Notaba como el sol estaba dándome en la espalda y me la estaba quemando, pero tenía sueño así que no me moleste en cambiarme de postura. Llevaba desde por la mañana en la playa con mi hermana. Hoy era el segundo día aquí en Marbella, así que decidí aprovecharlo al máximo. Estaba muy emocionada, ya que esta noche, Hugo me prometió que me llevaría a dar una vuelta a Puerto Banus. Por lo que decidí pasar todo el día tomando el sol en la playa para estar más morena y para que el conjunto de esta noche me sentara mucho más sexy.
- Tía, no me contaste lo de ayer - dice de repente mi hermana.
- ¿El qué?
- Pues lo de Dani, cuando fuistes a hablar con él.
- Ah, sí - me doy la vuelta y me siento en la toalla - Pues me pidió perdón, y me dijo que empezarámos de cero.
- ¡¿De cero cómo?! - salta mi hermana asombrada, pillando el doble sentido de la frase.
- Una relación nueva.
- ¡¿De royo?! - niego con cara de asco. - ¿De amigos? - vuelvo a negar con la cabeza.
- De conocidos, por ahora. Ni quiero ni tendremos una relación de algo más que amigos.
- Por ahora - dice con una sonrisilla.
Suspiro y no le hago caso a dicho comentario. Esta piensa que volveré a caer en el juego de Dani, y que estará todo el día viéndolo en casa, pues que sueñe, que es gratis.
- No has contestado.... - tararea disimulada.
- Que te quede claro que después de lo que me hizo jamás volveré a tener ningún tipo de voto de confianza hacia él. Así que si quieres verlos muchas veces te vas a perseguirlos por todas las firmas que hagan en España como las fan esas locas que me enseñas en el móvil - me pingo en pie y empiezo a sacudir la toalla - Y vamonos ya, que a las 9 y media he quedado con Hugo.
(...)
Enfoco bien la cámara del móvil y hago una foto a las vistas que hay desde la terraza del hotel. Lo bueno de todo es que me encuentro en ropa interior, sí, en bragas, bueno especialmente en tanga. Mi hermana se acaba de ir con sus amigas a jugar al pin pon a las pistas del hotel, así que estaba sola. Me había duchado y estaba esperando a que se me secara un poco el pelo, ya que el secador del baño iba como la mierda de mal. La verdad es que estar semi desnuda en la terraza del hotel, con el fresquito dándote en todo el cuerpo, era como estar en el paraíso. De repente el ruido de la puerta me saca de mis pensamientos. Pienso que puede ser mi hermana que probablemente se Le haya olvidado algo.
Abro la puerta dejando que se me viera todo, cuando veo a un Dani perplejo justo delante mirándome con cara de asombro. No me salian las palabras.
- Em...vale - dice Dani muriéndose de la risa - bonito tanga.
Creo que ahora mismo mi cara va a explotar y va a formar la nueva tomatina de Marbella.
- Gracias - Contesto cortante y le cierro la puerta en sus narices.
No debería haber echo eso, pero joder, parecía que venía a echar un polvo conmigo y yo le estaba esperando en modo conejita sexy. Me quedé más tranquila al haber cerrado la puerta, la verdad, es como quitarte un peso de encima. Mire el reloj y casi pego un grito al darme cuenta de que solo faltaban 15 minutos para irme con Hugo a Puerto Banus. Me puse el vestido rápido y los tacones, me pasé las planchas por el pelo y agradecí estar ya maquillada de antes.
Al bajar a recepción me encontré con Hugo, estaba super sexy con lo que llevaba puesto, aunque si os soy sincera, me parece que con su unifome de segurata está mucho más sexy.
- Qué guapa estas, y qué bien te queda este vestido, ¿estas más morena?
- Gracias, tú también estás genial - sonrio y le doy dos besos como saludo - Me he llevado todo el día tomando el sol en la playa, ¿a que me sienta fenomenal el moreno?
- Desde luego - dice con una sonrisa pícara. Pena que Hugo tenga novia, sino lo dejo fino filipino.
Fuimos a Puerto Banus, comimos en un restaurante bastente bueno, y después fuimos a dar una vuelta por la parte de los barcos, o mejor dicho yates de lujo. Hugo y yo estuvimos charlando un rato y hablando de cosas muy variadas. Me tranmite muchísima confianza, ¿ por qué tiene que tener una puñetera novia joder?
- ¿Valeria? - dice una voz justo detrás de mi. Me doy la vuelta y ¡la madre qué lo parió! ¡Jesús!
- ¿Jesús? - Me acerco rápidamente a él y le doy dos besos y un abrazo. - ¡Qué guapo estás!
- ¿Tú te has visto? Has cambiado muchísimo, estas guapísima - me dice echándome una mirada de cuerpo entero - ¡Cuanto tiempo! ¡ Que sorpresa verte!
Estuvimos hablando unos 5 minutos hasta que Jesús nos invitó a pasar dentro del gran yate donde supuestamente estaban pasando el rato con unos amigos.
- Pasad dentro, os presentare a mis colegas - dice Jesús tan generoso como siempre, me pregunto si estará Dani con ellos dentro.
Entramos en el gran yate y había unos cuantos chicos y 2 chicas que por lo visto eran las novias de los amigos de Jesús.Todos estaban bebiendo cerveza o algún que otro cubata y había un altavoz con música para animar la cosa.
- Esta es Valeria, una amiga de Barcelona y este es Hugo, un colega del hotel.
Los chicos y las chicas eran bastante agradables y me saludaron uno a uno. Nos ofrecieron una copa y estuvimos charlando un buen rato.
- Bueno, mañana iremos con el yate por la costa a pasar el día, si queréis veniros invitados estáis - nos dijo Jaime, uno de los amigos de Jesús, que era el dueño del yate.
- Mañana termina el Gemelier Weekend, así que genial, podrías venirte a pasar el día Val - me dice Jesús con una sonrisa.
- Claro - Hugo también acepta, ya que mañana tiene día libre y todos aplauden modo celebración. Me han caido genial los amigos de Jesús.
(...)
Intento hacer el mínimo ruido posible al entrar en la habitación del hotel para no despertar a Paula. Me quito los tacones y ando de puntillas alumbrando con la linterna del móvil para no caerme ni chocarme con nada. De repente la luz de enciende y aparece mi hermana sentada en la cama, cual madre cuando te pilla recién llegada de una fiesta.
- Qué susto me has dado - digo con la mano puesta en el corazón - deberías estar durmiendo, ¿sabes qué hora es? - me quito el vestido y me tiro en la cama - qué cansada estoy.
- ¿Has bebido? - dice con cara rara.
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Déjame Quererte → Gemeliers
Teen FictionQue raro es ese momento en el que dos personas se cruzan sin saber que van a terminar queriéndose.