No sé bien como describir lo que experimentaba en ese momento.
Todo pasaba a la vez, pero al mismo tiempo no pasaba nada. Se había vuelto habitual para mí esta situación al grado de que me preocupaba quedarme con esta a sensación si algún día podía llegar a estar a salvo y con la persona que amo a mi lado.La madera en la que estoy sentada es fría, lo puedo sentir en las piernas atravesando la tela de mi falda de tubo ajustada. Estaba vestida como siempre y mis labios tenían de nuevo el rojo vino de mi labial favorito, pero era solo algo que yo me había puesto para ver si me daban la misma seguridad de días pasados.
No había un labial rojo vino en la tierra que no hiciera a una mujer tener seguridad.
Me temblaban las piernas y las manos sin importar cuantas veces había repasado mentalmente mis líneas.
Sabía lo que tenía que decir si todo salía como lo planeamos con Jared, pero mi familia no había sido tan fácil de convencer como creyó él.
Ahora mismo estaba esperando a que Jared entrara por las puertas de la sala del juzgado y me diera la señal para recitar nuestra cuartada, para decir la verdad.Si mi madre no aceptara que Jared "mi futuro esposo" se convirtiera en mi tutor legar, tendría que decir que estaba agradecida con la policía por rescatarme. Eso significaba que yo me salvaba de la ley y los tutores legales, pero tendríamos menos de un par de días para sacar a Ryan de la cárcel o lo ejecutarían.
Si aceptaban, entonces Jared diría que si soy capaz de pesar coherentemente y que no pienso agregar mi secuestro al expediente de Ryan.
No podrían ejecutarlo, yo soy libre y solo tendríamos que preocuparnos por como conseguiríamos que él escapara de nuevo de la cárcel, algo que claro estaría dispuesta a soportar incluso si tenemos que escapar al otro lado del mundo.Sin embargo ni Jared ni mi madre aparecieron a la hora del inicio de la sesión. Por eso estaba nerviosa.
No sabía cuál de las dos versiones tendría que utilizar ni qué final tendría.
Decidí que no importaba si miraba fijamente a Ryan con uniforme gris esposado en una parte lejana del lugar, todos iban a malinterpretar mi mirada como suelen hacerlo.
Él me guiñó un ojo y me sonrió, no pude evitar devolvérsela.—Bueno, comencemos con esto para que pueda retirarse, Doctora Hokin. ¿Puedo llamarla Denisse?.
—No— dije sin pensar. A Ryan parecía divertirle como trataba al abogado. —Digo, no podemos iniciar aun sin mi tutor legal, ¿o no?.
—Si podemos...
—No, no es así. Soy mentalmente incompetente y necesitan a alguien que se haga cargo de mí y diga si estoy loca o no mientras les digo mi testimonio.
Ryan seguía sonriendo y negando con la cabeza divertido. Estaba disfrutando esto a pesar de que corría peligro de ser condenado a muerte.
Si él no tenía miedo, ¿por qué tenerlo yo?.—Pero puede comenzar por contestar unas preguntas— señaló el juez.
Maldito anciano amargado.
—De acuerdo— acepté de mala gana.
El abogado sonrió como el gato de Alicia en el País de las Maravillas y se acomodó el saco. Por alguna razón mis pensamientos volaron hacia la imagen de una mosca frotando sus patas antes de comenzar a molestar a la gente.
—Muy bien, Doctora. Comience por contarme cómo terminó por conocer al acusado.
Miré a Ryan y clave mis ojos en los suyos buscando algo de valor. Me sonrió tranquilo y no necesite nada más.
Era una pregunta fácil y sin peligros.
—Quería escribir un libro sobre conducta criminal y sus causas— dije segura.
—Es curioso porque cada vez que voy a una biblioteca encuentro muchos títulos con esa temática.
¿Va a escucharme o a cuestionarme?.
—Sí, pero ninguno dice "Denisse Hokin" en la portada, ¿o sí?— sonreí orgullosa de mi respuesta.
—Bueno, eso es verdad. Es usted muy astuta— por sobre su hombro vi divertida como Ryan arqueaba una ceja. El abogado se estaba pasando de la raya. —¿Entonces qué pasó?.
—Ya tenía la idea, entonces fui al penal para buscar a mi sujeto. Quería que fuera el más peligroso y despiadado de todos. Uno con el historial más lleno que yo misma de ganas por escribir ese libro.
—¿A quién conoció entonces?— pregunto confiado en que comenzara a contarle sobre Ryan.
Me fui por otro camino distinto al que él quería llevarme.
—A Jared Ívon— suspiré. —Era mi acompañante.
El abogado dio un paso hacia mí.
—Al sujeto, Doctora. Me refiero al sujeto que conoció para su investigación.
—Oh, disculpe usted— me aclare la garganta. —Conocí al señor Ryan Tucker.
—Entonces usted está diciendo y acepta que ese hombre es el más peligroso criminal del país.
Malditos abogados.
Mi seguridad se desplomó y mis defensas se ablandaron. Me estaba engañando a mí misma, no importaba lo mucho que lo evadiera, incluso si solo decía un sí o un no, ese hombre encontraría la manera de manipular mis respuestas a favor de la condena a muerte de Ryan.—Sí, estoy consciente— miré a Ryan y él asintió.
Pensaba que dejaría que lo condenaran sin intentar salvarlo.
—¿Fue Ryan Tucker quien ocasionó el motín en el penal para escapar, Doctora? Recuerde que está bajo juramento.
Mis manos temblaron.
—Sí, fue él.
El abogado me estaba llevando por donde quería para que contestara lo que le convenía.
No me dejaría evadirlo por mucho tiempo y Jared no se había aparecido aun.¿Qué se supone que debía hacer ahora? ¿Usar la versión de la historia que no me gustaba para salvarme y después quizá salvarlo a él?.
Aun si yo me salvara de que me encerraran en un hospital psiquiátrico habría muchas posibilidades de que Ryan no sobreviviera por mucho. ¿Tenía que arriesgar su vida para conservar mi reputación?.Levante la mirada del suelo y la dirigí a los ojos el preso que me observaba esposado. Su sonrisa era de aceptación y calma.
Me estaba diciendo que estaba bien que me salvara, sus ojos me pedían que no me preocupara por él.No.
Definitivamente no iba a arriesgar su vida de ninguna manera.
—Él la secuestró, ¿no es así?.
Ryan se mordió los labios borrando su sonrisa. Estaba reprimiendo algo, pero no era sus habituales bromas. Estaba reprimiendo algo más triste.
—Si— y con la lagrima que derramó me di cuenta de que era tristeza lo que se estaba guardando.
Quería correr a decirle que no le ocurriría nada malo, que yo iba a encargarme de que estuviéramos juntos mucho tiempo más.
—Cuénteme cómo pasó todo, Doctora Hokin, y necesito la verdad.
Era demasiado vívido para estar en mi pesadilla recurrente, pero se parecía tanto que no podía evitar pensar que me encontraba en ella
La sala del juzgado, la voz aterradora muy parecida a la del abogado y el arma mortal que tenía en mi poder: mi testimonio. Ese hombre me pedía que asesinara a Ryan.Sus ojos ya no estaban sobre mí, pero no necesité que lo estuvieran para llenarme de valor.
¿Quería la verdad?
Pues era justo lo que iba a darle.
ESTÁS LEYENDO
Ahí te liberaré...
Roman d'amour-Le mentiría si le dijera que fui así de frío lastimando a las personas como lo soy ahora con mis compañeros de celda- soltó una risa pequeña. -Me ocurría lo mismo con un arma en ese entonces que a usted conmigo. Fruncí el ceño. -¿Qué cosa?. -Le da...