Nadie es perfecto al 100%
Eso Candice lo sabía. Pero ella tenía que ser perfecta, desde siempre se había presionado a ello.
Sin embargo cualquiera puede equivocarse cuando de tener un corazón roto se trata. Y así cuando su novio la dejó de un día pa...
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—¿Qué hora es?
Abrió un ojo, deseando quedarse ahí, en su cómoda cama para siempre. Las mañanas eran duras, en especial si te habías dormido cerca de las tres de la madrugada y era invierno.
—Son casi las ocho, ¿sabes? Llegarán tarde —espetó Hellen, cruzada de brazos.
Lyd gruñó y se cubrió la cabeza con una almohada. Su madre suspiró cansada.
—Lydia, ya no eres una niña, levántate y vístete, o llegarás tarde y tendrás problemas.
—Pero, mami, ¡no quiero ir! —Dijo, alargando las palabras, como un niño haciendo berrinche.
Hellen la despojó de sus frazadas, tirándolas al suelo.
—Sólo haz lo que te digo, y no hagas esperar a tu novio.
Se levantó velozmente y la miró conmocionada.
—¡¿Qué?!
—Steven vino por ti, está aquí desde hace como 20 minutos.
Se dio un palmface y se levantó rápidamente, corrió a ducharse y recordó la conversación del día anterior.
"¿Quieres que pase por ti mañana?", fue el primer mensaje que envió él.
"Sí, sería genial. Además podríamos ir a desayunar a algún lugar si me despierto temprano". Contestó.
Vaya ironía.
"Bien, estaré ahí a las 7:30, Lyd".
Al terminar de bañarse se vistió rápidamente y cepilló un poco su cabello antes de bajar las escaleras y encontrarse a su novio sentado en el sofá a espaldas de ella, hablando por teléfono.
Sonrió y cuando estaba a punto de saludarlo lo escuchó hablar:
—Ya te dije que lo haré, sólo déjame en paz, ¿sí? Lo haré pronto.
Colgó y lucía molesto, molesto y frustrado.
¿Qué demonios?
—Steve, ¿pasó algo?
Preguntó, frunciendo el ceño.
Su novio se sorprendió, pero luego sólo le sonrió y se levantó para saludarla.
