Capítulo 24.

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Narra ____:

Lo miré preocupada y aparté algunos mechones de su frente.

Ross no dejaba de tiritar.

"Vé a darte una duchar, no quiero que te enfermes".

Él negó con la cabeza.

Ross: No, enserio, estoy bien. No me quiero perder la lluvia de estrellas -dijo ansioso haciéndome sonreír.

Rydel se acercó a nosotros y despeinó un poco el cabello de Ross.

Rydel: Quiero que vayas a darte una ducha. No quiero que cojas frío -ordenó justo lo que había dicho yo segundos atrás.

Ross: Eso me acaba de decir ____, pero no quiero perderme la lluvia de estrellas. Sólo será un momento, ¿si? -dijo intentando convencerla.

Rydel: Está bien...

No insistió más y se fue dejándonos solos.

Y la verdad era que insistir con él era una pérdida de tiempo.

Era bastante cabezón en algunas ocasiones y esta era una de ellas.

Pero aún así, me preocupaba que enfermara.

No me había dado cuenta de que estábamos los dos solos en el patio trasero.

¿Cuándo se habían ido?

Ross: ¿____?...

Reaccioné al instante un poco avergonzada e hice contacto visual con él.

Ross me miró riendo y volvió a hablar.

Ross: Dije que si quieres que nos sentemos allí -habló señalando el fondo del patio donde había una pared que separaba el patio de los Lynch's del vecino trasero.

Me encogí de hombros y caminamos hasta la pared.

Nos sentamos en el césped y apoyamos nuestras espaldas en la pared de piedra.

Miré el cielo y observé algunas estrellas.

El barrio dónde vivíamos estaba a las afueras de la ciudad y la luz de las farolas eran algo tenue así que era el lugar perfecto para ver esta lluvia de estrellas.

Sinceramente, nunca había visto una lluvia de estrellas.

Decían que era algo mágico y que si pedías un deseo mientras que una de ellas se movía, ese deseo se podía cumplir.

Tenía tantos deseos que quería que alguno de ellos se hiciera realidad.

Ross: ¿____?... -volvió a repetir.

Yo salí de mi trance y lo miré desconcertada.

Él rió una vez más mientras que sentía mis mejillas arder.

Ross: ¿En qué piensas, ____? Hay muchas veces que se te olvida poner los pies sobre la tierra y te vas a Júpiter -dijo en tono burlón.

Alcé mis hombros sin saber que responder y esbocé una pequeña sonrisa.

Ross murmuró algo que no pude escuchar bien y dirigió su vista al cielo estrellado.

Imité su acción sin darle mucha importancia a lo que había murmurado y busqué alguna estrella que se moviera.

Estaba ansiosa.

Pasaron varios minutos pero todas seguían inmóviles.

Un estornudo proveniente de Ross hizo que lo mirara algo preocupada.

Si seguía aquí empapado, podría pillar un catarro bastante grave.

"Ve a tu habitación y date una ducha de agua caliente, por favor. No quiero que enfermes..."

Mis ruegos no sirvieron de nada.

Negó con la cabeza mientras que se rascaba la nariz, ligeramente roja, con su mano derecha.

Ross: Estoy bien, de veras. No te preocupes por mí... -habló tratando de sonar convincente.

No me quedó más remedio que asentir con la cabeza, aún no muy segura.

Dirigí mi vista a la hierba y empecé a jugar con ella como nena de 5 años.

Sentí como Ross se acercaba a mí y pasaba un brazo por encima de mis hombros.

Ross: ¿Me abrazas? -preguntó tímido.

Mis ojos conectaron con los suyos y asentí.

Rodeé su cintura con mis delgados brazos mientras que apoyaba mi cabeza en su pecho y parte de su hombro.

En cambio, el rodeó mi espalda y cintura con sus fuertes brazos, sintiéndome protegida, justo después de tapar a ambos con la gran toalla.

Y así quedamos, juntos mirando el cielo en busca de una estrella fugaz.

***

Ross: ¿Cuántos deseos te quedan? -preguntó.

Tan sólo levanté mi dedo índice.

Sólo un deseo.

Un ruido proveniente de la casa captó nuestra atención.

Rocky salía de ella con una caja de pizza en la mano.

Rocky: Pedimos pizza para ustedes -dijo una vez que llegó a nostros y la depositó en nuestro regazo.

Ross: ¡Genial! -exclamó por los dos.

Rocky: ¿Cómo va la lluvia de estrellas? -preguntó curioso mientras que Ross me dejaba de abrazar con un brazo y abría la caja.

Yo levanté el pulgar de mi mano derecha y al mismo tiempo sonreí.

Rocky sonrió también y Ross se llevó un pedazo de pizza a la boca.

Me decidí agarrar otro también, así que también me lo llevé a la boca.

Rocky: ¿Necesitáis algo? ¿Estáis bien? ¿No tenéis frío? -insistió un poco preocupado.

Nosotros negamos con la cabeza a la vez.

Ross mentía.

Él se la había pasado temblando de vez en cuando y cuando eso ocurría, me abrazaba más fuerte.

Sin embargo, decidí no decir nada.

Rocky, sin decir nada más se fue.

Luego de un rato, hablando, riendo y mirando las estrellas, un gran destello junto con un estruendo hizo que diera un respingo.

Ross soltó una carcajada y me abrazó más fuerte.

Ross: ¡Fue increíble! ¿Lo viste?

Yo negué con la cabeza.

"Sólo lo escuché".

Él hizo una mueca de disgusto y acarició levemente mi espalda sobre la tela del pijama.

Volví a dar un respingo cuando otra estrella fugaz igual de grande que la anterior pasó por enfrente de nuestras narices.

Su estela era azul y pude distinguir perfectamente la gran piedra.

Ross, al ver mi cara, soltó otra gran carcajada, provocando que se llevara un golpe de mi parte.

Ni siquiera le importó y siguió riendo.

De veras que este chico me mataba.

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19 de Noviembre de 2018.

A Silent Voice | Ross Lynch & Tu • Finalizada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora