciendo que Kells se recupere gracias al susto.

Abrí con cuidado la puerta y entre, prendiendo las luces y mirando el lugar donde no había estado más de dos veces.

Se veia limpio y se sentia familiar. Intente no tocar muchas cosas con el miedo de que Kells se enojase, pero con cuidado comencé a preparar todo.

Alrededor de cuarenta minutos después acabé poniendo el vino favorito de Kellin en el centro de la mesa, que se veia fantastica iluminada por las velas y las tenues luces blancas alrededor.

Luego de pasar un rato mirando lo bello que habia quedado todo, me di por vencido e intente pensar una vez más en que podría decirle a Kellin, pero como todo no es siempre perfecto, me vi obligado a traer la guitarra del auto y dejarla bien acomodada al costado de la mesa.

Le había dicho a Kells que hoy no me sentía muy bien por lo que no podría ir a buscarlo puesto a que después de trabajar debería ir al hospital para que me recetaran algo, el me dijo que no tendria problema y que le pediría a Justin que lo alcanzace hasta su casa, ya que ellos eran casi vecinos.

En cuanto escuche la llave en la puerta corrí a esconderme a la cocina, estaba tan emocionado.

—¡Cariño ya llegue!—Al escuchar eso piel se me erizo y un sabor amargo subió a mi boca ¿Kellin vivía con alguien?¿Porque no me lo había dicho?¿Que me haya mentido tenia que ver con que este llamando "cariño" a quien sea que este aquí?—Coc...¿Pero que mier...—Lo escuche frenar en la sala y casi de inmediato escuche pasos rápidos por las escaleras.

—¿Papá?

¿Que?

La cabeza estaba a punto de estallarme.

—Hola cariño ¿Sabes si tu tío Dev estaba por invitar a alguien a cenar?—Me tome el atrevimiento de asomarme un poco y vi a Kells con una niña pequeña en brazos. ¿Ella le había dicho papá a él?

La pequeñita negó.—Él y yo estabamos durmiendo arriba, pero desperté cuando llegaste.—Ella lo abrazo y él beso su cabesita, sin esperar mucho más salí de donde estana viendo como Kellin casi deja caer a la niña.

—Victor, ¿Tu hiciste esto?

—Hablamos luego Kellin.—Tome la guitarra tratando de no tirar nada y me dirigí hacia la puerta.

—No, Victor, por favor quedate, puedo explicártelo todo.—Vi como dejo a la niña en el suelo y señalo la escalera con la cabeza, haciendo que la pequeña comenzase a subir casi de inmediato.

—Lo único que te pedí era sinceridad, no quería que me contases cada detalle de tu vida, sólo quería que me dijeses si te faltaba algo por decirme o no y...—Sentí un nudo en la garganta y me reí para luego cubrir mis ojos en cuanto los sentí picar.—Kellin tienes una hija y me lo ocultaste.—Mire la mesa.—Tenia planeado darte una sorpresa hermosa, pero el sorprendido aquí soy yo.

—Vicky...

—Kellin no le llames así.

—¿Como quieres que te diga?¿Victor?¿Quieres que te trate con frialdad solo porque tu estas enojado?

—¡Kellin no minimises esto!¡Tienes una hija!¡Una vida que depende de ti y me la ocultaste sabiendo que yo queria compartir mi vida contigo!—Volteé hacia la puerta pero él me tomo por la muñeca y me giro obligandome a verlo, ambos estábamos llorando.

—¡Lo hice por esto!¡Sabia que en cuanto te lo dijese te enojarias y me dejarías!

—Si me lo hubieses dicho antes no estaría enojado.

—Vic, desde el momento cero me gustaste ¿Ya no quieres mentiras? Bien, esa es la verdad. Te conocí y note que yo también te llamaba la atención y decidí hablarte, creí que lo nuestro no seria algo serio pero en cuanto lo note había pasado mucho tiempo y sabía que si te enterabas que tenía una hija te irías...

—¿Tan mala impresión tienes de mi?

—Victor te estas yendo, tenia razón.

—Me estoy yendo por la mentira, no por ella, parece que no lo notas.

—¿No te molesta que un niñato de 21 tenga una hija de 3 años?

—Kellin por supuesto que no, yo no soy nadie para juzgar tu vida.—Sentí como mi cuerpo de a poco se relajaba, y comencé a entender por que Kellin no me decía de la existencia de la pequeña niña rubia que nos espiaba desde las escaleras, a la cual en cuanto vi, huyo, la verdadera razón. A Kellin anteriormente lo deben haber juzgado por esto, por lo que debe verlo como un defecto en él.—Tienes una casa, algo que yo no tengo.—Suspiré.—Sabes cocinar, mantienes la casa ordenada, eres responsable y tienes un trabajo estable, algo que yo tampoco tengo.—Con una mano limpie las lagrimas que seguían saliendo de los ojos del hermoso chico frente a mí.—No dudo en que la ames, como tampoco dudo que ella te ame a ti, lo cual yo también hago.

»Kellin eres alguien genial, de verdad, perdón por actuar mal, pero de verdad espero que entiendas que es algo duro e inesperado para mi, ya no estoy enojado, porque la verdad yo en tu lugar también hubiese actuado bajo el miedo.¿Odio que me hayas mentido? Si, pero como ya te dije, no soy nadie para juzgarte.
Te amo, te amo y no quiero que esto acabe, pero no esperaré más.
Necesito que me cuentes tu historia, la historia de tu hija y el porque tienes tanto miedo de abrirte.
No voy a amarte siendo un ignorante sobre ti.
Pero tampoco te voy a negar la oportunidad de hablar y retractarte de todo esto.

Al terminar de hablar nos abrazamos todo el tiempo que necesitamos haciendo lo más conveniente para ambos, procesando todo en silencio pero acompañados, sin juzgar los pensamientos y temores del otro, solo dandonos fuerzas, no inseguridades, no dudas, solo fuerza y amor.

—Te lo contaré todo.

Dirty Laundry || Kellic QuentesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora