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¿Por qué tenía que soñar con esos labios? ¿Con su mirada azul y sus cabellos dorados?
La pregunta que Blake se hacía era, ¿por qué pensaba tanto en Candice Finnstone? Puede que lo que habían tenido en la disco era inusual. Su relación se basaba en un hecho que no a todo el mundo le sucede. Ella le había pedido que la llamara, sin quiera darle su número en primer lugar, lo había hecho por mero estado de ebriedad.
Y aún así, él había deseado perseguirla para pedírselo.
¿Por qué? ¿Por qué si quería a otra persona? O bueno, le gustaba porque, no amaba a Esther. Sólo la quería desde que se había dado cuenta de que tenía ganas de besarla, de estar con ella de otra manera que la amistad.
Esther amaba las novelas de romance, los libros de romance, y aunque no ocupaba la mayoría de su tiempo en ello, siempre le había comentado frases cursis que le gustaban. El sólo enamorse era cursi.
Blake Donovan no era cursi, ningún Donovan lo era porque su familia era así. Su madre, su padre; ambos trabajaban juntos en una gran empresa y aún así mantenían su distancia ya que no eran personas muy "cálidas" con otros. Puede que su madre le demostrara más su cariño enviándole mensajes durante la semana, para saber sobre su estado. No obstante, a su padre no parecía importarle mucho, era frío y siempre se preocupaba por su trabajo. Con las únicas personas que lo había visto liberarse y no ser tan serio, eran con su madre —cosa que vio a escondidas porque en público no lo era—, y con Hank. Quizás por eso le tenía tanta confianza a él; porque era completamente distinto a su papá. Se conocían desde la escuela y eran mejores amigos, en una reunión Blake, de pequeño, acompañó a su padre y este lo dejó solo en un asiento esperándolo.
Conoció a Hank ya que le ofreció comprarle un bocadillo de esos que les encantan a los niños. Lo había visto con su padre. Él se sentó a su lado y comenzó a tener una conversación con el niño. Al poco tiempo se fueron haciendo cercanos y, ahora era casi tanto su amigo como lo era de su padre.
Pero no podía ser como Hank. No podía decirle a Esther que la quería. No podía porque una vez ya lo había hecho y ella no había correspondido sus sentimientos. ¿Con qué sentido lo haría otra vez? Si bien había transcurrido un poco de tiempo, no era el suficiente como para que su amiga se enamorara de él.
Debía intentar que ella lo viera de esa forma. Un libro no podía lograr eso, ni toda la saga. Un objeto material no podía cambiar los sentimientos de alguien.
Debía pensar en ella, ya que la quería. Le gustaba.
Y aún así, sólo pensaba en Candice. En ella y en el beso que le había dado antes de que Hank se le propusiera a Hellen.
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Call Me or Fuck You
Teen FictionNadie es perfecto al 100% Eso Candice lo sabía. Pero ella tenía que ser perfecta, desde siempre se había presionado a ello. Sin embargo cualquiera puede equivocarse cuando de tener un corazón roto se trata. Y así cuando su novio la dejó de un día pa...