Clara:
Llegué a la casa bostezando de pereza. Mis padres estaban en casa, o eso era lo que indicaban sus carros ejecutivos negros aparcados en el porche de la casa.
Entré a la sala y miré con curiosidad la oscuridad que transcurría en ésta misma. Las luces de afuera se filtraban en pequeños brillos por diferentes partes de la casa. Fruncí ligeramente el ceño con confusión.
Caminé hasta la cocina, pasé mi mano delicadamente por la mesa de mármol molido.
—Madre...—susurré, en tono vacilante. De repente el sueño que tenía se había esfumado.
Siempre me gustaba ser bullosa con mis padres. Al principio fue para llamar la atención, pero con el tiempo empezó a ser por antipátidez.
—Padre...—sonreí maleficamente.
Probablemente estarían durmiendo o descansando, o eso al menos era lo que indicaban las luces apagadas.
Caminé hasta la escalera y activé mi oído, no escuché nada. Me encogí de hombros, inocentemente.
Subí los primeros escaleros y pude escuchar algo muy bajo. Un gemido.
Mi cara se deformó en un dilema seguramente y mis ojos se abrieron cómo platos al sólo imaginarme a mis padres en una situación comprometedora.
Pisé otro escalón cautelosamente, procurando no hacer ni el más mínimo ruído. Otro gemido, lleno de placer y cansansio.
Ay no, mi mano acarició mi cabello, desperada. ¿Ven mi suerte?
Subí las escaleras sigilosamente con la intensión de largarme de allí e irme a mi cuarto, pero un gruñido, probablemente producido por mi padre me detuvo parándome en seco. Abrí los ojos dejándolos cómo platos.
—¡Más rápido!—se quejó mi madre en un grito desesperado.
—Mierda.—mascullé. Al caminar a la puerta de mi habitación escuché el chirrido de una cama en movimiento. Estos viejos nunca se cansan. ¿Qué no sólo los jóvenes tienen derecho hacer sexo? Aparentemente, no.
Mi madre no era vieja, mucho menos fea. Tenía una piel muy suave, piernas largas y esbeltas, caderas delineadas, una muñeca barbie; sólo que no era rubia. Tenía el cabello color castaño, teñido de rojo que no resaltaba mucho. Ojos verdosos. Tenía treinta y ocho años.
Mi padre no era tan viejo, tampoco. Tenía los ojos negros, cabello negro, del mismo tamaño que mi madre, y bueno, no lo describiré más porque si no, me traumo. Tenía cuarenta años.
Entré a mi cuarto y rápidamente busqué en mis cajones de ropa desesperadamente. Con una señal victoriosa de mi parte, encontré lo que buscaba. Mis cascos, suspiré y me tiré de espalda a la cama.
Me quejé en un gemido adolorido al darme cuenta de que mi cama no era tan suave cómo aparentaba.
Puse Demons de Imagine Dragons, y empezó a sonar, seguido de otras.
*******
Domingo, 14:23.
Mi celular suena con el típico "Wistle" asi que me levanto de la cama hasta agarrar mi celular.
Daniela: En el parque a las cuatro, ya. No acepto un "No" por respuesta.
Sinceramente, no quería ir, estaba muy cansada y estaba en mis días. Si saben a lo que me refiero; y no hay peor cosa que ir al parque cuando estás en tus días.
Pues, lo hice todo en cámara lenta.
Lavarme los dientes, peinarme el cabello. Me miré al espejo.
Debería hacerme mechas.—pensé. Sólo serían unas partes de cabellos rubios, nada malo.
Y bueno, vestirme. Unos pantalones ajustados de color negro, con una camisa alargada por la parte de atrás y transparente pero de un color crema. Me hice una coleta un poco descuidada, busqué mis lentes, mi bolso de medio lado que tanto amaba y...
¡Wolah! Estaba lista.
Yo: Daniush, ya voy saliendo.
Para: Daniush.
Bajo a la cocina y veo cómo mi madre está lavando los platos que dejamos sucios, mientras mi padre hablaba por teléfono y Karina sonreía cómo boba al celular. Fruncí el ceño para luego sonreír.
¡SE ENAMORÓ!
Tal vez.
Me eché para atrás y conté seis segundos para después hacer mi típica entrada.
—¡Buenos días, familia!—grité, deslizándome por el barandal de las escaleres. Mis manos, obvio. Ni que fuera maniobrista.
Karina pegó un gritito asustado.
El amor ya la puso ingenua.
A mi padre se le cayó el celular.
A mi madre, nada. Sólo se sobresaltó.
Reprimí una carcajada al ver a mi padre intentando agarrar el móvil tirado en el suelo. Creo que tiene problemas de espalda.
—Teresa.—a llamó con voz ronca, yo alcé una seña con picardía.—Pásame el puto móvil que no alcanzo.
*******
—Mira esos chicos de allá.—me señaló Daniela. Giré mi cuello y dirigí mi vista y pude apreciar a los skaters. Me encogí de hombros.
—No, mira los de alla.—señalo Miranda, hice el mismo acto y vi a unos guitarristas que tenían sweaters.
—Estoy en mis días, ni crean que me voy a ir a brincar con los skeaters. ¡A la guitarra!—salté de la banca, dejando sola a Daniela.
—¡¿No y qué no querías brincar?!—me gritó, vacilantemente.
—Nunca cambia.—señaló Miranda, y efectivamente Daniela estaba hablando o coqueteando con unos chicos skeaters.
Nos acercamos a los guitarristas con pasos lentos pero no dramaticos. Miranda tocaba el piano y guitarra, y yo la guitarra. Pero yo era un poco más profesional con la guitarra.
Los chicos levantaron la vista y nos miraron, nos miraban con curiosidad; algunos con sonrisas otros con duda.
Uno se me hizo muy conocido, pero no lo pasé por alto y decidí ignorarlo.
—Hola.—sonrió inocentemente mi amiga.
Todos saludaron un "Hola" descuidado. No entiendo por qué todos los músicos tienen esas voces roncas que te derretían.
—Yo soy Clara—me presenté, todos asintieron con una sonrisa.—, Y mi amiga Miranda.—la miré, ella asintió cortésmente y todos sonrieron igualmente.—¿Qué tocaban?
—Una canción que compuso nuestro amigo aqui. Es el nuevo.—dijo con burla, en un susurro. Yo subí ambas cejas momentáneamente con inercia. Presumido.
—Oh, que mal educado soy. Me llamo Ricky.—dijo el rubio.—Michael.—señaló al moreno.—Paul—señaló a otro.
—Y el nuevo...—sonó una fuerte estruendo, proveniente de algún otro lado que no me dejo escuchar su nombre pero no faltaba que me lo dijeran, ya me lo sabía. Mis ojos seguían agrandados con curiosidad.
—¿Qué haces tú aquí?—pregunté.
******
Jaksjaksjaksj, ¿las dejes con la intriga? Recuerden que las amo<3
—Patty xoxo.
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¿Estamos en Guerra? [CORRIGIENDO ERRORES]
Teen Fiction-¿Sabías que cuando no puedes dormir es porque estás en el sueño de alguien?-pregunto con una pequeña sonrisa. -¿Según como-conquistar-a-una-chica.com? -Lo leí.-se encogió de hombros. -¿En yahoo? -Tal vez. -A veces puedes ser muy misterioso.-me burl...