—Apuesto mi eternidad de condena a que ni siquiera fue a su casa antes de venir aquí— me dijo Ryan sonriendo cuando entré en su celda.
Él estaba sentado en lo más lejos de la puerta posible y yo me senté en lo más cerca sin saber que más hacer.
—Su caso no es alentador— susurré. —Me sorprende que no lo hayan ejecutado en cuanto lo vieron.
Ryan se levantó de su lugar y fue a ponerse en cuclillas frente a mí.
—No tema por mi vida, Doc. Ya me libré de muchas...
—No me puse frente a una bala por usted para que un grupo de toletes lo condenen a muerte.
Una carcajada amarga salió de lo más profundo de su garganta.
—¿En qué te convertiste, correcta y perfecta Doctora Hokin?.
La situación me resultaba dolorosa, entonces lo tome del cuello y lo atraje hasta mí para juntar dulcemente nuestros labios. Solo así pude evitar comenzar a llorar.
El beso se volvió tan lento al final que nos separamos sin dejar de vernos a los ojos de cerca.—Tiene que testificar en mi contra.
—Ni aunque el título de mentalmente incapacitada fuera real.
—Por favor— me tomó ambas manos y las besó. —Te lo ruego, Denisse.
—¿Quieres que te maten? ¿Es eso? ¿No te importa lo que yo siento?.
—No pienso en nadie además de ti cuando te digo que lo hagas.
—Haría que te mataran...
—Y que te quitaran el título de incompetencia mental para que sigas con tu vida normal cotidiana.
—Yo no quiero eso— declare firme. —Te quiero a ti. Al diablo mi carrera.
Me sonrió con amargura.
—Está completamente loca— me acarició el cabello. —Ya no van a tocarle un pelo por mi culpa, no la pondré en peligro si piensan que me odia así que hágales creer eso. Que sus peores días los pasó conmigo y que cada segundo a partir de ahora lo valorará como una oportunidad nueva que le otorgaron los esfuerzos de la increíble policía de este país para vivir plenamente.
—Todo eso son mentiras— comencé a negar con la cabeza.
—Lo segundo no— sonrió. —Aunque tengo que aceptar que varios de esos fueron los mejores para mí.
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Ahí te liberaré...
Roman d'amour-Le mentiría si le dijera que fui así de frío lastimando a las personas como lo soy ahora con mis compañeros de celda- soltó una risa pequeña. -Me ocurría lo mismo con un arma en ese entonces que a usted conmigo. Fruncí el ceño. -¿Qué cosa?. -Le da...