Los dos subimos a toda prisa a la patrulla de Jared.
Estábamos serios y en silencio hasta que en el camino yo me reí entre dientes.
—¿Qué?— preguntó Ívon evitando mirarme.
—Nada. Solo me parece gracioso que yo esté de copiloto en tu patrulla y no esposado en la parte de atrás.
—No estoy muy cómodo con esta situación, no te rías— soltó enfadado.
—Y tú no dejes de acelerar, Ívon, mi chica está en peligro.
Suspiró. Me gustaba su expresión irritada, más aun porque sabía que yo era el causante.
—No menciones esto nunca— dijo antes de encender la sirena.
Mágicamente todos los autos se hicieron a un lado y recorrimos el doble de rápido la carretera.
Esperaba que fuera suficiente para poder llegar con mi Doctora antes de que el policía del que me había hablado Ívon regresara.
No porque no quisiera asesinarlo, claro, sino porque eso me retrasaría.
Jared apagó la sirena un poco antes de llegar a un edificio con departamentos.
—Es aquí— dijo y yo prácticamente salté fuera del vehículo. —¡Espera!.
—¿Dónde...?
—En número uno, pero detente.
—Ya me trajiste a ella, ahora puedes comenzar a correr...
—El otro está ahí— señaló la entrada y a una patrulla en el aparcamiento.
Suspiré pero no de preocupación.
Tendría que golpear a alguien.
—Lo que dije: puedes comenzar a correr.
Entré en el aparcamiento y pasé tranquilo por la entrada.
Un pasillo oscuro llevaba a muchas puertas con números pintados. Busqué con la mirada el número uno y llamé a la puerta.
Lo sé, muy teatral, pero era solo para no tener que tirarla.
—¡Llegaron sus donas!— dije fuerte sin entusiasmo.
Me puse en guardia y me preparé.
Abrió la puerta en menos de dos minutos.
—Yo no pedí ningunas do...— mi puño de estrelló contra su estómago y después mi codo en su rostro.
Solo cuando estuvo inconsciente en el suelo me percaté de que Ívon estaba detrás de mí.
—¡Fantástico! Agreguémosle más cargos a tu historial— dijo horrorizado. —¿No se supone que en la cárcel quedaron prohibidos los entrenamientos de artes marciales mixtas?.
—¿Talento natural?— pregunte.
—Eres incorregible...
—¡Si no la hubiera tocado no lo hubiera noqueado! Lo cual me recuerda que debes irte o te mataré dentro de unos minutos.
—No me iré.
—Bien— le di la espalda. —No es como que no quiera hacerlo.
Entré en el departamento saltando al tipo en el suelo y la busqué.
En primer instancia no vi nada, la sala estaba vacía, pero después...
—¡Ryan! ¡Ryan!...
Miré a Ívon y él estaba igual de sorprendido que yo.
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Ahí te liberaré...
Storie d'amore-Le mentiría si le dijera que fui así de frío lastimando a las personas como lo soy ahora con mis compañeros de celda- soltó una risa pequeña. -Me ocurría lo mismo con un arma en ese entonces que a usted conmigo. Fruncí el ceño. -¿Qué cosa?. -Le da...