Capítulo 9.

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Narra Ross:

Ashley: ¡Veamos esa tienda de ahí! -dijo emocionada mientras que la señalaba.

Luke y yo asentimos con la cabeza y en menos de lo que canta un gallo, agarró a ____ de la mano y la arrastró hacia la tienda.

Yo negué con la cabeza y a la vez solté una pequeña carcajada.

Luke: Te gusta -soltó de repente.

Ross: ¿Qué? -respondí confuso.

Él me miró.

Luke: ¡Por dios, Rossome! Te gusta ____ y no me lo puedes negar.

Ross: Ella no me gusta. Solo la quiero como amiga -contesté seguro de mí mismo.

O a lo mejor no tan seguro...

Luke negó con la cabeza.

Luke: Ni tú mismo te crees eso. ¿Quieres pruebas de que te gusta? -preguntó alzando una ceja.

Asentí con la cabeza y escuché atentamente a lo que Luke iba a decir.

Luke: Hace 30 minutos que fuimos a la pista de patinaje y Ashley y yo os encontramos callados. Tú estabas mirándola a los ojos y apuesto lo que sea a que tenías las inmensas ganas de besarla.

Yo permanecí callado.

Al ver que no hablé, Luke siguió hablando.

Luke: También, siempre que Amy la insulta tú siempre vas a su rescate como príncipe azul... O mejor... Príncipe amarillo.

Solté una pequeña risita por la estupidez que había dicho y negué con la cabeza.

Luke: ¿Algo que decir, Lynch?

Ross: No lo sé, Hemmings... Yo...

Él me interrumpió.

Luke: Mira, piénsatelo si quieres. Háblalo con Rydel, Ashley o alguno de tus hermanos y luego vienes y me afirmas lo que te he dicho.

Entonces, él caminó más deprisa para entrar antes que yo en la tienda que fueron ____ y Ashley.

Me dejó solo.

***

Ross: ¡Ya llegué! -grité cerrando la puerta de la entrada.

Dejé mi chaqueta en el perchero y las llaves en una repisa del hall.

XxX: ¡Estamos en la cocina, hermanito! -chilló mi hermana de vuelta.

Caminé hasta allí y me encontré con las dos mujeres de la casa: Rydel y mi mamá Stormie.

Stormie: ¿Cómo te fue el día? -preguntó al verme entrar por la puerta.

Estaban preparando galletas y toda la cocina estaba hecha un desastre.

Ross: ¡Genial, mamá! -respondí acercándome a ellas para darles un beso en la mejilla a cada una.

De paso, metí el dedo en el cuenco de la masa de las galletas y lo llevé directamente a mi boca.

Rydel: ¡Ross! -me regañó mi hermana.

Mi madre y yo reímos en un tono bajito.

A Rydel le daba mucho coraje que probáramos la comida que ella preparaba sin su permiso, y eso le ponía de los nervios.

Yo, como hermano, me encantaba ver cómo se enfadaba.

Ross: ¿Le pondrás chispas de chocolate? -pregunté sentándome en una silla al lado de mi mamá.

A Silent Voice | Ross Lynch & Tu • Finalizada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora