Nadie es perfecto al 100%
Eso Candice lo sabía. Pero ella tenía que ser perfecta, desde siempre se había presionado a ello.
Sin embargo cualquiera puede equivocarse cuando de tener un corazón roto se trata. Y así cuando su novio la dejó de un día pa...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
-¿Qué diantres haces aquí?
Blake sonrió y Chelsey frunció el ceño pero luego rió.
-Así que, ¿Blake? Tu voz me suena conocida, ¿sabes? -expresó con sorna, refiriéndose a la llamada.
-Eh... no sé de qué habla.
Blake fingió inocencia, tensándose al escucharla hablar.
-De una adorable llamada, tal vez. -Su tono fue de advertencia-. Espero que se diviertan, terminaré de comer en mi cuarto, el cual está muuuy cerca de aquí.
La tía de Candy había desconfíado un poco de él, pero no parecía molesta tampoco. Le divertía asustarlo ya que con sólo obervar su actitud con Candice pudo notar qué clase de relación tenían ellos dos.
Cuando se quedaron solos, Candice alzó una ceja y se cruzó de brazos, intentando verse amenazante, lo que le causó gracia a Blake, porque se veía como cualquier cosa menos eso.
-¿Me dirás por qué estás aquí, Donovan? Que yo sepa, jamás te comenté sobre mi paradero.
Se encogió de hombros.
-Tengo contactos, Finnstone.
Pasaron los minutos, la tía de Candy salió y comenzó a conversar con Blake acerca de distintas cosas, hasta que se hizo de tarde. Las 18:24 p.m., para ser exactos.
A Chelsey se le ocurrió una idea.
-Hey, Candy, ¿por qué no vas a cortar un poco de leña afuera? Pero hacia adentro del bosque porque los vecinos se pueden molestar.
La rubia mayor frunció el ceño.
-Es tarde, si voy sola sería algo peligroso, ¿no teníamos leña ya?
Su tía negó con la cabeza.
-No, así que ve, cariño. Pero si crees que es peligroso, Blake podría acompañarte, ¿no? -Miró al chico y este asintió.
Candice se levantó y caminó hasta llegar a la puerta, tomó su chaqueta y se la puso.
-¿Sabes qué? El bosque no es tan peligroso.
Avanzó y cerró detrás de sí. Blake y Chelsey se quedaron solos y ahí fue cuando la mujer presenció una de las pocas sonrisas verdaderas que el muchacho hacía.
-Ya voy, no me mire así, señora.
Caminó y salió por el mismo lugar que Candice. Al estar fuera, divisó su cabellera y sin más la siguió.
